Jorge Aceituna (chef) y Alexandru Marcu (maître) ya han salido en alguna ocasión en estas páginas. Los ya expropietarios de 'La Meancera' ensalzaban el producto hurdano en este pequeño restaurante ubicado en El Gasco. Defensores de nuestras tradiciones y recetas, en su menú degustación había carne de un matadero de Caminomorisco, verduras de los huertos hurdanos, especias salvajes de los montes vecinos y los cabritos los criaban unas señoras del pueblo.
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Y aunque hablemos en pretérito porque la historia de 'La Meancera' pertenece al pasado, la de ellos y sus productos de calidad, no. Jorge y Alex han abierto hace escasos días 'El Moral de las Hurdes'. Tras cinco o seis meses de parón, el gusanillo de la hostelería les ha vuelto a picar y se han embarcado en este nuevo proyecto en el poblado de Horcajo, cerca de Pinofranqueado. No abandonan sus Hurdes queridas.
El nuevo establecimiento se ubica en mitad de la montaña, en una casa de antiguos monteros reformada y customizada en un restaurante. Para llegar, hay que subir la cuesta del Calvario. Pero han ganado en accesibilidad, pues a pesar de su altura, es 100% accesible para personas con movilidad reducida, y en capacidad, ya que cuenta con varias mesas más. Además, dispone de una maravillosa terraza que da a las montañas del Gasco, concretamente al valle Horcajo, por lo que es posible admirar el encuentro de los ríos mientras se degusta su comida.
En cuanto a la propuesta gastronómica, es la misma: proveedores locales y economía circular, aunque han ampliado con algo de pescado fresco. De tal forma que el menú 'Horcajo' ofrece tres entrantes y una parrillada de carne o verduras, más un surtido de postres caseros que va desde los más modernos hasta los más antiguos (brownie, tarta de queso, pudín y una delicia hurdana que aseguran que ya no se puede quitar y que Jorge elabora con castaña pilonga: los socochones). Mientras que el nuevo menú 'El Moral de las Hurdes' incorpora una parrillada más: de pescado o marisco.
Asimismo, próximamente abrirán por las noches los viernes y sábados para ofrecer los platos más icónicos de su carta: el ya famoso paté de cabrito, los carpaccios de atún y de salmón o el tartar y el ceviche. También cuentan con un buen surtido de cortes de ibérico (pluma, secreto, lágrimas, solomillo, presa, lagarto y abanico), los cuales trabajan en la piedra caliente. En cuanto a vinos, han colocado una cava con unas 75 referencias, entre las que predominan los extremeños, pues Jorge tiene un especial empeño en promocionar los Ribera del Guadiana, pero también disponen de otras DO.
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Además de las seis mesas de su terraza 'infinita', 'El Moral de las Hurdes' cuenta con un salón privado con capacidad para diez o doce personas. El salón principal acoge a 32 comensales. Y han seguido en su línea de showcooking, manteniendo su cocina abierta para que los clientes vean la transparencia y honestidad con la que elaboran su cocina rural extremeña.
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