alba baranda
Jueves, 3 de noviembre 2022
Un total de 46 cocineros participarán los próximos 7, 8 y 9 de noviembre en la fase final del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid. El porcentaje extremeño es pequeño, pero la apuesta es firme. Alberto Montes, de Atrio, y Rocío Maya, de La Taberna de Noa, no son novatos en este cónclave y llevan dos tapas que seguro darán mucho que hablar.
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La del chef placentino, responsable del área de I+D del biestrellado Atrio, se titula 'Tómate un baño' y consiste en una empanadilla de tomate que, a su vez, procede de la receta de sopa de tomate extremeña. La sopa, muy concentrada y ligada con almidón de maíz, está rebozada con pasta kataifi y frita. Alberto espolvorea pimentón y añade un poco de mayonesa de curry para completar esta tapa tan original, ya que la comida conforma el pelo de una mujer bañándose en una bañera repleta de espuma, que no es otra cosa que un aire de hierbabuena.
«Yo trabajo y creo platos según me sale. Hay veces que parto de una receta, otras de un entorno o de un objeto. En este caso fue de esto último, ya que vi el objeto y me pareció interesante y gracioso. Mi objetivo es que la primera impresión del jurado sea '¡Cómo mola!'». Y es que este artista de los fogones ha participado ya nueve veces en este concurso y sabe que para que la elaboración tenga éxito debe ser pequeña, comerse con la mano y poder servir 20-30 unidades rápido. En definitiva: una tapa.
Alberto Montes ganó este concurso en 2016 y quedó subcampeón del mundo en 2017. Además, viene de proclamarse campeón en la sexta edición del Asian Culinary Awards con su ramen castizo y también se llevó en abril el Concurso de la Gamba Roja de Dénia.
El nivel de las tapas que suelen concurrir en este concurso es cada año más alto. Los cocineros se exprimen para realizar un plato atractivo, sabroso y con un juego de palabras que lo defina. Lo ha hecho Montes y también Rocío Maya, la otra representante extremeña. La propietaria y chef de La Taberna de Noa presentará el lunes 'Cuidado con esas manitas'. Visualmente es un petardo de los que se vendían antiguamente en cajas de madera, pero en realidad es una pasta wonton cuyo interior alberga una salsa de manitas de cerdo con tomate.
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A Rocío, que es la quinta vez que acude a Valladolid, le gusta fusionar la tradición con toques orientales, y aunque suele elegir algún producto del cerdo ibérico, a menudo lo combina con otros alimentos para que la tapa tenga más potencia. En esta ocasión, le añade picante a las manitas con kimchi y kimuchi. Un toquecito de lima suaviza el picor en el paladar.
La tapa es interactiva, ya que en la caja hay un mechero para encender el petardo, que tiene una parte negra emulando a la dinamita. Está hecha con camarón liofilizado. La mecha está fabricada con pasta kataifi y se enciende al contacto con el gas. Para ser un buen petardo, debe explotar, por eso le ha añadido un toque de petazeta. ¡Booooom provecho!
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