Alba Baranda
Viernes, 25 de octubre 2024, 09:43
Los pacenses que hayan pasado por la avenida de Huelva antes del 8 de octubre no habrán podido evitar fijarse en unos grandes carteles en el mítico local que ocupó Ansorena durante muchos años y La Cubana después. «Queremos recordarte que eres una persona maravillosa», rezaban. Y a continuación: «Y ahora que hemos captado tu atención, tienes que conocernos». Así, de esta forma simpática y moderna se presentaba Revive a la ciudad, aunque sus panes y dulces ya llevan bastante tiempo en la cafetería Panecafé o en restaurantes como Carnívora o el Mirador del Guadiana.
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Originaria y afincada en Nogales, esta empresa familiar, que empezó su historia en 1986, ya está en manos de la segunda generación. Borja Meneses, su actual propietario, se rompió la rodilla y su tía lo puso a trabajar un verano en su panadería. Empezó haciendo albaranes, pero su familia tenía grandes planes para él. En 2016, Borja cogió las riendas de Revive y ahí empezó con su transformación, sin perder la vista nunca en sus orígenes. De hecho, asegura que todo lo que hacen es artesanal y que el pan de pueblo es la base del negocio. Actualmente reparten cada día a tiendas y domicilios de 26 localidades extremeñas.
Hace ocho años, Borja empezó a innovar, a investigar con panes de centeno, espelta, integrales... Es autodidacta, pero muy exigente y perfeccionista con sus productos. «Un buen pan tiene que tener un cereal de calidad y un buen proceso de elaboración», asevera. Los suyos los fabrican con antelación y reposan entre 9 y 16 horas. En cuanto a la parte dulce, su catálogo de tartas es inimaginable, pero también ofrece bollería francesa elaborada con mantequilla, como croissants o feuilletées rellenos de pistacho, entre otros; y pastelería más fina. Tienen incluso un dulce propio: las deliciosas 'nogaleñas'. El obrador se encuentra en Nogales, por eso en su característico paquete negro pone: «elaborado a 42 kms de distancia». Asegura que da dos viajes diarios al pueblo para actualizar los productos, que no pasan más de dos días en la tienda.
En el interior del establecimiento, de carácter minimalista, un neón con la palabra 'pan' en varios idiomas deja entrever cuál es el producto del que Borja no pierde el foco. Además, una interesante novedad es que han instalado una cafetera, por lo que se puede acompañar el dulce (o el pellizco de pan) con un buen café en una pequeña barra que tienen allí o de vuelta a casa. La inmensa cristalera hace las veces de vitrina, lo cual produce un trasiego continuado de personas que miran, entran, prueban y se van con una sonrisa.
El joven empresario indica que abrir un punto de venta propio en Badajoz siempre había estado en sus planes, aunque no tenía prisa. «Me enteré que se jubilaban los dueños de La Cubana, pero he cometido algunos errores por precipitarme anteriormente y ahora quería esperar al momento adecuado», confiesa. Y ese día llegó: Revive ya está en el corazón de Badajoz.
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