En Salsa | La crítica
Una ensaladilla que merece la penaEn Salsa | La crítica
Una ensaladilla que merece la penaDON POLEO
Jueves, 21 de diciembre 2023, 20:53
Hay platos que justifican un viaje. La pierna de cabrito asada a baja temperatura y deshuesada del restaurante Albor d'Eyre de Villafranca de los Barros es uno de ellos. Se conjugan en él la cocina de toda la vida, el producto tradicional y la calidad de la carne extremeña. Un pero: la carne estaba templada, no todo va a ser perfecto, pero su terneza y su sabor son antológicos.
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El restaurante Albor D'Eyre está en la plaza principal de Villafranca, al pie de su iglesia. Ocupa un palacio de mediados del siglo XVIII que fue, además de morada aristocrática, colegio de carmelitas y jesuitas, sede de la asociación cultural La Peña y, desde 2018, es un gastroespacio con bar, tienda, varios comedores y magnífica terraza interior. La decoración de cada uno de estos lugares está cuidada y acoge. A nosotros nos tocó un salón con una bonita bóveda y un piano, pero con un rincón calamitoso en el que se amontonaban dos cajas de Zara y un perchero familiar con prendas colgando y hasta una entrañable mochila rosa. Podemos parecer excesivamente puntillosos y hasta tiene su gracia ese aire tan casero, pero desentona tanto con la elegancia y encanto del resto del local que es una pena.
Eso sí, la mesa en la que nos acomodaron era amplia, con mantelería estupenda de hilo y fibra, servilletas de tela, vajilla inglesa Dudson, cubiertos de buena aleación 18/10 y copas y vasos apropiados. El servicio era joven, uniformado de azul y con buenas intenciones, muy afectuoso. El pan, muy rico y muy de Villafranca: un bollito crujiente con toque final de horno de la panadería Asensio.
Había buena oferta de vino por copas, con diversas marcas del propio pueblo y a mitad de precio que en el resto de la región. Pedimos la carta, pero nos dijeron que estaba «en obras», añadiéndole nuevos vinos y renovándola. ¡Pues vale! Ponen unas ricas aceitunas machadas como recibimiento y después sirven unos langostinos rebozados con panko y alegrados con alioli de kimchi. Convincentes por el crujiente del rebozado, la frescura del producto y el sabor. Un aperitivo de cortesía que, como ya hemos comentado en otras críticas, suele decir mucho de la cocina de un restaurante.
Que el comedor no estuviera preparado a las dos menos cinco, las cajas de Zara o la carta de vinos «en obras» nos habían dado mala espina. Pero dejamos de arrugar la nariz al probar los langostinos y nos entregamos definitivamente al festín cuando llegó una ensaladilla que, ¡eureka!, merecía la pena. Se llama ensaladilla del chef, pero con ese nombre hemos probado auténticas mediocridades. Esta vez, no: la ensaladilla, al estilo sureño de patata machacada, lleva un huevo frito encima, unos chips de ajo, unas láminas de trufa y, en fin, lo mezclas todo y resulta un plato gozoso, fresco y adictivo.
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Seguimos con la flor de alcachofa a la plancha en parmentier con virutas de foie. He de reconocer que no pillé las virutas de foie por ningún lado, pero eso es lo de menos. Es más, creo que ahora se le pone foie a todo en un alarde de 'nuevo riquismo' patético. En este caso, lo fundamental es que la alcachofa, grande, abierta y con diferentes texturas, es un plato original y conseguido. No habíamos probado nada igual, aunque el parmentier estaba frío.
Culminamos la parte salada de la comida con el ya presentado cabrito deshuesado: cada bocado recordaba la historia de tantos pueblos extremeños donde el cabrito era la carne básica y hasta el cocido se hacía con chivo. En Albor D'Eyre, se entronca con esta tradición, pero en plan noble, sublime, delicado.
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En la carta, las tablas de ibéricos deben de ser muy populares pues las pedían en todas las mesas y en verdad parecían extraordinarias. Reconocidas por la clientela están las croquetas de varios gustos o el sanjacobo (lo hacen muy bien en Tierra de Barros), las carnes a la brasa o los arroces.
Las raciones son abundantes y la maître es noble: avisa si cree que no vas a poder con todo. Acabamos con unas milhojas de hojaldre finísimo con crema pastelera y chocolate caliente. Daba gusto disfrutarla, el punto de dulzura estaba equilibrado y ejerció de rúbrica golosa de una comida que empezamos dubitativos y acabamos entregados.
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Dirección Calle Hernán Cortés, 1
Localidad Villafranca de los Barros
Teléfono 924 96 18 36
Horario Cierra lunes y en verano, domingos. Mar-Vie: 8:30-2:00. Sab: 9:30-2:00 horas.
Terraza Sí
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