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DON POLEO
Jueves, 12 de mayo 2022, 20:37
Extremadura se está llenando de restaurantes parecidos. Su decoración es moderna, su vajilla es desenfadada, su servicio es amable sin ceremonia y sorprenden sus fuentes, boles y platos para rematar con la carta, en la que, indefectiblemente, encontramos algún tataki, algún carpaccio, alguna ensalada templada, tempuras, risottos, carnes ibéricas más allá del solomillo, tremendas piezas de ternera, la torrija y la muerte por chocolate.
Hemos dicho que Extremadura se está llenando y, en realidad, es toda España la que está repleta de estos restaurantes agradables, pero que parecen repetidos y necesitarían encontrar eso que ahora llaman un discurso diferente, o sea, un planteamiento que los singularice y los convierta en algo especial antes de que pase esta moda del tataki-carpaccio-ceviche y se encuentren sin discurso.
Los tres últimos restaurantes que hemos visitado se apuntan a este concepto que tanto éxito tiene entre la clientela joven (menos de 40), que es la que llena los comedores. La cuestión estriba en si ofrecen algo nuevo o son correctos sin emoción. El caso es que, con estas ideas rondando la cabeza y acechando el paladar, entramos en el restaurante Aromé de Plasencia, cercano al teatro Alkázar: una sala agradable y luminosa, un servicio encantador y eficiente que, como suele suceder en estos restaurantes, se apoya en los vocativos familia y chicos, y complementos dignos: alegre vajilla turca Bonná (otra constante en estos restaurantes), cubertería italiana, manteles individuales y un pequeño fallo: traen la copa de verdejo Matarromera ya servida, sin la botella.
La carta de bodega es muy práctica, con fotos de cada botella. Además, es una carta completa y trabajada con vinos bien buscados, precios correctos y especificando sus puntuaciones en las guías de referencia mundial: Peñín, Parker, Tim Atkin, Suckling, W. E. y Wine Spectator. Es, sin duda, una de las mejores bodegas de restaurante de Extremadura con exactamente 100 referencias de 27 regiones vitivinícolas o D.O., 11 vinos extranjeros, 25 blancos, 59 tintos, etcétera. ¡Y la guinda de una sidra normanda! Los vinos convierte Aromé en un restaurante que se sale de la norma.
Otro buen detalle: había platos fuera de carta (espárragos, buey de mar con txangurro) y nos los ofrecieron especificando el precio de cada uno. Buen ambiente, pues; buena atención… ¿Buena comida? Empezamos sin que el entusiasmo se extendiera por la mesa. Unos entrantes a base de ensalada de chipirones con cebolla caramelizada al Palo Cortado, pimentón de la Vera y ali-oli verde y una lasaña de zamburiñas y gambas gratinadas. La ensalada respondía a lo que se espera de un plato con ese nombre, pero los chipirones, que estaban en su punto, no extendían su esencia por todo el plato. Es decir, por un lado, comías los chipirones y bien; por otro, comías la ensalada y bien, pero era un dos en uno que te dejaba frío.
Llegó la lasaña y estaba rica, pero en ningún momento evocaba los sabores del mar a través de las zamburiñas. Así que correcto todo, emplatado bonito y honradez en la cocina, pero sin levantar pasiones. Es en los platos principales que probamos cuando el chef de Aromé dio un paso adelante. Un rodaballo a baja temperatura, relleno de chipirones y jamón con vinagreta de escalonias, convenció y el chop-suey de langostinos con pulpo y algas sí es un golpe delicioso de yodo directo al paladar, con sutil toque picante.
Reservamos un párrafo aparte para los espárragos trigueros de la Vera sobre trigo, espolvoreados con foie: mimo extremo en este plato en el que se funde la calidad de un producto de cercanía, como los espárragos, con el sabor del trigo y la matizada sugerencia del foie. ¡Y qué espárragos! Por fin comemos unos trigueros blanditos, en su punto y con sabor, en este año tan malo para los frutos espontáneos de la dehesa y el bosque extremeños.
Rematamos la comida con tres postres con mucha personalidad: la torrija caramelizada, la copa de toffee y el drácula Aromé, un helado de ayer reconvertido en cremosidad de hoy. Resumiendo: Aromé es moderno como tantos, pero con detalles que tienen muy pocos.
Dirección Avda. Juan Carlos I, N.º 6
Localidad Plasencia
Teléfono 927 70 72 73
Horario Lun: cierra. Mar-Dom: desayunos y comidas. Jue-Sab: cenas
Terraza Sí
¿Tiene Cruzcampo? No
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