J. V. ARNELAS
LA CRÍTICA

Bar Miguel: Jeito hostelero por las venas

Una estupenda vinoteca a la vista, con un buen número de etiquetas a contenidos precios, lo convierten el mejor bar de vinos de Badajoz

TURÓFILO

Jueves, 6 de octubre 2022

Después del antológico «discurso ciudadano» de Luis Landero en el día de Extremadura (todavía le escocerá a alguno por donde amargan los pepinos) se me ha quedado grabada para siempre la palabra 'jeito'. Contaba que, tomada del portugués, 'jeitu' significa disposición, actitud, gesto, modo, manera, con que se hacen las cosas. No abunda mucho jeito por estos lares, posiblemente sea porque todo se lo ha quedado nuestro protagonista.

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Miguel lleva sirviendo con jeito a los demás desde que echó los diente y, después de más de 30 años en la calle Rafael Lucenqui de Badajoz, su bar es parte de la idiosincrasia del barrio. Ha podido moverse a un local más grande, pero hubiera tenido que aumentar plantilla y no es fácil encontrar a nadie que siga su ritmo. Aquí no hay tele, no hace falta, es un lugar para conversar y, si vas solo, casi mejor. Miguel siempre tendrá un buen chascarrillo con el que dilapidar a algún mentecato. Mesas junto a la pared y una buena barra sobre la que hace unos años realizo su mejor inversión, una estupenda vinoteca a la vista con un buen número de etiquetas a contenidos precios, convirtiéndose de esta forma en el mejor bar de vinos de la ciudad, pena que esa cristalería no está a su altura.

En la pizarra siempre buena oferta de pescado, principalmente para fritura. Tiene inquietud el patrón por conseguir buen producto, aunque no siempre la cocina está a su altura. Ricos unos limpios boquerones que se comen como pipas, estupendos salmonetes o unas fresquísimas pijotas que merecen mejor tratamiento y presentación. Tampoco se le saca el partido que merece a un buen atún en un escabeche que no lo es y sobre el que un majado de ajo y perejil acaba por rematar. Se abusa de dicho majado y de nuevo lo encuentras sobre unos correctos chipirones plancha o sobre unas estupendas coquinas que no lo necesitan. Sí cumplen unos buenos mejillones vinagreta.

En carnes tiene protagonismo el ibérico, aunque de nuevo encontramos unas carrilleras estofadas que no había necesidad de trocear y, con ello, perder toda su textura y gelatinosidad. Mejor una presa a la plancha o un cochinillo con el que quedé gratamente sorprendido y que confirma que esa cocina tiene capacidad para sacar mejor partido a su producto.

De postre, déjense de pijadas. Sus vecinos del horno Los Remedios le surten de ricas perrunillas o bizcochos para mojar en el café o en los gin&tonic si se tercia.

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No tendrá una cocina extraordinaria, sus mesas están sin vestir, pobre menaje, servilletas de papel, platos liliputienses, en ocasiones es ruidoso en demasía o tarda más de la cuenta en atenderte porque está él solo defendiendo su cuartel… Pero entonces ¿por qué seguimos yendo al Miguel? Pues volviendo al discurso de Landero, porque hace las cosas bien, con gracia, con gentileza, con cuidado y esmero, porque sí, por el gusto de hacerlas bien, por el orgullo del trabajo bien hecho, porque Miguel hace las cosas con jeito.

Bar Miguel

  • Dirección Calle Rafael Lucenqui, 4

  • Localidad Badajoz

  • Teléfono 924239246

  • Horario Lunes cerrado. Domingo: de 13.00 a 18.00 horas. El resto de días: de 13.00 a 01.30 horas.

  • Terraza No

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