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Cáceres. Barrio de El Rodeo. B-Nomio: un restaurante con mucho encanto. La cocina está a la vista de los comensales, aunque nos colocaron en una mesa frente a la puerta de entrada, un lugar que parecía más propio de un bar que de un restaurante. Nos quedamos sin disfrutar de las evoluciones de los cocineros ni del ambiente, pero a cambio veíamos a todos los clientes que entraban, lo cual no deja de ser entretenido.
En vinos por copas, B-Nomio adolece de un defecto que hemos encontrado en muchos restaurantes extremeños: en blancos no dulces solo ofrecen un verdejo de Rueda. En tintos, la oferta es más surtida y tomamos una copa de Tamuja, vino de una bodega de Badajoz que empieza a estar presente en las cartas extremeñas, muy bien conseguido a partir de un coupage de garnacha, shyra, merlot y tempranillo.
La carta de vinos es de alto nivel. Contamos 195 referencias: 38 internacionales, 133 nacionales y 24 extremeñas. Gran variedad de regiones vinícolas con 28 internacionales y 33 nacionales. En cervezas: Alhambra, Ámbar, Estrella Galicia y Brabante. También tiene carta de aguas.
El ambiente es agradable y bajaron el volumen de la música en cuanto lo pedimos. Buena mantelería, bonita vajilla portuguesa, cubertería de autor y cristalería como debe ser. El servicio es eficaz, sin atosigamientos ni displicencias. En los entrantes compartidos, no cambiaron el plato. Nada que objetar protocolariamente pues se compartían, pero se mezclaba la salsa de las gyozas con los restos de la ensalada.
Hay un interesante menú de almuerzo de lunes a jueves (24,95 euros), un formidable menú degustación (62,50) y divertidos platos para los niños. La carta virtual es un poco compleja y hay que verla detenidamente de arriba abajo para no perderse ninguna tentación.
El chef recomienda el arroz seco de rabo de toro (20,95 euros) y preparan uno caldoso de verduras (19,95). Gustan mucho el huevo escalfado sobre parmentier trufada con boletus y foie (13,90), los raviolis de foie con virutas de trufa (15,95) y los medallones de solomillo de ternera y foie sobre ñoquis trufados (23,90). Del mar llega un lomazo de bacalao al horno (17,50), unas vieiras asadas (18,90) y un rico tartar de atún con ensaladita y pipas de calabaza (22,50). No faltan la lubina salvaje asada (18,80) ni el mero al horno (18,60).
Entre los grandes platos, llaman la atención la lechona ibérica confitada a baja temperatura con verduritas (16,40) y la pierna de lechal a baja temperatura en su jugo con pera y aceite de piñones (18,90). Empiezan agasajando con unos aperitivos de la casa muy trabajados, de lo mejor que hemos tomado este verano: un aguaíllo extremeño, un crujiente de lentejas y mejillones con algas.
Para calibrar los matices de la cocina, comenzamos con una ensalada de naranja y bacalao con lima y cilantro (14,95) que no entusiasmaba. Subió el nivel con las gyozas de costilla ibérica con dos salsas (13,90) de coco y de soja. Pasamos después al steak tartar de solomillo de ternera con ceviche de aguacate (16,95), en el que era complicado disfrutar los matices, y culminamos lo salado con un plato muy conseguido, de los que justifican una comida: presa asada con medallones de oca y salsa de uvas (17,50).
Dirección Calle Madre Isabel Larrañaga, s/n
Localidad Cáceres
Teléfono 927240840
Horario Abre todos los días
Terraza Sí
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Los postres parecen diseñados por un artista conceptual. Tomamos una fascinante pasión X de chocolate y frutas (7.90). Recomendable y sorprendente la esfera de chocolate blanco rellena de tiramisú (7,60). El café (2,25), muy bueno y los detalles dulces de sobremesa, muy estéticos. Comimos bien en un entorno muy logrado.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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