Camaleónico, un restaurante con mucho potencial en Badajoz

Camaleónico es un restaurante que impresiona. Ubicado en un amplísimo local con enormes cristaleras, está decorado con enorme gusto. Dispone de mesas amplias y sillones comodísimos. Uno de los mejores espacios de la ciudad, aunque de complicada climatización cuando el frío o el calor aprietan. Estoy seguro de que buscan convertirse en un restaurante de referencia en Badajoz. Pero, ¿es suficiente para conseguirlo disponer de unas grandes instalaciones? La respuesta es evidente: no lo es.

El servicio es educado, aunque un poco distante. Creo que mejoraría con una mayor especialización del personal. Actualmente este es un problema generalizado, no achacable del todo a los camareros, que suelen hacer lo mejor que pueden su trabajo, sino también a sus responsables que son los que deben fomentar la formación de sus trabajadores. Desgraciadamente, en locales de precio de tique medio alto, como es este, estos desajustes son mucho más llamativos.

Me gustó su propuesta gastronómica de cocina de producto, donde la materia prima es la protagonista. Las elaboraciones son clásicas, con guiños en algunos de los platos a la fusión con otras cocinas, fundamentalmente a la oriental.

De entrantes comimos una ensaladilla de gambas, muy bien presentada, pero a la que le faltaba sabor. También unas almejas de fantástico porte, aunque algo más hechas de lo que deberían. Por último, un steak tartar de vaca rubia gallega de gran calidad y bien cortada a cuchillo. Al servirlo, dejan en la mesa un salero, un pimentero y tabasco para poder sazonarlo como uno desee. Sin embargo, ganaría mucho si el plato lo preparasen a la vista del comensal preguntándoles sus gustos. Quizás por hacerlo del agrado de todos, al plato le faltaban los matices de un buen steak tartar, y esto no se arregla solo con los ingredientes anteriormente indicados.

En los platos principales, fantástica lubina, muy bien de punto, con verduras al wok. Excelsa la pluma de ibérico, de Mahugo, acompañada de patatas fritas y pimientos de piquillo. Sin duda, el mejor plato de la comida. Qué magníficas piezas de ibéricos tenemos en nuestra tierra y qué necesario es tratarlas con cariño, como era el caso.

Por último, un cilindro de cordero con leche de coco y lemongras. Para dar forma al rulo, el cordero se encontraba desmigado, para mi gusto, en exceso. Me pregunto si alguna otra presentación que permita servirlo sin hueso, pero con más estructura y jugosidad, sería más adecuada. No aprecié ni la leche de coco ni el peculiar y perceptible sabor del lemongrass. Rica la demi-glace que, junto al puré, le aportaba melosidad al cordero. Aun así, rica elaboración que, con algunos ajustes, podría ser un gran plato.

De postre comimos una jugosa tarta de queso, bien presentada, y acompañada de una crema cítrica y otra de frutos rojos.

Con respecto a los vinos, pobre oferta tanto en carta como por copas, con una oferta, en general, sin gran interés. En un restaurante como este, la carta debería ser más amplia y completa, con referencias de más zonas, con distintos tipos de vinificación y de un rango de precios más amplio. El mundillo del vino mueve cada vez a más gente y estoy seguro de que con un sumiller implicado —vuelvo a la necesidad de especialización del personal—, casi cualquier cliente estaría encantado de probar nuevas propuestas.

En resumen, creo que Camaleónico debe jugar en la liga de los grandes restaurantes de Badajoz y que, por ello, es necesario para nuestra ciudad. Para conseguirlo deberían reforzar los pilares que pueden colocarlo en esa posición. En primer lugar, la especialización del servicio. En segundo lugar, ofreciendo una oferta gastronómica con menos altibajos. Tienen los mimbres, por lo que estoy seguro de que lo conseguirán y los amantes de la gastronomía lo disfrutaremos.

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