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DON POLEO
Viernes, 26 de marzo 2021
Luminoso, espacioso, cómodo, la mantelería resplandeciente, la temperatura ideal, la ventilación imprescindible en estos tiempos peculiares… El salón del restaurante Casa Claudio de Casar de Cáceres invita a pasar un rato agradable. Nada más entrar, aparece Miriam, hermana del chef, Claudio Vidal, y maitre de la casa. Miriam es efectiva y organizada, atenta a los detalles. Te acomoda y enseguida llegan los camareros, correctamente uniformados, campechanos, cercanos sin pasarse, muy casareños, muy naturales.
En hostelería, sea un hotel, sea un restaurante, los cinco primeros minutos son determinantes. En Casa Claudio te predisponen para el disfrute. Y llega la carta virtual. El vino: 92 referencias de 10 regiones vitivinícolas. 27 extremeñas, destacando la selección de tintos de la tierra. Es una bodega de nivel medio alto con precios razonables.
Claudio Vidal se formó en el restaurante Aldebarán de Badajoz con Fernando Bárcenas y en restaurantes clásicos como José Luis o innovadores como los de Martín Berasategui, Dani García o Pedro Larumbe. Al regresar, aplicó sus conocimientos a la cocina del mercado y del entorno, ya fueran las tencas, las tortas, las ranas, las criadillas o los trigueros.
Dirección Paseo Extremadura, 21
Localidad Casar de Cáceres
Teléfono: 927290246
Terraza Sí
Horario Cierra los lunes. Abierto de martes a domingo de 09.00 a 00.00 horas.
Así nació uno de los platos estrella de la casa: el sabroso y equilibrado solomillo relleno de trigueros y torta del Casar, casi 20 años ya en carta. Pero la oferta de Claudio se ha ido renovando con los años y no se ha estancado. Esa renovación se ha hecho con resultados desiguales. En sus entrantes, llama la atención la empanada de pera, foie y rulo de cabra, donde el sabor del foie come el terreno a los demás ingredientes y el conjunto es un delicado plato al que le faltan matices.
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Probamos después una elaboración de alto nivel: el tarantelo de atún rojo con sisho y guacamole. Sobre las hojas crujientes y vegetales de sisho (nombre japonés de una planta imprescindible en la cocina asiática) se van disponiendo las porciones del tarantelo, una especie de tartar de atún, y el resultado es delicioso. Menos emocionante resultó el lomo de merluza de pincho con romescu y alioli de yuzu. El pescado era de calidad y las salsas, originales, pero no realzaban la merluza y, al final, era mejor comer la merluza por un lado, las salsas y aderezos por otro y, bueno, tenía su gracia.
Hablando de gracia, no podemos dejar de referirnos a la que tienen en Casa Claudio emplatando. Cada pedido llegaba a la mesa componiendo un bodegón de colores vivos y simetrías cuidadas sobre el fondo blanco de una magnífica vajilla. También son de primera categoría las copas de vino especiales y es sólida la cubertería italiana.
Menos gracia tenía la pluma de bellota marinada con boniato. Estaba sabrosa, pero acababas echando de menos una pluma a solas, con sal y en su punto. Sube el nivel a nivelazo en postres como el cheesecake de torta del Casar con galletas de mantequilla y crema de membrillo. Una delicadeza con ritual: un poco de tartita de queso sobre la galleta, una cucharadita de membrillo y el paladar derritiéndose.
En Casa Claudio tienen, además de la carta, un menú degustación, uno del día muy económico y otro infantil. La carta de terraza es sugerente y la del restaurante es amplia y con una sensacional oferta de carnes ibéricas y de ternera, vaca, cabrito y cochinillo.
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María Díaz | Badajoz
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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