Casa Laura: «Las croquetas no engañan»

Hace 14 años, Fátima Carrasco (Valverde del Fresno, 1977) y su marido, José Antonio (San Martín de Trevejo, 1975), se quedaron con el bar-casa de comidas fundado en 1998 por Laura, la madre de Fátima, acentuaron la parte de restaurante y hoy, Casa Laura se ha convertido en una de las cocinas de referencia de Valverde del Fresno.

¿Cuál es el toque de Fátima? «La monotonía me aburre, me gusta darle otro aire a la cocina. Por ejemplo, las típicas croquetas las hago de perdiz con membrillo de aquí y las rebozo en chía. Otra caso: los postres. Hago un dulce de aguacate con chocolate blanco y muesli de chocolate o una tarta de queso con mermelada de moras de la zona, mermelada que hacemos nosotros y envasamos con la marca registrada Xalimegu, de Xálima y Gourmet», responde.

El toque de Fátima promete. Prepara unos huevos fritos con patatas, foie y jamón ibérico que presenta en un timbal de dos capas (10 euros). O la ensalada de pimientos de Valverdi, asados al carbón con bonito, tomate, cebolla morada y aceite de oliva virgen extra (11). En este, punto aparece el concepto Kilómetro Cero. Es decir, la materia prima procede de la comarca o, como muy lejos, de Extremadura.

Tomates, pimientos, calabacines, cebollas, coles, patatas, higos, moras, la fruta... Todo proviene de la huerta familiar que sigue cultivando Laura, la madre. Los boletus, los níscalos y las criadillas de tierra los recogen en la sierra, en los bosques del Jálama. Lo mismo sucede con el cordero, la ternera y el cabrito de la comarca. El secreto y la pluma son de cerdos ibéricos extremeños. Los quesos: de cabra El Alagón, de oveja Montaña (Monesterio) y La Rozay (Hoyos). La miel es Val de Xálima y el aceite de oliva es de producción propia. Traen el pan de la tahona de Valverde (Pareba) y de estilo portugués, elaborado por una familia lusa que compró una panadería en el pueblo.

Tras analizar «el toque» y «el kilómetro cero», nos sentamos a la mesa y comienza la hora de la verdad. Punto primero: la carta es bilingüe, la primera en castellano y a fala, la sacaron hace 8 años. Punto segundo: la prueba de la sinfonía de croquetas (10). Llegan a la mesa presentadas con gracia: un azulejo antiguo y sobre él, cucuruchos que parecen de papel de periódico conteniendo croquetas de chipirón en su tinta con kikos, de carrillera estofada también con kikos, de boletus, de perdiz, de membrillo y chía y de bacalao. Todo ello acompañado por un recipiente con alioli de pimentón de la Vera. Sentencia: extraordinarias, de lo mejor.

Superado el momento «las croquetas no engañan», diremos que ofrecen un estupendo menú del día por 15 euros. De primero, a escoger entre la sinfonía de croquetas, el revuelto de setas, la tabla de ibéricos o la ensalada de temporada. De segundo: solomillo, secreto ibérico, bacalao dorado o chipirones a la plancha, más postres caseros y bebida.

En la carta, bacalao Casa Laura (12) con cebolla caramelizada, mayonesa horneada y patatas al puñetazo, cochinillo y cordero a la plancha (10). Hay chuletón (20) y arroces para dos con bogavante (36) o con almejas (30). La carta de vinos es propia de un gran local: referencias portuguesas, francesas e italianas, lo mejorcito de Ribera del Duero (Carraovejas, Canónigos, Moro, Matarromera, Arzuaga), buenos Riojas, correctos tintos extremeños y una atractiva selección de blancos extremeños, castellanos y gallegos.

Casa Laura está en Valverde del Fresno, al entrar en el meollo del pueblo, en la calle que luego se convierte en carretera de Portugal. Es un magnífico pretexto para volver al Val do Xálima y disfrutar del otoño en la Sierra de Gata.