En Salsa | La crítica

Casa Marce II, una propuesta asentada en el producto

Marce ha echado más horas a la restauración que guardias ha hecho el asta de la bandera de un cuartel y, como es lógico, tanta dedicación proporciona un profundo y amplio conocimiento del oficio. Precisamente por eso, Marce II by Ana —lean la crónica que hizo Alba Baranda si quieren conocer el porqué de este extranjerismo— es fruto directo de esa experiencia. En este local, ubicado junto al Viejo Vivero, despliegan una oferta similar al Marce de la plaza de Alféreces, pero en un ambiente menos sofisticado.

El local resulta agradable y espacioso, y tiene una decoración sencilla pero efectista. Está distribuido en varios espacios para adaptarse a diferentes preferencias: cuenta con una cómoda barra y con mesas altas, ideales para un picoteo rápido, y con otra área, la del restaurante propiamente dicho, equipada con mesas bajas. Disponen, también, de mesas en la terraza exterior. La carta es esencialmente la misma en todas ellas, excepto por las tapas, que no están disponibles en el restaurante. Dicha carta está basada en el producto, e incluye un buen número de entrantes, destacando los fantásticos ibéricos de Maldonado. No faltan tampoco los pescados, una oferta que siempre tiene un peso muy importante en los locales de Marce, y diversas carnes, tanto ibéricas como de nuestra ternera retinta. Además, dan un listado de sugerencias, algunas de ellas ya incluidas en la carta principal. La carta de vinos es corta, aunque con referencias interesantes y opciones de espumosos y vinos generosos. El servicio que nos atendió fue atento y gestionaba con solvencia la alta rotación de las mesas.

Como entrante, nos decidimos por una tapa de ensaladilla rusa. En líneas generales era correcta, pero la mayonesa era algo más espesa de lo deseable. Se echaba también en falta una presencia un poco más generosa de atún para darle algo más de enjundia.

Del apartado de pescados, pedimos cogote de merluza, que lo preparan enharinado y frito. Se notaba que el tamaño de las merluzas no debía ser muy grande, ya que los cogotes eran más bien pequeños. A pesar de ello, hay que reconocer que estaban bien fritas, con un punto interior jugoso y una textura exterior agradable. Sin embargo, la presentación no era muy atractiva debido, por un lado, a que el plato era excesivamente grande para la cantidad que se sirvió. Por otro lado, porque venía acompañado por una ensalada de guarnición que estaba algo rendida, supongo que por llevar tiempo hecha. Todo ello daba un aspecto algo desangelado al plato. Estos detalles son importantes y deben cuidarse algo más.

Entrando en el capítulo de las carnes, probamos unas ricas chuletillas de cordero a la plancha de buena calidad y que estaban en su punto. Para terminar, nos decantamos por unas carrilleras guisadas, melosas y tiernas. Estaban acompañadas de unas patatas fritas caseras, lo cual, tal como está la cosa de las patatas fritas en la hostelería, es, sin dudarlo, un plus. Sin embargo, no eran de gran calidad y estaban algo aceitosas.

Con respecto a los postres, nos decidimos por la reconocible tarta de la abuela, esa elaboración tan de cumpleaños de niños, que combina capas de galleta empapadas, chocolate y crema. En fin, un dulce de andar por casa, que todos hemos hecho, y que, de vez en cuando, reconforta, sobre todo si está bien elaborada, como fue el caso.

En resumen, lo que encontrarán en Marce II by Ana es una oferta gastronómica honesta, sin complejidades innecesarias, asentada en un producto de calidad más que aceptable y cuyas elaboraciones, en líneas generales, están bien ejecutadas respetando los puntos de cada uno de los ingredientes. Se convierte, así, en una buena y fiable opción para disfrutar de una comida o cena informal.

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