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don poleo
Sábado, 10 de abril 2021, 09:00
El Figón de Eustaquio es la tradición, la solidez, la cocina extremeña de toda la vida bien hecha. No vengan a este restaurante cacereño buscando platos fotogénicos ni emplatados artísticos porque no los van a encontrar. Aquí se viene a comer guisos y asados, chacina y quesos de casa de labradores honrados, de chozo de pastores generosos. Comida de fiar.
El Figón de Eustaquio lleva 74 años en el mismo sitio y su comida se ha modernizado lo justo y necesario, no más. Entramos en sus salones y nos empapa el peso de la historia. Nos conducen a través de diversos comedores, cruzamos arcos, nos acomodan en un rincón acogedor: mesa amplia, mantel blanco, vajilla inglesa, copas idóneas, cubertería sólida…
El servicio es atento y natural, hace que te sientas bien, explican los platos, aclaran las dudas: «La sopa de la casa es de tomate, los huevos al pastor son con prueba, la sopa de miel la hacemos por Navidad…». La carta es de récord: 146 propuestas. El tiempo de espera entre plato y plato es el justo y suena música de jazz, que acompaña hasta que el restaurante empieza a llenarse de clientes y deja de sonar para no mezclar bullicios. La «estrategia pandemia» se sigue a rajatabla: separación entre mesas, una persona en los baños, geles, etcétera.
Y comienza la comida. El aperitivo… Puede parecer una fruslería, un agasajo sin importancia, pero suele marcar la pauta de la comida. Traen un esmerado paté de caza hecho con hígado de venado que conviene tomar a pellizcos para disfrutarlo. Hemos decidido hacer una comida tradicional, muy extremeña, para calibrar si el restaurante mantiene las esencias. Empezamos con unas setas, unos boletus con sabor y sin engaños, preparados con sencillez, sin disimulos ni «mascarillas».
Después hacemos una disgresión marina pidiendo la brocheta de langostinos y rape, una elaboración ya tradicional en El Figón: más de 30 años contemplan este espeto de pescado y marisco. Nos ofrecen prepararla con queso y jamón, con salsa española o solo a la plancha. Queremos evaluar la calidad del producto, sin nada, el mar en estado puro, así que plancha y punto. Y un notable es la nota que se llevan estos langostinos deliciosos, este rape fresco y terso, que, eso sí, ruega un poco de mayonesa pues el rape, ya se sabe, necesita un toque de alegría. La pedimos y llega al instante.
Vamos a por las migas. Traen tropezones de chorizo, pimientos y un huevo frito. Muy buenas. Para nuestro gusto, un exceso de pimentón. Se lo decimos a la maître, que nos comenta que algunos clientes las piden en blanco y se las llevan para desayunar. En fin, cuestión de gustos y de costumbres.
Acabamos con media perdiz estofada. Llega a la mesa con salsa de cebolla y pimientos, con patatas fritas… Pero la clave es el sabor de esta perdiz, tan de tiro que nos encontramos dos perdigones. Caza bien tratada, bien guisada, recuerdos de infancia en casa de abuelo cazador.
De sobremesa, la tradición se sustancia en los repápalos, las torrijas o la leche frita. Rematamos con este último postre, bien presentado, que sí es fotogénico, con miel, fresas y moras, cremosa, recién hecha, sin exceso de azúcar. Salimos de El Figón con la sensación de haber almorzado en casa grande extremeña: platos ricos, manteniendo el nivel de principio a fin. Comida de fiar.
Dirección Plaza de San Juan, 14
Localidad Cáceres
Teléfono 927244362
Terraza Sí
Horario Abierto todos los días de 13.30 a 16.00 horas y de 20.00 a 23.30 horas.
¿Tiene Cruzcampo? Sí
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J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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