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Comedor del restaurante Malasuegra en Almendralejo. Esperanza Rubio

En Salsa | La crítica

Malasuegra, gastronomía juguetona

El chef Pedro Collado ha conseguido el equilibrio entre técnica, producto e imaginación

DON POLEO

Jueves, 10 de octubre 2024

El nombre del restaurante, Malasuegra, ya da pistas sobre sus aspiraciones: restaurante de cocina creativa, con clientela de 20 a 50 años que busca comer algo diferente. Malasuegra nació en el centro de Almendralejo, hace año y medio, con una carta en la que hay serranitos, cruasanes, bocatas, brioches o sobaos pasiegos, pero de aquella manera, o sea, que no te los esperas. Este espíritu creativo ha generado recientemente en Extremadura restaurantes sin sentido ni sensibilidad y restaurantes como este Malasuegra, donde el chef, Pedro Collado, y su equipo han conseguido el equilibrio entre la técnica, el producto y la imaginación.

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La decoración del local es algo recargada, pero complace a una clientela moderna que quiere comer en un entorno «lujoso»: muchos espejos, cómodas butacas tapizadas en tonos naranja, techos con más espejos y foto romántica en blanco y negro de una joven lánguida, mesas de mármol con platos «revival» de Duralex verde. Las copas de vino son adecuadas, la cubertería de Comas es buena, no hay mantel y las servilletas son de papel.

Malasuegra. Esperanza Rubio
Baños. Esperanza Rubio

El servicio, uniformado de mostaza, negro y naranja, eficaz, sin tiempos muertos ni atosigamiento. Cada bandeja de cada plato es diferente y un trono real preside unos baños donde suenan por megafonía chistes de Chiquito de la Calzada. Cuidan el pan: tres tipos de hogaza o barra y dos tipos de picos. En la carta de «vinitos y demás», cinco vermús y 28 referencias de vino, 12 son extremeñas. Es una carta de vinos que piensa en el cliente de hoy y ofrece 12 posibilidades de vino por copas. Con el servicio de pan, sirven un buen aceite de Castañar de Ibor con sal de carbón.

Aceite, vino y pan. Esperanza Rubio

En la carta, secciones juveniles, desenfadadas: piscolabis, malaboca, arrozito, la pesca, chicha y dulzaina. Pero vaya por delante que, más allá de estas licencias posadolescentes, los boomer nos sentimos acogidos, el servicio nos mima y, fundamental, la comida nos sorprende lo justo, sin pasarse. Esas sorpresas comienzan con media ración de foie sobre sobaos pasiegos con compota de cítricos y calabaza. ¡Sí!, es posible pedir medias raciones en algunos platos.

Foie. Esperanza Rubio

Pero vamos con el foie, que nos deslumbra: originalísima mezcla de los sabores de una lámina de sobao tostado lo justo, la ligereza de un foie elegante, el dulce de la compota de calabaza y el toque acidulado del cítrico. Todo un descubrimiento. Seguimos con un bocata de cangrejo fuera de carta. Era un cangrejo de caparazón blando asado y animado con una salsa de intensidad exacta. Delicioso y desconocido.

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Bocadillo de cangrejo. Esperanza Rubio

Critiquemos: nos ofrecieron seis platos fuera de carta, pero no nos dieron el precio de ninguno. Repitamos lo de siempre como un mantra: es obligatorio dar los precios de los fuera de carta, pero solo lo hacen en Hervás y en algún restaurante aislado. De la carta, escogimos otro bocata, el de chipirones con alioli de curry verde. Es un bocadillo menos llamativo. Pica una pizca y, aunque impide disfrutar plenamente el sabor del chipirón, no lo anula del todo.

Bocata de chipirón. Esperanza Rubio

El tartar de atún rojo de almadraba con papas aliñadas es uno de los grandes platos de Malasuegra. El paladar queda trastocado con la intensa frescura del pescado y su compañía, cada bocado se disfruta despacio, como si fueran besos que no quisieras olvidar nunca. Un placer, pura sensualidad.

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Tartar de atún. Esperanza Rubio

Acabamos el universo salado con una lasaña frita de rabo de toro, salsa suave de torta y escamas de tomate. La fina pasta wanton, la sedosa bechamel de torta del Casar y las esencias del tomate son la principal virtud de un plato en el que el rabo vacuno aporta mucha contundencia y bastante intensidad, pero poco más.

Lasaña de rabo de toro. Esperanza Rubio

Rematamos la comida con una torrija de pan brioche caramelizado, sabayón y helado, que incorporamos, tras el primer bocado, a nuestra antología: «Mejores torrijas de Extremadura». La maceran durante días en nata, vainilla, azúcar y huevo. Después, incorporan un helado de canela y sabayón, nombre francés del postre italiano zabaglione, una salsa espumosa que combina yemas de huevo, azúcar y vino. Es una salsa europea de toda la vida, pero, como casi todo en Malasuegra, se convierte en novedad, en juego, en placer distinto, intenso, inesperado…

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Torrija, café y chupito de tequila. Esperanza Rubio

Malasuegra

  • Dirección Calle Arturo Suárez Bárcena, 3

  • Localidad Almendralejo

  • Horario Lun-Mar: cerrado. Mie-Dom: 13:30-16:00, 20:30-23:30.

  • Teléfono 619 788 151

  • Terraza

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