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Buey de mar. E. R.
Villafranca, paraíso del marisco
LA CRÍTICA

Villafranca, paraíso del marisco

En la marisquería El Tiburón, vuelan las bandejas de sapateiras, gambas de Huelva y langostinos salvajes

DON POLEO

Jueves, 10 de noviembre 2022, 20:01

En plena Tierra de Barros, Villafranca, paraíso extremeño del marisco. Junto a la Autovía de la Plata, en el polígono industrial villafranqués, se levanta un edificio azul y blanco en cuya fachada cuelgan un gran tiburón haciendo juego con un barco de pesca dispuesto para salir a faenar y un langostino fallero que nos sumergen en un ambiente marinero. Tras dejar el coche en un amplio aparcamiento, entramos en el local y nos deslumbran tres salones puestos a todo lujo: nada de diseño ni minimalismo, sino lo que el pueblo llano entiende por lujo, es decir, mesas amplias con mantel y sobremantel, buenos platos y copas, cristaleras, columnas blancas con frisos azules en varios tonos y en las paredes, un mundo naif de color azul con pececitos, calamarcitos, pulpitos y todo lo que tierra adentro asociamos con un mar de cuento infantil.

Los tres comedores, grandes y señoriales, están llenos hasta la bandera: familias enteras con la bisabuela presidiendo, grupos de matrimonios con niños, pandillas de amigos y amigas, parejas… Y un ejército de camareros llevando en volandas inmensas bandejas de marisco.

Detalles del interior y exterior de la marisquería. E. R.
Imagen principal - Detalles del interior y exterior de la marisquería.
Imagen secundaria 1 - Detalles del interior y exterior de la marisquería.
Imagen secundaria 2 - Detalles del interior y exterior de la marisquería.

Estamos en Rodu El Tiburón Marisquería, en Villafranca de los Barros. Hemos reservado con antelación porque es fin de semana de puente y lo normal es que esté todo lleno. 56 referencias de vinos, precios muy ajustados y bodegas garantizadas y conocidas, nada de aventuras. En la carta, no faltan el buey de tierra ni el cordero lechal, el cerdo ibérico ni el cochinillo. Ofrecen lubinas, cocochas, arroces, almejas, chipirones, navajas… Hay buen jamón ibérico y lomo doblado, «tortas» de Barros, croquetas, ensaladilla… No falta de nada. Y cuando tomemos el postre, nos deleitará una deliciosa torrija casera.

Comedor. E. R.

Pero vamos al lío, que aquí hemos venido a comer marisco y a entender por qué Villafranca se ha convertido en algo así como O Grove de Extremadura y El Tiburón es ya El Cristo de Tierra de Barros. En las mesas que nos rodean, se pide más o menos lo mismo: unos entrantes y una mariscada. Las hay para dos (38.90), para cuatro (66.90) y para seis (96.90). Todas llevan gambas blancas de Huelva, langostinos salvajes, patas de centolla, mejillones, bocas, cigalas y cañaíllas. Las de cuatro y seis, además, tienen un buey de mar o sapateira preparada.

Bandejas de marisco. E. R.

Además de las bandejas, se puede optar por raciones de gambas blancas de Huelva (19.50), langostinos salvajes (18.50), gambones a la plancha (18.50), buey (26.90 kilo), bogavante (26.90 k), langosta a la brasa (28.90 unidad), carabinero a la plancha (25.90 u.), langostinos jumbo a la plancha (24.90 u.) o cigala a la brasa (19.90 u.).

Empezamos con unas impecables gambas blancas de Huelva magníficas de tamaño y sabor. Perfectamente cocidas, aderezadas sabiamente con sal gorda. 18 bocados de categoría que, tras muchos restaurantes visitados en las dos provincias, nos provocan una pregunta: ¿por qué se sirven tan buenas gambas en tantos restaurantes de Badajoz y es complicado encontrarlas en Cáceres? Y no me vale la respuesta de que Badajoz está más cerca de Huelva.

Gambas, aperitivo y tiburón en la entrada del establecimiento. E. R.
Imagen principal - Gambas, aperitivo y tiburón en la entrada del establecimiento.
Imagen secundaria 1 - Gambas, aperitivo y tiburón en la entrada del establecimiento.
Imagen secundaria 2 - Gambas, aperitivo y tiburón en la entrada del establecimiento.

Con la intención de pillarlos en un renuncio, pedimos después un buey o sapateira, a sabiendas de que lo traerían preparado con un txangurro en el caparazón que, frecuentemente, mata el sabor a marisco con aderezos demasiado sabrosos. Pero nos la tuvimos que envainar: el buey, soberbio de 1.200 gramos, que llega con rebanadas de pan, mazo y bandejita de madera, estaba lleno de carne sabrosa y el txangurro era pura delicia, el mejor que hemos probado. Un fallo: no retiran del mantel los restos del caparazón tras martillearlo sobre la mesa.

Langosta. E. R.

Acabamos con una langosta. No la había pequeña de ración y saltamos a una langosta reina de 600 gramos (95 euros el kilo). Craso error: la prepararon a la brasa y la langosta a la brasa queda correosa, dura, seca y sin gracia. En A Guarda (Pontevedra), capital de la langosta, la sirven como debe ser: cocida y con dos salsas. Es una pena que con lo bien que preparan en El Tiburón las gambas cocidas no hagan lo mismo con la langosta. Fue un final no feliz para una comida magnífica. La próxima vez haremos como el resto de las mesas y pediremos una bandeja.

Torrija. E. R.

Rodu El Tiburón

  • Dirección Calle Electricista, 79

  • Localidad Villafranca de los Barros

  • Teléfono 615 281 239

  • Horario Jue-Dom: 10:30-0:30. Lun-Mie: 10:30-19:00

  • Terraza

  • ¿Tiene Cruzcampo?

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