TURÓFILO
Jueves, 1 de abril 2021, 21:04
No comenzar esta aventura, a la que amable e incomprensiblemente he sido invitado, hablando de alguno de los grandes y reconocidos restaurantes de la capital pacense, es ya una declaración de intenciones. Esto no quiere decir que nunca vaya a hacerlo, pero sí que le dedicaré especial atención a esos pequeños y entrañables bares y restaurantes que forman parte de la idiosincrasia de un barrio, que casi siempre está compuesto por un matrimonio o una familia y que entregan su vida a servir y dar de comer a sus vecinos. Son muchos en los que, además, se maneja un fantástico producto, en los que se cocina con enjundia y en los que encontrar descanso de tatakis, carpaccios, tartares y compañeros mártires, y este con el que partimos cumple con todo ello.
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El artífice del restaurante marisquería Venus es José Antonio Jaramillo, todo un profesional de la hostelería que lleva la friolera de 34 años en esta aventura junto a su mujer Mari en la cocina y su inseparable y simpático Marcial en barra y sala. Ya antes formo parte del histórico Dardy´s y posteriormente del mítico pub El Carmen de la calle Bomba, que junto al Red Jacket, el Caballo Blanco o el último en desaparecer, Big-Ben, formaba parte de esa clásica y elegante restauración que algunos echamos de menos.
El local, pese a una importante reforma hace ya más de diez años, continúa sin ser especialmente atractivo. Consiguió algo más de espacio con uno adyacente que hace las veces de salón para comidas más numerosas. También ha ido mejorando su velador, que ahora se amplía gracias a los permisos del Ayuntamiento concedidos durante esta pandemia. Está claro que el asunto del diseño del local en los tiempos que corren es de innegable importancia, pero después de más de 34 años aquí, este es un buen ejemplo de lo que realmente importa.
La carta del Venus es larga y un poco ecléctica. Pese a llamarse marisquería tiene una sorprendente variedad de carnes y otras viandas que, para nada, desmerecen el nivel de su especialidad. Precisamente es uno de los pocos lugares que en Badajoz trabaja una estupenda cecina de León siempre visible en su colgadero junto a una buena chacina. Son también de justa fama sus chuletitas de lechal «de palo» como recalca José, presentadas de manera inmaculada, en mi opinión hasta en exceso. Siguiendo con el cordero, son extraordinarias sus mollejas, de retinto su solomillo, buenas carnes de ibérico y alguna joya en forma de guiso fuera de carta donde Mari demuestra que no solo maneja con soltura la plancha, de antología el rabo de vaca acompañado de unas patatas fritas de igual nivel.
Dirección Calle Fuerte, 2
Localidad Badajoz
Teléfono 924255058
Terraza Sí
Sí
Horario Conviene reservar para ajustarse a los horarios de la pandemia.
¿Tiene barril de Cruzcampo? No
En el apartado pescadero son de relevancia los chipirones en su tinta y su bacalao a la vizcaína. Cuenta con pulpo a la gallega, merluza y el bacalao dorado que no falta en ninguna carta de la plaza. En su oferta de tapas, fue también pionero en traer las sardinas ahumadas que ahora crecen como setas. Prefiero sus anchoas, los boquerones en vinagre o una buena mojama a la que no le hace falta el punto de ajo que tiene el pan con tomate natural sobre el que se presenta.
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Pero es el marisco el que ocupa la mayor parte de su carta. José, con su extrema amabilidad, canta su oferta y como todo es según mercado lo mejor es seguir sus recomendaciones porque no siempre hay de todo ni siempre de igual nivel. Tampoco está de más preguntar precios por si luego alguno se lleva un susto inesperado con la factura, aunque seguro no será por la falta de categoría del producto. Presume de bajar semanalmente a Huelva en busca de material, destacando siempre su extraordinaria gamba. Las presenta milimétricamente ordenadas y suele bordar el punto de cocción y aunque, en mi última visita resultaron dispares, es siempre una apuesta segura en esta casa.
Te puede sorprender con una cigala tronco o con unos langostinos tigres de categoría, de concha las almejas, berberechos, navajas, mejillones y de bicherío cañaíllas bígaros, percebes…, todo siempre de correcta factura, y si el comensal en alguna ocasión tuviera algún antojo puntual, puedes encárgaselo a José, que lo conseguirá entre sus distribuidores de la costa andaluza y gallega. A uno, que es muy de mojar pan, le gustan especialmente unos langostinos alistados con tomate casero que son un buen reflejo de lo que se cuece en el Venus. Tiene adeptos el sabroso arroz de marisco que su mujer también prepara por encargo para llevártelo a casa.
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En el apartado de postres el flan, el tocinillo o su cuajada son marca de la casa y en el de vinos cumple con una carta al estilo pacense.
No es toda una Galaxia, ni pretende serlo, pero este Venus es un planeta maravilloso en el barrio pacense de Pardaleras.
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