
Oquendo, un restaurante donde es imposible comer mal
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LA CRÍTICA ·
El atractivo de una carta vasca y extremeña basada en el buen producto y en una depurada técnicaDON POLEO
Viernes, 4 de marzo 2022
En 1997, Pablo Medrano viajó a Villasbuenas de Gata para visitar a sus suegros. Él y Juli, esposa y maître, vinieron a Cáceres, pasearon por la parte moderna, descubrieron un restaurante que se traspasaba y aquella misma tarde se quedaron con él y lo llamaron Oquendo porque Pablo prácticamente había nacido, vivido y trabajado en la calle Oquendo de San Sebastián.
Empezó a traer buenas cocochas, merluzas y besugos y se hizo un sitio en la hostelería cacereña. Se trasladaron a la zona de los Obispos y convirtieron Oquendo en el restaurante de referencia de las comidas de trabajo. Pero llegó la crisis, hubo que reinventarse en tapería restaurante y en una de sus mesas estamos, dispuestos a comer y a contarlo.
Aunque se haya rebajado el esplendor y la barra contigua reste intimidad y quietud, el comedor de Oquendo mantiene su distinción: manteles individuales, vajilla inglesa, copas correctas, cubertería de buen acero 18/10, bonita decoración, mobiliario marrón oscuro, pintura contemporánea escogida con gusto y, tras la gran cristalera del fondo, un bello patio de luces y una pérgola con muchas plantas.
Completan el prólogo un pan suculento recién horneado y una carta de vinos magnífica con 195 referencias, 5 internacionales y 190 nacionales, de ellas, 26 extremeñas. Es una carta en la que se nota criterio y experiencia en la selección de lo mejor o lo más interesante de 24 D O y regiones vitivinícolas. Una crema suculenta y calentita, bien conseguida técnicamente, entona el estómago antes de entrar en materia.
La carta se divide en secciones: tapas, raciones fáciles (ensaladas, marinados, carpaccios, alcachofas, croquetitas, pulpo, gambas, anchoas, calamar, cocochas, entrecots) y platos clásicos que han consolidado a Pablo Medrano en Cáceres: pochas, lomo de bacalao o merluza.
Empezamos con unas alcachofas de Navarra con jamón de bellota basadas en la calidad del producto, la salsa deliciosa y los detalles sin fallo: blanditas, jugosas, sabrosas… A lo largo de la comida, cada plato confirmará la idea que tenemos de este restaurante: un lugar para comer muy bien, sin complicaciones y sin fallos. Llegan las pochas, con morro y con el equilibrio entre la untuosidad de la carne, el sabor afrutado de la pocha y un sofrito con toque personal que lo perfuma todo. Esta vez nos parecieron demasiado contundentes, menos sutiles que con almejas.
Un producto que marcó a Oquendo en sus inicios fue el bacalao. El propio Pablo Medrano llegó a coger complejo de que solo sabía hacer eso: bacalao. Desde luego, prepara más platos, pero su lomo extra de bacalao (gadus morhua) a la vizcaína es ya casi una tradición cacereña. Otro producto que caracteriza la cocina de este donostiarra reconvertido en extremeño es la merluza de anzuelo del Cantábrico. «De anzuelo porque está gelatinosa, le pones la mano encima y mancha… Del Cantábrico porque le cuesta perder la escama y por los reflejos», aclara el chef. Con una salsa verde y unas almejas de A Illa de Arousa consigue Medrano extraer todos sus matices.
Acabamos con un postre típico vasco: goxua, cima de la dulzura golosa con sus cuatro capas: nata, crema pastelera, bizcocho borracho y azúcar caramelizada. Y cada plato, en fin, con la sutil firma de autor en forma de un tallo o una hoja verde, la garantía Oquendo.
Dirección Calle Obispo Segura Sáez, 2
Localidad Cáceres
Teléfono 927 21 11 32
Horario Cierra lunes. Sab y Dom abre a 9:00 horas. Mar-Vie: abre a 12:30 horas
Terraza No
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