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La Posada: Parada y fonda en Aldea del CanoEn Salsa | La crítica
La Posada: Parada y fonda en Aldea del CanoDON POLEO
Jueves, 13 de junio 2024, 21:22
A 22 kilómetros de Cáceres, Aldea del Cano, un pueblo de 606 habitantes (llegó a tener 2.000 en 1950) situado en la Ruta de la Plata. Aldea del Cano es punto de paso desde hace 2.000 años por encontrarse en plena calzada romana. A dos kilómetros del pueblo, esta vía se bifurcaba y partía un ramal hacia Toledo y Zaragoza. Aldea del Cano cuenta también con cañada de La Mesta, tuvo estación de tren y está en el Camino de Santiago y en la autovía A-66. Es, pues, un pueblo de paso y avituallamiento que tenía ventas, posadas y hasta un hospital de transeúntes. Incluso fue lugar de ocio clandestino de la Legión Cóndor alemana en los inicios de la Guerra Civil. Las tropas nazis estaban en el castillo de las Arguijuelas y bebían en las tabernas de Aldea del Cano.
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De ese brillo de lugar de paso y parada, quedan rescoldos en este pequeño pueblo cacereño, donde viajeros y peregrinos pueden comer en alguno de sus tres restaurantes: el comedor del señor Rufino, en la gasolinera pegada a la autovía, Las Vegas, justo al lado de la antigua Nacional 630, y La Posada, en la plaza del pueblo, restaurante al que nos dirigimos para testar la gastronomía de este pueblo etapa de guerreros, pastores, viajeros, turistas y caminantes.
La Posada debe su nombre al carácter del edificio que alberga el bar y restaurante, que no era otro que la antigua posada del pueblo. En realidad, el comedor ocupa los establos de la fonda, bien entendido que era en esos establos donde dormían muchos viajeros al calor de sus mulos, burros y caballos. Ahora, en los pesebres de las bestias, hay botellas de vino en lugar de paja y forraje.
La Posada está en una esquina de la plaza Mayor, detrás del ayuntamiento, en un rincón donde instalan una agradable terraza de verano. En su fachada, multitud de flores y macetas y un aviso: «No cojas trozos de plantas. Respeta. Si quieres me las pides». En el interior, el bar-comedor tiene un precioso abovedado de ladrillo y, aunque no hay mucha luz natural, el encargado ofrece inmediatamente encender las luces o encender la tele. Negamos, intuye que tampoco nos complace la música alta y la deja en una tenue melodía que acompaña, como debe ser.
Nos acomodamos en amplias mesas de madera ante mantel y servilletas de papel, cubertería tan corriente como eficaz y sencilla cristalería. La decoración es austera y el lujo no comparece. Pero se está a gusto en esta antigua posada de gruesos muros y temperatura llevadera a pesar de los 36 grados en la calle. Traen un pan estupendo de Casar de Cáceres, blandito, esponjoso, con mucha miga, mucho sabor, ideal para untar en salsas. El aperitivo de cortesía no falta y es muy castizo: dos rebanadas abrazando una rica lasca de panceta.
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En la carta, chuletón, entrecot, lagarto, secreto, morcilla, chocos, oreja, careta de cerdo, tortilla de bacalao, navajas, mejillones, ancas de rana, Por encargo, arroces y paellas, piernas de cordero o cabrito, cochinillo, bacalao al horno. Comida de toda la vida, platos parecidos a los que comían los viajeros cuando esta posada acogía a más arrieros que turistas.
Empezamos con unos champiñones grandes rellenos de Torta del Casar. Un plato sencillo, pero bien acabado: tersos los champiñones, suave el aderezo de torta, delicada la mezcla de sabores. En La Posada, los platos son abundantes, pero no esperen emplatados sublimes ni cosas así. Literalidad: si el plato se llama alubias, nos pondrán alubias como se hacen en Extremadura, es decir, guisadas con morcilla, tocino y carne. Esas alubias son nuestro siguiente plato y tienen tal contundencia que igual les hubiera venido bien menos generosidad con los tropezones. Pero no nos quejemos porque rebañamos el plato.
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Una solemne parrillada de verduras nos sirvió para desengrasar: calabacín, pimiento, cebolla, pimiento verde y rojo y tomate en abundancia, que no se diga que en Aldea del Cano pasan hambre los viajeros. Y acabamos con cinco medallones jugosos y en su punto de solomillo de cerdo con pimientos. De los postres no decimos nada: eran industriales y mejor un café. Pero La Posada es un correcto restaurante de esos que los franceses llaman «d'étape».
Dirección Plaza Mayor, 3
Localidad Aldea del Cano
Teléfono 680 506 491
Horario Mar: cierra. Mie-Vie: 12-16/20-24. Sab-Dom: 12-17/20-24. Lun: 12-16
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