Puerta de Mérida: «Un menú del día con solomillo de ternera»

Carpaccio de solomillo ibérico relleno de foie, de atún rojo o de ternera con virutas de queso de oveja… Repápalos de bacalao y trigueros, migas con huevo frito, secreto ibérico a la plancha… Carrillera, lengua, rabo, callos, manitas… Timbal de berenjena y solomillo de ternera, moussaka de berenjena y morcilla y lasaña vegetal, tronco de lomo con champiñón y queso y codorniz estofada con salsa de marisco y langostinos…

Visitamos hoy un restaurante con una oferta de menú del día imbatible: 32 platos a elegir dos sin hacer distinciones entre primeros y segundos. Guarnición de exquisitas patatas fritas. Bien servido, bien atendido, sin esperas ni prisas, con buenos vinos, jarras heladas de cerveza, precio ajustado, el pan, el postre y la bebida aparte y raciones lógicas: ni te quedas con hambre ni revientas.

Puerta de Mérida

Comida

3/5

Atención

3/5

Ambiente

3/5

Nuestra valoración:

Precio:

€€€€

El restaurante Puerta de Mérida está situado en un bello rincón de la parte antigua cacereña, justo donde antes estaba la puerta de la muralla por donde entraban los viajeros que llegaban desde Mérida. Una aberración concejil acabó con la puerta hace mucho tiempo, pero la zona sigue conservando su sabor y su encanto. Así que comemos en mesitas al aire libre pegadas a la pared de una antigua casona por la que trepan enredaderas y crecen flores rojas. Enfrente, balcones con geranios, detrás, una imponente buganvilla. En el interior del local, varias mesas altas bien puestas, bóvedas históricas, silencio y penumbra fresquita y acogedora.

El Puerta de Mérida sería un 'Resto Formule' si estuviera en Francia. En Cáceres es un restaurante de menú del día en el que hay que seguir unas pequeñas reglas: cada uno de los comensales debe escoger dos platos de la oferta de 32 que aparecen en la carta, no se hacen distinciones entre primeros y segundos, debe pedir la mesa completa y el postre, la bebida y el pan son opcionales y se pagan aparte. Con estas sencillas y nada descabelladas normas se puede mantener un precio magnífico (14 euros) en un menú que incluye productos de alto nivel y calidad como el solomillo de ternera o el atún rojo.

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Las raciones no son pantagruélicas, pero la calidad gastronómica es muy aceptable. Probamos los carpaccios de ternera y atún rojo, soberbios. Sabrosa la ensalada de queso de cabra, membrillo y nueces al pesto de cilantro y curiosa la mezcla de lechuga, tomate, salmorejo, cecina y anchoas, aunque el salmorejo puede con todo y atenúa los matices de la anchoa y el embutido.

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Sube el nivel en las carnes, con una lengua de ternera deliciosa cuyo plato retenemos para mojar el pan recién horneado en la salsa. Buen rabo de toro y un medallón de solomillo de ternera al punto que eleva el nivel de este menú a altas cotas. El acompañamiento de patatas cocinadas con esmero realza la comida.

De postre, ofrecen un tiramisú muy rico y una tarta de queso bien horneada. Las raciones de los postres son abundantes y llegan a la mesa con la gracia de una bola de helado. No hay café, pero el pan es bueno. La cubertería es de calidad, las copas de vino son las adecuadas y los manteles individuales y las servilletas son de papel. Todo esto, unido al encanto de este rincón fronterizo entre el Cáceres medieval y el decimonónico, convierten un comida sencilla en una agradable experiencia.