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Ranieri, un buen italiano en MontijoEn Salsa | La crítica
Ranieri, un buen italiano en MontijoDON POLEO
Jueves, 18 de abril 2024, 18:35
Detrás del campo de fútbol del Montijo, 'Ranieri', un restaurante abierto por un ciudadano italiano, algo poco común en Extremadura, donde abundan las franquicias de cocina trasalpina, pero solo hay tres restaurantes con cocinero italiano como este, cuyo fundador, oriundo de la zona de Bari, tras dar vueltas por el mundo, se instaló en Montijo hace 24 años y ha convertido su restaurante en una referencia gastronómica local.
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Ocupamos una mesa amplia, justo al lado de un mueble con botellas de vino Chianti. Al fondo del luminoso y alegre salón, con capacidad para 120 comensales, una gran foto de Alberobello (Ranieri nació a 20 kilómetros de allí) con sus chozos o trullos Patrimonio de la Humanidad. Atiende con solvencia y rapidez la esposa de Ranieri y dos chicas uniformadas de negro, tan simpáticas como dispuestas. Las sillas son de plástico, cómodas; la cristalería, la vajilla y la cubertería son correctas, sin lujos, y las servilletas y mantelitos son de papel vegetal.
Nos entretienen con unas aceitunas de cortesía y el pan, tostado, crujiente y rico, llega en cestita de tela. En la carta de vinos, 25 referencias con 6 Ribera del Guadiana, 4 italianos entre los que destaca La Gioiosa Prosecco y, entre los 8 Ribera del Duero, uno llamado Tempranillo Ranieri que ejerce de vino de la casa.
La carta es plenamente mediterránea: alternan en los entrantes las croquetas y las empanadillas hispánicas con el pan de ajo, el queso provolone al horno o la bresaola (finas láminas de ternera curada con queso parmesano, aceite, sal, limón y pimienta). De esta sección, pedimos media ración de bruschetta: cuatro tostadas (la ración completa son ocho) con tomatitos cherry, abundante aceite de primera calidad y orégano. Hemos de reconocer que ni en Italia habíamos probado una bruschetta tan rica, panes viciosos que no quieres que se acaben, el Mediterráneo en una tostada, comienzo sobresaliente y Marta, la camarera que nos atiende, explicando pedagógica los matices de una carta donde, bendita fusión, no faltan los quesos extremeños, el lomo doblado ni los ibéricos, que se complementan con tablas de quesos italianos y españoles o fondues suizas.
En la sección de ensaladas, Italia brilla (caprese, mozzarella, rúcula). Pedimos la ensalada burrata, que lleva surtido de lechugas, aceitunas, cebolla, nueces, salmón, queso burrata y un aderezo a base de sal, AOVE y vinagre de Módena. Es tan abundante como todas las raciones en casa de Ranieri, que sale de la cocina, charla con los clientes y, muy simpático, nos cuenta algo de su vida y nos recomienda, con un acento de Montijo de toda la vida, que rompamos la bolsa de queso burrata y lo mezclemos todo. Obedecemos y disfrutamos de una ensalada refrescante, inesperada, divertida, que es lo que se le pide a las ensaladas, que no sean previsibles, repetidas, aburridas…
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El apartado de carnes es semejante al de cualquier restaurante extremeño con el añadido de los escalopines al limón y al marsala. Atún y bacalao en los pescados. 33 tipos de pizza, que hacen las delicias de varios adolescentes que comen con sus familias. No falta el risotto, con el maldito añadido de «para dos personas», y la pasta se puede pedir al horno (lasagna, gnocchi o gratinada), seca (macarrones, spaghetti, tagliatelle, gnocchi con nueve salsas diferentes o con marisco) o fresca: lunetti, cuori, tortellini rellenos de carne con ocho salsas a escoger, panzerotti rellenos de espinacas y ricotta…
Optamos por la pasta fresca de unos 'medaglioni viera lang': medallones de pasta rellenos de carne de vieira con una salsa a base de tomate con rúcula, cherris, chipirones y gambas. La salsa nos pareció poco comunicativa: decía poco; era delicada la pasta y estaban sabrosos y blanditos los chipirones, pero el conjunto se quedaba a medias.
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Ranieri proviene de una familia de pasteleros y se nota en la artesanía de sus postres: tiramisú, profiteroles, babá napolitano, tartas de queso o requesón… Tomamos una copa de cereza amarenna italiana en crema de mascarpone. Las cerezas, delicadas; la crema, brutal dulzura y fin de una comida italiana de verdad con algún altibajo, pero satisfactoria en su conjunto.
Dirección Plaza Capitán Cortés, 10
Localidad Montijo
Horario Lun-Mar: comida. Mie: cierra. Jue-Dom: comidas y cenas
Teléfono 924 45 63 63
Terraza Sí
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