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A Velha Fábrica: comer en una almazara lujosaDon Poleo
Jueves, 8 de junio 2023, 20:56
Los propietarios de la almazara As Pontis de Eljas, donde se elabora desde 2008 el aceite Vieiru, uno de los más premiados de Extremadura, compraron hace seis años A Velha Fábrica, una antigua factoría de productos textiles, aceite y jabón situada en Valverde del Fresno y convertida en complejo hostelero. Los nuevos dueños remozaron las instalaciones y el resultado es un hotel rural de cuatro estrellas y un restaurante donde vamos a comer.
A Velha Fábrica se encuentra a la derecha de la carretera de acceso al pueblo y está bien señalizado. Hay buen aparcamiento en el exterior. Entramos en la antigua fábrica por la recepción del hotel y nos fijamos en el gran salón con sillones situado junto al comedor: un inmenso local de altos techos y abundantes ventanas en el que priman la piedra y la madera, realzadas por la luz natural. En las mesas, amplias, cómodas y bien vestidas, mantel sobre faldilla blancos de algodón y poliéster, la vajilla es de Pontesa y Bidasoa, las copas están de acuerdo con el ambiente y los vasos de vidrio azul dan un toque de color.
La decoración es un tanto ecléctica, de esas que no sabes bien a qué atenerte. Un ejemplo: en la repisa de una chimenea, conviven una frasca con flores secas, dos jaulas colgantes ornamentales, dos platillos con velas perfumada en forma de flor de loto y un florero con calas y siemprevivas. Por las paredes, una exposición artística de Alejandro Miguel y pendiendo del techo, varias lámparas historiadas, principescas.
Tienen el buen gusto de servir agua del grifo recién filtrada. Servicio uniformado de negro un punto despistado: ponen pan en unas mesas y en otras, no, algo de lentitud… Detalles sin importancia que impiden la perfección. Tienen toda la gama de aceites Vieiru. El pan no entusiasma. ¿Por qué no compran los restaurantes extremeños el buen pan de los pueblos de la región? A cambio, el aceite que sirven, de la casa, Vieiru, es una pasada.
134 referencias de vino convierten su bodega en una de las mejores de Extremadura. Destaca una colección privada de añadas históricas de Marqués de Riscal. Tienen tintos de 12 territorios vitivinícolas y blancos de siete D.O., incluyendo el txakolí y una selección de blancos gallegos y de Rueda. La carta de platos se divide en la sección de entrantes de la tierra y el mar con suculencias como un carpaccio de presa ibérica, unas zamburiñas al vapor o unas croquetas cremosas de jamón ibérico. Vienen después los entrantes del huerto y siguen la sección de mariscadas por encargo y los pescados, centrados en el bacalao y el pulpo. Las carnes triunfan: pluma y lagarto ibéricos, codillo a baja temperatura y antología vacuna con solomillo, chuletón, T-Bone y Tomahawk. En los postres, serradura, tarta de queso, tiramisú…
Empezamos con puerro confitado con salsa romescu, pistachos y aceite de perejil. El puerro ha saltado en los últimos años al estrellato gastronómico. Antes era una verdura sin pedigrí, hoy parece una «gastrojoya». Además, es un plato muy «jósper», muy de esos hornos caros, pero resultones, llamados Jósper que hornean enseguida y con sabor. El resultado son estos puerros en su punto realzando el sugerente toque romescu.
Seguimos con un bacalao con patatas panaderas emplatado con buen gusto: agradece al carbón de encina del Josper y al pico de gallo gran parte de su gracia, originalidad y matices. Acabamos los platos principales con el cabrito serrano a la brasa con ajoaceite. Aquí hay que poner peros porque del cabrito se podían comer un par de chuletillas, el resto era difícil por duro. Es que cocinar un cabrito a la brasa no parece la mejor manera de sacarle partido. Venía acompañado por un cuenco con salsa y su guarnición.
Acabamos con una tarta tatin de manzana con helado de vainilla. Era una tatin «comme il faut», cosa rara porque se suele llamar así a cualquier engendro con manzana. Esta tenía su rica crema, su manzana a punto y su tibieza. En resumen, bien el ambiente, el puerro y la tarta, difícil el cabrito, destacable el bacalao, mal el pan, sobresaliente el aceite y despistado el servicio, aunque el ritmo de servir fue correcto tras un primer momento exasperante.
Dirección Calle Don Miguel Robledo Carrasco, 4.
Localidad Valverde del Fresno.
Teléfono 676 301 254
Horario Abre todos los días de 13.30 a 23.00 horas
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