![Alconchelero, un tinto para jóvenes y nostálgicos](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/10/media/cortadas/vino-kuYE-U14011964076iHH-1248x770@Hoy.jpg)
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En Alconchel, hace algunos años, era habitual escuchar: «Oye Juan, ponme un vino embocao». Y en cuestión de segundos aparecía sobre el mostrador un chato de pitarra. Algunos lectores quizás se pregunten qué significa 'embocao' y mejor que se ahorren la búsqueda en el diccionario, pues no viene, pero para eso está HOY En Salsa. Embocado quiere decir que ese caldo tiene dulzor. Es precisamente esa tendencia hacia lo dulce lo que le proporcionaba también un elevado grado alcohólico a los vinos de pitarra.
Alconchel es uno de los muchos pueblos extremeños que cuentan con una gran tradición pitarrera, tanto en consumo como en elaboración; en la mayoría de las ocasiones, para el disfrute familiar. El resultado era un morapio oscuro a consecuencia de la avanzada maduración de la uva, y con partículas en suspensión, ya que la única filtración a la que se le sometía era su paso por las tinajas. Estos líquidos de pitarra, para algunos casi tan necesarios sobre la mesa como el pan, actualmente podrían catalogarse como naturales o ecológicos, puesto que su único ingrediente era la uva.
En honor a estos caldos 'embocaos' e históricos ha surgido Alconchelero, un vino que ha intentado conservar la tradición del municipio rayano, pero contando con la tecnología actual para su elaboración.El artífice, Victoriano Barahona, recibió en secreto hace algunos años la receta vinícola de un señor mayor del pueblo, y ahora ha decidido materializarla. El vino lo realizan y lo embotellan en una bodega de Almendralejo con uvas de la variedad tempranillo. Tiene una graduación moderada (13 grados) y le han dejado mosto para que no pierda el toque dulzón que tanto gusta a los alconcheleros.
Este producto se presentó oficialmente la pasada semana en la feria del Espárrago y la Tagarnina en el restaurante Poli. La anfitriona fue Julia Marín Expósito, alconchelera y doctora en Enología. Con lo cual, tiró de corazón y formación para hablar del tinto. De él dijo que era fluido, con un ligero movimiento, sin asperezas, joven y afrutado.Además, apostilló que en nariz se percibe un claro aroma a fresa. «Es fácil de beber, amable y goloso en boca».
Marín sabe de vinos y sabe de Alconchel, por lo tanto, es la candidata idónea para describir el vino Alconchelero. Nos cuenta que es perfecto para maridar con cualquier guiso tradicional, así como con los embutidos de la tierra y también con pescados.«Aunque sea un tinto, precisamente por ese punto de dulzor y por la suavidad de los taninos, puede acompañar casi a cualquier comida. Yo creo que han sabido hacer un vino muy versátil», indica. En definitiva, tiene la esencia pitarrera, pero menor graduación y mayor ligereza para ajustarse a la demanda actual del mercado y conquistar a un público más joven.
A Julia Marín no le gustan los estereotipos. Incluso podría decirse que le enfadan un poco. Una experta como ella sabe que los vinos no tienen género, pero aun así, todavía se sigue hablando de vinos para señoras y vinos para hombres. El motivo, según la enóloga, es que las mujeres se han incorporado mucho más tarde que ellos al consumo, por lo que es normal comenzar con una bebida suave y dulce. «Al consumidor no habitual le costará más enfrentarse a un vino robusto. Es como si le ponen un filete de ternera casi hecho de primeras. Hay que ir poco a poco», manifiesta la alconchelera. Pasa igual con el público juvenil, más acostumbrado a bebidas azucaradas y carbonatadas.
Algo parecido ocurre con los vinos blancos. ¿Por qué algunos hombres se resisten a beberlos? Porque, según ilustra Marín, antiguamente todo lo que se elaboraba era tinto. Anivel de chato, el blanco se ha introducido hace muy poco, con lo cual no se consumía porque no había oferta ni tradición, y eso se ha perpetuado en algunas personas, que progresivamente se van atreviendo a catar otras variedades. La enóloga lo compara nuevamente con la comida.«Es similar al consumo de frutas exóticas. Anteriormente, ¿cuándo hemos tenido a nuestro alcance un mango o un aguacate? Nunca, y sin embargo, ahora hay un mundo de posibilidades».
Dejando a un lado colores y sabores, lo importante es que el producto sea bueno, porque como dice el refrán, el que un buen vino bebe, a beberlo vuelve.
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