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Unas bravas de concurso

Rocío Maya fue una de las 18 finalistas del cónclave 'Una de bravas' con unas patatas cuya base era una sopa de tomate

Viernes, 15 de octubre 2021, 18:30

Estaba algo nerviosa, porque era la primera vez que iba a este concurso, pero a Rocío Maya no hay nada que se le ponga por delante. Así que el pasado 4 de octubre se plantó allí, en Palencia, para participar en la gran final del cónclave 'Una de bravas'. Era una de las 18 finalistas, entre las más de cien recetas enviadas, y la única representante de Extremadura. Finalmente, la chef de La Taberna de Noa, en Fuentes de León, no obtuvo derecho a subirse a este podio gastronómico. No obstante, EN SALSA ha hablado con ella y nos ha contado que está contenta, que el plato salió bien, sin imprevistos, y que por primera vez desde la pandemia, pudo trabajar con su mano derecha en la cocina y en la vida, su marido Luis Miguel Gómez Matito. En otros concursos, era la organización quien le ponía a los ayudantes, normalmente eran jóvenes estudiantes de cocina y hostelería.

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Rocío cuenta que este ha sido de los concursos más especiales en los que ha participado, ya que la noche anterior se hizo una especie de cena de convivencia entre todos los cocineros. «Había un ambiente muy familiar», añade. La chef lleva la tradición extremeña allá por donde va, y por eso, presentó unas bravas cuya base era una sopa de tomate. Tuvo media hora para la elaboración y otros 20 minutos más para freír las patatas y emplatarlas.

En esta ocasión, Rocío utilizó gajos de patata roja agria y cilindros de patata morada. Primero las confitó con ajo y orégano durante quince minutos, y luego las frio a 180 grados, para que quedasen crujientes por fuera y blanditas por dentro. La sopa de tomate la llevó cocinada de antemano, debido a su gran elaboración. La hizo con las verduras de su propio huerto. Además, sus bravas llevan yema curada, en homenaje a las sopas de tomate de su pueblo, que llevan huevo. «Para no desperdiciar nada, usamos la clara para hacer la mayonesa de kimchi que, además, le aporta un puntito exótico», agrega. Un poco de chile picado completa los sabores del mundo. Pero, volviendo a la región, Rocío no se olvida del pimentón –«de la Vera, por supuesto»– y del orégano salvaje. «Nosotros vivimos en el monte y nos gustan las hierbas aromáticas», comenta entre risas.

Esta elaboración hace honor a su nombre, es muy brava. No solo por su excelencia, sino porque pican. Hasta la creadora lo reconoce, pero...«¡es que si no, no serían bravas!», justifica. Los amantes de este aperitivo están de enhorabuena, ya que Rocío las tiene en la carta de su establecimiento La Taberna de Noa. Es la misma receta, la única diferencia respecto al concurso es que solo lleva una variedad de patata y el corte es en forma de dado. Parece que gustan y es que solo en la última semana han vendido veinte kilos de patatas. El jurado popular ya ha hablado: son unas bravas de premio. Enhorabuena, Rocío.

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