Pasteles de acelga y champiñón

300 gr. Acelgas

100 gr. Champiñones

Media cebolla

3 Huevos

50 ml. Leche evaporada/leche/nata/crema de leche

Aceite de oliva virgen extra

Pimienta

Sal al gusto

Especias (opcional)

Lo primero de todo es hervir las acelgas. Para ello cortamos las hojas de acelgas y las pencas en trozos más o menos iguales. Y vamos a poner una olla con abundante agua a calentar a fuego alto. Cuando el agua comience a hervir agregamos las acelgas cortadas y las escaldamos durante 1 ó 2 minutos, no es necesario hervirlas más. Luego las escurrimos quitando bien el agua y las dejamos en el colador reposar para que eliminen toda el agua mientras preparamos los demás ingredientes.

A continuación, pelamos y troceamos la cebolla en trozos pequeños. Los champiñones los vamos a lavar bien para quitarles los restos de tierra, los pelamos y los troceamos en trozos pequeños, o laminados si lo prefieres. Yo he dejado unas cuantas láminas de champiñón para decorar los pasteles.

En una sartén con un chorreón de aceite de oliva, vamos a rehogar la cebolla, los champiñones y luego las acelgas a fuego medio. Le agregamos sal y pimienta al gusto.

Mientras se nos preparan las verduras en la sartén, en un recipiente amplio vamos a batir los huevos con la leche evaporada. En vez de leche evaporada puedes usar nata, leche normal o crema de leche, lo que tengas por casa. Le agregamos un poco de sal al gusto. Y también puedes añadir alguna especia si te apetece.

Una vez que las verduras estén sofritas, las vamos a apartar y vamos a rellenar con una cuchara el molde para magdalenas. Puedes usar un molde más grande si te apetece.

Primero rellenamos los huecos con las verduras sofritas y luego agregamos el huevo en cada hueco hasta cubrir bien las acelgas y champiñones. Para decorar, he colocado una lámina de champiñón en cada uno.

Luego, precalentamos el horno a 180 grados, por arriba y por abajo, y cuando esté caliente metemos los pasteles y lo vamos a dejar unos 15-20 minutos, esto dependerá de cada horno. Cuando veas que hayan cuajado y empiecen a dorar por la superficie, los sacamos. Y ya estarían listos. Ten cuidado al sacarlos del molde que te puedes quemar. Los puedes comer fríos o calientes. Son como unas mini tortillas. Están deliciosas.