![El cachopo y el secreto](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/14/media/cortadas/cachopoysecreto-kxwD-U14049134889ecE-1968x1216@Hoy.jpg)
![El cachopo y el secreto](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/14/media/cortadas/cachopoysecreto-kxwD-U14049134889ecE-1968x1216@Hoy.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Los asturianos se lo montan bien. Además de tener montañas imponentes y una costa preciosa, gozan de complementos atractivos, como la sidra y su ceremonia, y si no, se los inventan para que la fiesta no decaiga. La última ocurrencia asturiana es el cachopo, que no es otra cosa que el filete san jacobo de toda la vida, pero echándole un poco de imaginación: le han puesto un nombre llamativo y sonoro, cachopo, y han complementado el queso y el jamón del relleno con pimientos del piquillo, espárragos, cecina, rulo de cabra, cebolla caramelizada y cualquier cosa que sea comestible y tentadora. Para completar el invento, han aumentado su tamaño (ya venden cachopos XXL de medio metro) y han montado campeonatos de cachopos, guías de cachopos y galardones a cachopos.
El resultado de este montaje es que los turistas se vuelven locos con el invento y hasta han conseguido exportarlos: en Cáceres ya hay bares que ofrecen cachopos, aunque servidor se sigue quedando con los san jacobo que preparan en Almendralejo.
El turismo consiste en ofrecer atractivos y adornarlos con un poco de cuento. En eso, los asturianos son muy eficaces porque no tienen complejos y son unos cachondos. Ellos han inventado un dulce llamado carajillos del profesor, el queso afuega el pitu, que no tiene significado escatológico, pero lo parece y eso ayuda a venderlo, o un licor que responde al sonoro nombre de Hijoputa.
En Extremadura, si dejamos a un lado las Hurdes, con esos dos hermanos cachondos de Las Mestas, inventores del Pichín Real y del Ciripolen y capaces de asegurar que proveen a la Unesco y al Vaticano, no triunfamos a la hora de inventarnos tonterías porque somos tan sensatos y tan poco idealistas que nos avergüenza dar gato por liebre o incluso dar liebre exagerando sus virtudes.
Deberíamos ser más insensatos y potenciar los complementos llamativos, que los tenemos. Nada le gusta más a un turista que admirar nuestros encantos y sentarse después a disfrutar de unos espárragos cojonudos de la Vera, de un secreto, un cojondongo, un zorongollo, un morcón, una chanfaina, una patatera o un cremibellota... Todos esos nombres les llaman la atención y preguntan al camarero: «¿Y eso qué es?». El camarero les da unas vagas explicaciones que remata con un generalizador: «Está muy rico». Y el turista se atreve y se divierte.
Pero nos da como corte potenciar esos productos de nombres rotundos, que son los que divierten al visitante, y preferimos optar por la finura de las tempuras, las caramelizaciones y los preparados tibios. Recuerdo la desesperación de dos jóvenes profesores madrileños que, recordando sus anteriores visitas a Cáceres, me abordaron en la plaza Mayor para preguntarme dónde podrían comer callos, morros, orejas y morcillas, hartos como estaban de brotes tiernos, lechos de risotto y milhojas de boletus.
Claro que tenemos que ofrecer alta cocina y ya hemos demostrado que la sabemos hacer muy bien, pero los viajeros necesitan también una gastronomía de cachopos y secretos que los diviertan y estimulen. Un profesional que juega en esa división, sin descuidar la calidad, es el cacereño Rafa Arnáiz, que anuncia sus platos con gracia y desparpajo (las croquetas que hacía mi tía Romualda en Cilleros). En Cáceres se le tiene por demasiado atrevido, pero en Asturias sería el rey. Si allí tuvieran lagarto de cerdo o patatas meneás, harían concursos, chistes y maravillas con esos platos. Aquí los disimulamos o, en general, los llamamos guiso tradicional de patatas, delicia de cerdo a la plancha y otras cursiladas. ¡Qué serios nos ponemos a veces!
Publicidad
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.