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No es lo mismo esperar varias horas a que pase la cabalgata más formidable, divertida e inacabable del Carnaval español, que amenizar la tarde del martes más esperado en Badajoz tomando unas tapitas, unas raciones, un montadito o un bocata de calamares. EN SALSA se suma esta semana a nuestro Carnaval de Interés Turístico Internacional para ayudarles a convertir la fiesta en un evento gastronómico. Desfilen, admiren, bailen, canten y rían, pero sumen a estos placeres 'espirituales' el deleite favorito de don Carnal: la comida.
El gran desfile dará comienzo este domingo 27 de febrero a las 12.00 horas en el cruce de El Venero, cafetería mítica por sus migas y porque es de las más madrugadoras de la ciudad (abre a las cinco de la mañana), por lo que es tradición culminar muchos eventos: fiestas, bodas, feria... desayunando aquí. Servirán desayunos hasta las 12, para las personas que quieran coger fuerza y ver el comienzo del desfile. Después de esa hora, tendrán bocadillos.
Justo enfrente se sitúa Nomadic Jungle, un local que abrió hace menos de un mes, pero que vive su primer Carnaval con ilusión y ganas. Tendrán una plancha de la que saldrá un olor al que pocos podrán resistirse. En ella harán choricitos, pancetas, montaditos... Dispondrán también de quesos y embutidos.
Al lado se encuentra Café Bar Pope Mini donde, además de los bocadillos, es posible tomar una hamburguesa completa con todos sus avíos o un sándwich.
Para los más golosos, una recomendación:sitúense en el lado izquierdo de la avenida Santa Marina según la dirección que lleva el desfile. Allí encontrarán una pastelería cafetería con obrador propio. Se llama Punto Caliente y tiene delicias como las cazuelitas portuguesas o 'pastéis de nata', pepitos, donuts, palmeras, piononos, tartas de San Marcos... Bocados artesanales que pueden aportarnos un chute de energía tras tantas horas de baile. Pero además, también ofrecen elaboraciones caseras saladas, como pizzas o empanadas. Las tienen de pisto y atún, jamón york y queso... Pero su especialidad es la de bacon, tomate natural, queso y orégano. A su propietario, Ricardo López Corrales, le espera una larga jornada de amasar, hornear, dejar reposar... Pero, a pesar del trabajo, reconoce que le encanta y disfruta mucho estos días. «La gente en Carnaval está más contenta y eso es maravilloso».
En Café Bar Santa Marina hay raciones. No las que trabajan habitualmente, porque sería inviable dado el trasiego de gente que se espera, pero sí han elaborado una carta especial. Y no es pequeña. Tienen platos de bacalao dorado, croquetas de jamón ibérico, calamares, alitas de pollo fritas, carne con tomate y al ajillo, panceta o solomillo con diferentes salsas a elegir. No cierran la cocina, así que sí, será posible comerse unas croquetas para merendar. Esto, sumado al colorido y brillo de los disfraces, es pura fantasía.
Ya hablamos la semana pasada del mesón Los Castúos y su buena mano con los guisos de caza y el corte del jamón, entre otras elaboraciones del recetario tradicional extremeño. Pero este domingo, se convertirá en el rincón perfecto para los amantes de los pinchitos. Irresistibles. También tendrán bocadillos calentitos, ya que, tras tantas horas, el cuerpo se destempla. Los hay de calamares y de lomo. Asimismo, ofrecen jamón, lomo y queso, para los paladares más exigentes.
En la acera opuesta está la cafetería Botánico, famosa por su excelente café y el mimo con el que lo sirven, casi siempre acompañado de alguna floritura. A partir del mediodía tendrán bocadillos de jamón, tortilla y queso. Pero los que deseen ir antes podrán disfrutar de su espléndido desayuno. Es delito no pedir su deliciosa tostada de tomate y jamón ibérico de bellota.
El de calamares es uno de los bocadillos más españoles. Comerse uno en la Plaza Mayor de Madrid es puro casticismo. No pasa de moda. Pero aquí, en la capital pacense, también tenemos una larga tradición en torno a este bocado crujiente y repleto de sabor a mar. Lo incorporó Pepe Martínez, el fundador de la saga Martínez, de la cual salió 'Pepehillo', del mítico restaurante Galaxia. Pepe regentaba el kiosko del paseo de San Francisco y consiguió popularizar este bocata, allá por los años 50. Era habitual ver a los costaleros de La Soledad, una vez acabada la procesión, tomando uno. Pero, si está relacionado con algún evento, es por antonomasia con los carnavales, cuyo epicentro se situaba, en sus inicios, en este parque.
Aquí se ubica actualmente La Marina. Y, quizás por casualidad o quizás por empeño, su propietario desde hace diez años es Miguel Ángel Torres Martínez, nieto de Pepe y que, por derecho, continúa con su tradición 'calamarera'. De hecho, los carnavaleros de pro tienen por costumbre cenar el viernes de Carnaval un bocadillo de calamares de La Marina mientras ven la final del Comba en la plaza, donde hay pantallas, barras y mucha diversión. Además, el gran desfile acaba justo en este punto, con lo cual, las comparsas hacen tiempo hasta que se conoce la ganadora. Y para matar el gusanillo, qué mejor que un bocadillo (de calamares). Buen provecho y felices carnavales.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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