Manzanas o guarrichuches

En la campaña electoral para elegir a los representantes de los estudiantes en la Universidad de Extremadura, una candidatura llevaba en su programa la exigencia de que se instalaran en los campus extremeños máquinas expendedoras de productos saludables, fundamentalmente, fruta. En la institución educativa donde trabajo, los alumnos hacen en cada reunión del consejo la misma petición: quieren fruta y productos saludables en las máquinas.

No sé qué ha sucedido en los campus de la Universidad de Extremadura con aquella propuesta electoral. Sí sé que en mi trabajo han colocado unos botes con manzanas en las máquinas expendedoras. Poco es, pero algo es algo porque la norma general en el vending de pasillo es ofrecer todo aquello que está contraindicado para la salud: chocolatinas, aperitivos fritos, refrescos cargados de azúcar...

Quien haya pasado una noche en el hospital y haya necesitado tomar algo de madrugada, recordará que la oferta iba de las galletas con chocolate, grasas y azúcar abundante a batidos y bebidas en cuyo etiquetado se resumía todo lo que un médico prohibiría a un enfermo y a una persona sana.

Comer fuera de casa es jugársela porque resulta complicado mantener una dieta y conocidos son los casos de ciudadanos sanos a los que nombran para un cargo político o ejecutivo, han de comer fuera de casa con frecuencia y acaban su mandato con un pie en la tumba tales son las cifras de colesterol, triglicéridos y otras desgracias marcadas con asterisco en el boletín de la analítica.

Para poner coto a esta imposibilidad de alimentarse saludablemente fuera de casa, Sonia Moto y César Gallardo, un joven matrimonio de Barbaño, pueblo próximo a Montijo, han conseguido lo que parecía imposible: envasar fruta extremeña en recipientes aptos para ser expendidos por las máquinas de comida y bebida que se ven en oficinas, hospitales y centros educativos.

El tema no ha sido fácil, pero ya han logrado dar con el envase idóneo, que han patentado, y su empresa Fru&Tube se ha convertido en la única del mundo que solo tiene máquinas de vending con productos naturales. En ellas, se pueden encontrar plátanos, tomates cherry, caquis, albaricoques, uvas, cerezas, naranjas o fresas a precios semejantes a lo que cuesta una chocochuche o un snackchachi. Ofrecen también frutos secos y zumos completamente naturales. Es decir, lo que miles de clientes están deseando tomar.

Podría pensarse que los estudiantes extremeños que claman por tener fruta fresca en las máquinas de vending están de enhorabuena, pero no, de eso nada. En esta tierra, como en casi todas las tierras, mandan las multinacionales de las maquinitas y, además, qué caramba, para qué complicarse la vida cuando, desde siempre, aquí hemos tomado chuchigrasas y snackscalorías.

Por ahora, si queremos ciruelas o peras extremeñas de Fru&Tube, tendremos que irnos a estudiar a universidades madrileñas o a curarnos a hospitales de la capital. En Extremadura, las multinacionales ofrecen más dinero por instalarse. A lo mejor, bastaría con que en los concursos se exigieran máquinas con un 100% de productos saludables, que es lo que demandan parte del mercado y la Sociedad Española de Epidemiología. Pero para eso, hace falta mentalización, salirse de los carriles preestablecidos y exigir a las multinacionales del vending más salud. Fru&Tube las puede proveer de producto, pero no quieren porque le sacan menos ganancia a una ciruela de Barbaño que a una guarrichuche o a una golograsi. Seguiremos engordando.