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¿Qué ha pasado hoy, 18 de febrero, en Extremadura?
JOSÉ VICENTE ARNELAS
Siete historias de amor gourmet

Siete historias de amor gourmet

En esta semana de Cupido y San Valentín, dejamos de ser una sección gastronómica para convertirnos en un folletín romántico y ofrecer relatos apasionados de la hostelería extremeña

Viernes, 14 de febrero 2025, 09:51

«Una voz en la calma, un aroma de menta. Un después, un quizá, un haber, una meta»...

No, esta humilde reportera no se ha vuelto coplista, sino que, como los lectores ya habrán intuido, hemos recurrido a Massiel para definir el amor. Hay tantas formas de amar como de hacer gazpacho; una en cada casa. Así que en esta semana del amor vamos a conocer diferentes historias de pasión que chisporrotean entre los fogones extremeños.

Precisamente el 14 de febrero, San Valentín, es el aniversario de Rocío Maya y Luismi Gómez, de 'La Taberna de Noa'. Llevan 24 años juntos. Y habrá a quien le parezca mucho o poco, realmente es algo subjetivo, pero ellos han caminado juntos la mitad de su vida, ya que hoy cuentan 42 primaveras. Nacieron, además, con dos días de diferencia, así que no recuerdan algo que a las parejas les encanta contar; el cómo se conocieron. Simplemente fueron creciendo, yendo a la escuela, jugando, perteneciendo al mismo grupo de amigos y, con 18 años, comenzaron a salir. «Al principio no queríamos, ya que teníamos miedo de perder la amistad si salía mal», cuentan. Pero con esa edad, el corazón siempre manda. ¡Y por suerte salió bien!

Luismi y Rocío en sus inicios.

A pesar de tener un carácter muy diferente, les une la misma pasión por la gastronomía. Él normalmente se encarga de la sala y ella de la cocina, pero diseñan todos los platos entre los dos y se complementan si es necesario. «Al trabajar ambos en hostelería, comprendemos el sacrificio que requiere, por lo que las discusiones nunca vienen por ahí. Y además, somos dos cabezas pensantes al frente del negocio, así que yo lo recomiendo», afirma Rocío. «Como tenemos tanta confianza después de todos estos años, nos apoyamos mucho en el hombro del otro. Creo que con un simple compañero de trabajo no tendría esta química y esta forma de entendernos hasta con una sola mirada».

Luismi y Rocío en la actualidad.

Pareja antes que socios

Continuando con los aniversarios, Rafael Martín y Santiago García siempre cierran en su día especial (el 23 de junio) para festejar, una clara señal de que sí, tienen un proyecto laboral juntos, pero el personal es infinitamente más importante. Tras cinco años de relación, se animaron a emprender, pero aseguran que siempre tuvieron claro que si 'Caesura' repercutía negativamente en su pareja, cerrarían. «Hemos visto personas de la hostelería romper por el negocio y no queríamos que nos pasara igual», indica Santi.

Tras catorce años juntos, el trabajar codo con codo -aunque Santi está en los fogones y Rafa, en sala-, les sirve como desconexión. «A veces entramos en el restaurante y si hemos tenido un roce, lo dejamos fuera y cuando salimos, ya no está», comentan sonrientes. Su tiempo libre también lo pasan juntos, en la naturaleza con sus animales o disfrutando de la hostelería desde el otro lado. «Nuestra relación no sería igual si no trabajásemos juntos, ya que posiblemente no coincidiríamos en horarios. Pero ya nos hemos acostumbrado a estar todo el tiempo pegados y nos gusta».

Rafa y Santi en su 'gastrosala' Caesura.

«El amor va brotando, entre el aire y el suelo. Y se palpa y se siente y hay quien puede verlo»...

El amor de Laura Avilés y Cecilio Cordero es palpable. Cualquiera que los haya visto interactuar mínimanente en su restaurante, 'El Laurel', se habrá dado cuenta. Pese a la juventud de ambos, tienen una relación desde 2016 bastante consolidada, moderna y revisada. «Al principio, cuando empezamos a trabajar juntos, éramos más personas en el local, por lo que había que gestionar equipos. Quizás por eso discutíamos a menudo y decidimos que no podíamos tratar en casa aspectos del ámbito laboral», confiesa Laura. «Costó, pero nos vino muy bien separar. Ahora, si hablamos de algo, son cosas ilusionantes, proyectos nuevos».

Además, actualmente, el establecimiento lo llevan entre los dos: él domina en la cocina y ella pilota la sala. «Lo mejor de trabajar juntos es el apoyo mutuo. Ceci confía plenamente en mi criterio con los clientes, nunca ha puesto nada en duda y es muy guay tener ese apoyo incondicional en el trabajo», detalla Laura.

Para ellos, hay dos aspectos importantísimos a la hora de llevar su amor más allá de los fogones: trabajar la individualidad y compartir tiempo de calidad. «Yo valoro mucho mi tiempo libre y procuro darle rienda suelta a mis aficiones, igual que hace Laura», cuenta el cocinero pacense. A veces, incluso, se van de vacaciones por separado. «Nos entendemos genial, pero siempre viene bien respirar y echarse un poco de menos». Pero una cosa no quita la otra, al revés, tienen clarísimo que las relaciones también se trabajan. «Cuando estamos en el restaurante, realmente no estamos pasando tiempo de calidad, así que también nos gusta tener y crear momentos para nosotros, para cuidar nuestro vínculo y darnos cariño».

Ceci y Laura representan la canción de 'Love is in the air'. JOSÉ VICENTE ARNELAS

El destino

Allá por 2017, la segedana Carmen Peláez acababa sus estudios de Cocina y quiso hacer las prácticas en 'El Invernadero', en Madrid. «En un principio no podía porque no había convenio o algo así, por lo que recuerdo ir personalmente un par de veces a llevar el currículum. Estaba empeñadísima», rememora entre risas. Allí no estaba el trabajo de su vida, pero sí le esperaba algo mucho mejor; una persona especial llamada Javier Gassibe, con la que ahora tiene dos pilares muy importantes en común: una bebé y el restaurante 'Acebuche' de Zafra.

Los dos son cocineros y la pandemia les sirvió para frenar y soñar con platos, cartas, recetas... Así que en cuanto terminó el confinamiento, montaron su primer proyecto juntos. «Sé que vivir y trabajar con tu pareja no es fácil, pero nosotros lo llevamos muy bien», se sincera ella. «Es cierto que hemos hecho mucho trabajo previo de concienciación, de afrontar y hablar los problemas, pero sabemos que si remamos en la misma dirección, todo estará bien».

Quizás el secreto de la complicidad que tienen es que no buscan una felicidad inmensa y eterna, sino que son felices en el día a día, incluso en las tareas más rutinarias. «A pesar de tener jornadas de mucha tensión, conseguimos sacarle la parte positiva a todo, hasta a hacer una transferencia», cuentan.

Carmen y Javo son grandes disfrutones de la vida.

«Y te hace viajar, en el filo del tiempo. Remontando los ríos de mil universos. Y te lleva a la gloria y te entrega a la tierra»...

Si ya es difícil que el amor no salte por los aires en el ritmo frenético de un servicio, ¿meterse en un espacio minúsculo no es más arriesgado que ir a 'La Isla de las Tentaciones'? Manuel Corbacho y Gloria Plaza parecen haberse pasado el juego con honores. «Hay momentos difíciles, pero cuando acaba el servicio es como si no hubiera pasado nada. 'La Salaína' para nosotros es terapia», aseguran.

Se refieren a su preciosa food-truck extremeña que viaja por todo el país repartiendo sabor con sus platos. Este proyecto lo arrancaron también en la pandemia, pero su historia empezó mucho antes. Ambos estudiaban Cocina en el IES San Fernando y ahí, entre clase y clase, surgió la chispa. Y ya no se separaron más. Este 2025 hará un cuarto de siglo de ese momento. En este tiempo siempre han funcionado juntos. Montaron 'Tierra de Sol' en 2005, uno de los primeros locales de Badajoz en tener tapas elaboradas; después nació su catering 'Come y Calla'; otro proyecto -'El Equilibrio'- que se lo llevó la pandemia, y el más reciente e ilusionante: la caravana gastro.

«Disfrutamos mucho de nuestro trabajo en cualquier versión, pero después de todo el protocolo y seriedad del catering, poder tratar con el público de tú a tú en un festival gracias a 'La Salaína' es una gozada».

«Lo positivo de cocinar en pareja es que nos entendemos perfectamente, ya que nuestra vida gira en torno al mismo trabajo. Si en una pareja ella es cocinera y él, profesor de autoescuela, prácticamente no se van a ver en todo el día», opina Manuel.

El buen humor de Gloria y Manuel es importante en esta ecuación de amor más trabajo en dos metros cuadrados.

A fuego lento tu mirada

Manuel Romero y Susana Roncero se conocieron entre pucheros en las Hurdes hace cinco años. «Lo que empezó como una tontería, acabó en un noviazgo serio», tanto que hace un invierno, ampliaron la pareja con un importante miembro más: el establecimiento 'La Pregonera', en Huetre, una alquería de Casares de las Hurdes.

Reconocen que al principio les costaba comunicarse; eran dos leones en una encarnizada pelea por ver quién lleva la razón. Pero, a base de días y horas, como un guiso a fuego lento, han aprendido. Hasta tal punto que ahora «somos un equipo». De hecho, reconocen que se complementan a la perfección, ya que Manuel es un torbellino y Susana, más tranquila, es la encargada de poner la calma. «Como el yin y el yang», describen.

«Lo más bonito de trabajar juntos es cuando estamos a puerta cerrada, los dos preelaborando», cuentan. En el negocio sólo están los dos. «Contratar a alguien es inviable», confiesa amargamente Manuel, quien añade que, a pesar de toda la ilusión y esfuerzo que le ponen, a la gente le cuesta desplazarse hasta su local. «Tener mucho trabajo crea mucho estrés, pero no tener, también...».

A pesar de las dificultades, Manuel y Susana siguen apostando por su sueño compartido con la esperanza de que en primavera mejore la situación y la gente se anime a subir al restaurante y deleitarse con las vistas y, obviamente, con su cocina hurdana.

Manuel y Susana llevan cinco años juntos y hace dos emprendieron con su restaurante 'La Pregonera'.

Sin admiración no hay amor

En esta época actual de amor líquido, Tinder, poliamor, relaciones abiertas y anárquicas, donde el compromiso ha cambiado de traje, queremos culminar este artículo con un ejemplo de resistencia. Aunque ellos no lo llaman así, simplemente «respeto y cariño». La fórmula parece fácil.

Casi medio siglo juntos llevan Getulio y Pili.

Se trata de Getulio Nacarino y María del Pilar Burgos, ambos propietarios de 'El Palancar'. Llevan casi cincuenta años juntos y lo cuentan con sencillez, casi como si no tuviera mérito. Eso sí, Getulio todavía se sonríe cuando rememora los paseos de los primeros meses en su mítica Puch Minicross. «Nos veíamos todos los días aunque fuese un ratito», cuenta.

Se casaron en 1984 en la concatedral de Santa María y tienen «dos hijos maravillosos que, aunque no trabajen en el restaurante, están muy implicados en el negocio. La hostelería familiar se hace con mucho cariño y fundamento», asevera él. El Palancar cumplió hace unos meses 25 años y sí, claro que ha habido «momentos buenos, malos y regulares», pero como viven en Cáceres, utilizan el trayecto de media hora hasta Pedroso de Acim como confesionario para aliviar los lances.

«El restaurante no ha hecho que nuestra relación empeore, todo lo contrario, cada vez mejor. Estamos en un momento muy dulce a nivel personal y profesional», explican encantados. De hecho, 'El Palancar' es una parte más de su matrimonio. «La ilusión no la hemos perdido nunca, es la que nos mantiene vivos, con muchas ganas. Mientras dure, seguiremos sin jubilarnos».

Son referentes y, aunque no haya una receta exacta, Getulio no esconde su admiración por Pilar. «Cuando empezó de jefa de cocina, me di cuenta de que tenía unas cualidades especiales y una sensibilidad sublime. Ha tenido una evolución impresionante».

Mientras ellos siguen volcando su historia de amor en cada plato, nosotros seguiremos saboreando más relatos que hacen chup-chup entre fogones...

Continuará...

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