Borrar
Parada y bocata

Parada y bocata

Monesterio o la tradición de estirar las piernas camino del sur

Sábado, 11 de enero 2020, 11:11

En los puentes y en verano, Monesterio suena mucho en los medios de información nacionales y la culpa es de Leo. Sí, del área de servicio Leo o, para ser más modernos, de Leo Grupo, que empezó siendo un proyecto sencillo y hoy es un emporio que incluye administración de lotería, productos ibéricos, apartamentos turísticos en el centro histórico de Sevilla, el hotel Leo en Monesterio y el área de servicio Complejo Leo 24 horas, que es el negocio más popular, la insignia del grupo y la razón por la que las televisiones y los diarios dedican reportajes a Monesterio en las fechas en que toda España se mueve y la Autovía de la Plata es el eje más cómodo y rápido para unir el norte y el sur de España y el oeste de Europa con Marruecos.

En ese área de servicio, se detienen miles de personas en su tránsito por la Vía de la Plata y la explanada del Complejo Leo se convierte en una pequeña ciudad con vigilantes, sorteos apabullantes que incluyen coches y motos, venta de cerezas del Jerte de calibres que solo se ven en las fruterías lujosas del barrio madrileño de Salamanca y un gentío viajero que llena las terrazas, los salones y la tienda.

Pero los extremeños, en nuestros viajes hacia el sur, ya parábamos en Monesterio cuando no había autovía ni complejo. Hace muchos años que identificamos el último pueblo de Extremadura con los bocadillos de jamón, los cafés y la paradita para estirar las piernas.

«Monesterio, parada y bocata» podría ser el eslogan turístico de la localidad. A tanto llega la cosa que los coches modernos, que son más listos que nosotros, cuando sales de Cáceres o de Badajoz, a la altura de Monesterio te avisan de que te estás pasando, que ya llevas demasiados kilómetros al volante y te muestran el criptograma de una taza de café en la pantalla del vehículo para que salgas de la autovía y te detengas a estirar las piernas y picar algo.

Los veteranos de la Nacional 630 prefieren seguir parando donde solían y el abigarrado ambientazo del Complejo Leo les parece un tanto inquietante. Demasiado lío, piensan y prefieren la tranquilidad del pueblo, donde a lo largo de la antigua carretera hay varios bares y restaurantes donde se come muy bien. A un servidor, amante de la comodidad, la eficacia en el servicio y la calidad de los productos, le gusta detenerse bien a la entrada del pueblo según se llega desde Mérida, bien a la salida camino de Sevilla.

En ambos casos, el aparcamiento es fácil y cómodo y tienes la garantía de un buen bocata, de un buen precio y de que no te van a tener cinco minutos esperando hasta que te atiendan. Los bares y áreas de servicio extremeños de la Autovía de la Plata son ejemplares: bastantes camareros y atención inmediata. No sucede igual en algunos negocios situados en la autovía de Madrid, donde es frecuente desesperarse. Ya les he contado el caso de un área cercana a Trujillo donde dos chicas atendían a 50 clientes y las pobres se quejaban de que las contrataban y las echaban a los tres meses y así era imposible adquirir destreza.

En Monesterio, al final del pueblo, cerca del museo del Jamón, hay un pequeño bar-restaurante llamado Sierra de Monesterio donde ponen unos montaditos estupendos, con el pan ligeramente tostado. La última vez que paré allí, tomamos dos montaditos de jamón ibérico, uno de lomo ibérico fresco a la plancha, dos refrescos y un café por 13 euros. Aún recuerdo el montado de lomo y se me hace la boca agua. Al otro lado del pueblo, viniendo desde Fuente de Cantos, también a la derecha de la carretera si vamos a Sevilla, está el hotel Leo, filial tranquila del gran complejo. Dos copas de cerveza, dos montaditos de jamón ibérico de calidad y una tapa de ensaladilla: 12.80 euros. Si quieren bullicio, al Complejo. Si quieren ambiente familiar de toda la vida, paren en los bares del pueblo. Sea como fuere, pasan los años y mejoran las carreteras, pero lo sustancial no varía: en Monesterio, parada y bocata.

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Parada y bocata