Jesús Santos en su tienda de cervezas de Cáceres.

Una rubia de Barcarrota

La cerveza artesana explota en Extremadura y ya hay ocho marcas

Miércoles, 14 de abril 2021, 09:29

Tras realizar treinta entrevistas de trabajo y enviar más de mil currículums sin resultado, Jesús Santos decidió abrir una cervecería y le va bien. Es la única tienda especializada solo en cervezas que hay en Extremadura.

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La historia de Jesús es la típica de estos tiempos de crisis. Nació y vivió en Zamora hasta que, en 2009, se vino a vivir a Cáceres. Tiene 35 años. Acabó Graduado Escolar y se puso a trabajar. Casi toda su vida laboral, antes de ser comerciante de cervezas, la desarrolló como repartidor de gasóleo, o sea, camionero.

Tiene novia y a su novia, en 2009, cuando la crisis había enviado a Jesús al paro, le ofrecieron un trabajo de logopeda en Cáceres. Jesús se dijo: «Vamos para Extremadura, a ver si hay suerte». Y no hubo mucha al principio. Empezó la odisea fracasada de entrevistas y currículums hasta que, en 2013, decidió arriesgarse.

«Había viajado a Alemania, a Bélgica, a Inglaterra Allí veía tiendas de cervezas y se me ocurrió abrir una en Cáceres. ¿Sí aquí iban bien las vinotecas, por qué no iban a ir bien las tiendas de cerveza?», cuenta sus inicios.

¿Pero sabía de cervezas o sólo las bebía?

Empecé a beber de manera un poco selectiva en un viaje a Munich. Allí aprendí que una cerveza puede tener tantas posibilidades como el vino. Entonces aún no había empezado el boom de las cervezas artesanas.

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Hace cuatro meses abrió su tienda. Tras hablar con importadores y distribuidores, su oferta internacional y regional es importante. En los estantes, se ven rubias, negras y tostadas de Alemania, Dinamarca, EE UU, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Canadá, Rusia, República Checa, Holanda, Portugal

¿La cerveza más lejana que vende?

La Coopers Brewery australiana (2.65 euros).

¿La más rara?

La Molotov Cocktail, una cerveza danesa de 13 grados, tantos como un vino tinto. También es rara una de Estados Unidos, que hace un maestro cervecero únicamente en tamaño grande y está muy bien. Se llama HoppinTo Heaven IPA.

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¿La más cara?

La única que solo es elaborada por monjes trapistas de una abadía belga. Gana todos los años los primeros premios porque es considerada la mejor del mundo, se llama Westuleteren XII y cuesta 12 euros en botella de un tercio.

¿La más barata?

Súper Bock portuguesa: 1.50.

¿Las que más vende?

Las belgas y las extremeñas.

En Extremadura se elaboran ocho marcas de cervezas artesanas. En realidad, seis se llevan a embotelladoras artesanas de Madrid y Toledo y los puristas no las consideran auténticamente extremeñas, mientras que las otras dos sí que se embotellan aquí.

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Jesús vende seis marcas de la tierra. Soto, de Barcarrota, la tiene en versión trigo, rubia y tostada estilo trapense. La Blomberg es de Plasencia, aunque empezaron en Carcaboso, con tres tipos: blanca alemana de trigo, rubia y tostada. José Severiano, mítico personaje extremeño del mundo de la cerveza, hace en Villanueva de la Serena la Sevebrau rubia, tostada al estilo alemán y tostada estilo belga. La Jara ale, lager y porter negra se hace en Villanueva del Fresno. De Badajoz son la Marwan estilo ale inglés y la Ballut, antes Quercus, que lleva un toque de miel. Además de estas seis, están la Cerex, elaborada en Zarza de Granadilla, y la Arcadia, de Villafranca de los Barros. Las botellas de estas cervezas extremeñas cuestan entre 2 y 3.25 euros.

Jesús ha montado su tienda justo cuando empezaba la pasión por la cerveza artesana y Extremadura se sumaba al empeño. Por su tienda pasan desde jóvenes, «si tienen trabajo, compran», hasta una señora octogenaria que se lleva botellas de cerveza alemana. Un cliente escocés viene desde Trujillo a por sus cajas de la escocesa Brew Dog. Y Jesús parece contento: se vino de Zamora a Cáceres, cambió el gasóleo por la cerveza y le va bien.

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