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Ruta por la Raya de los pasteles

Dulce Alentejo. Un viaje probando alcomonias en Grândola, bolos en Nisa y pasteis de bolota en Estremoz y de castanha en Marvão

Viernes, 30 de abril 2021, 20:26

Son dulces portugueses de la Raya, amasados y horneados a un paso de Extremadura, en el Alentejo, protagonistas de una ruta gastronómica de bollo en bollo, de masa en masa, que empieza en Nisa, cerca del Tajo, municipio fronterizo entre el norte y el sur de Portugal. En Nisa son famosos los 'bolos dos tabuleiros'«, caracterizados por el uso de la masa de pan para confeccionarlos, algo muy típico del Alentejo y el Algarve y herencia del tradicional aprovechamiento del pan sobrante, tan extendida a uno y otro lado de la frontera. En una de las parroquias del municipio, Alpalhão, se confeccionan unos 'bolos de festa' que regalan los padrinos a sus ahijados.

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Nos acercamos a Marvão, pueblo más alto de Portugal, frente a Valencia de Alcántara. Aquí son populares los 'pasteis de castanha', creación reciente de dos chefs de la Escuela de Hostelería de Portalegre. La castaña de esta zona tiene denominación de origen. Con una crema a base de huevos, canela, azúcar y castañas y una masa fina se elaboran estos pasteles.

Otro dulce de hace poco es el pastel de bellota, un invento de pasteleros de Estremoz, donde, además de los dulces de almendra o de cabello de ángel de toda la vida, también usan el algarrobo mezclado con almendras, higos y naranjas.

Si nos alejamos de la frontera, pero sin salir del Alentejo, en Grândola, la famosa 'vila morena' de la canción revolucionaria, hacen unos pasteles de origen árabe llamados alcomonias elaborados con piñones y miel. Esa zona del Alentejo, situada a una veintena de kilómetros del mar, es rica en pinos. El resultado, además de las 'alcomonias', son las 'pinhoadas', los 'barquinhos' y los 'copinhos de pinhão', todos con piñones, todos de Alcácer do Sal, un precioso pueblo con un magnífico paseo fluvial.

En Portalegre debemos tomar un interesante dulce de origen aristocrático llamado 'manjar branco'. Lleva leche, harina de arroz y azúcar. Antiguamente, también llevaba gallina, pero en Portalegre ya no se elabora con carne. Si queremos probarlo a la antigua usanza, hay que acercarse a la Pousada Dom João IV de Vila Viçosa, donde sirven el 'manjar das chagas' (la pousada está enclavada en el antiguo Real Mosteiro das Chagas de Cristo). Este manjar calipolense (gentilicio de Vila Viçosa) lleva carne de conejo.

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Hace algunos sábados, les detallaba diversas teorías sobre el origen de la popular 'sericaia'. Leyendo un libro de Cristina Castro ('A doçaria portuguesa-Sul'), que nos guía para escribir este artículo, encontramos otra teoría, según la cual, en la primera década del siglo XVII, Fray João dos Santos, misionero en la India, cuenta la historia de una mujer que, deseando asesinar al obispo portugués de Malaca, le preparó un dulce de leche y azúcar al cual llaman en la India 'syricaya', que significa comer mucho de algo excelente. Pero dentro del manjar echó 'peçonha' (veneno).

Esto querría decir que la 'sericaia' ya existía en Malaca en el siglo XVII, pero por otro lado, en el Diccionario de Arabismos de la Lengua Portuguesa, las palabras portuguesas 'ciricaia', 'sericaia' o 'siricaia' provienen del árabe 'sirâ kayya', cuyo significado es acción de hierro caliente. Es decir, que a la teoría del origen conventual, que ya les detallamos sábados atrás, habría que añadir el origen hindú y árabe. Todo un universo este de la dulcería portuguesa.

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