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Mi suegra hace show cooking

Mi suegra hace show cooking

Almendralejo y Cáceres convertirán sus plazas en gastromercados

Sábado, 6 de junio 2015, 15:44

En 'El Intermedio', entrevistaron a Pedro Sánchez haciendo la compra y tuvieron que irse al mercado madrileño de Ventas porque los tradicionales del centro de la capital ya no son mercados tradicionales, sino delicados clubs del gourmet. La diferencia entre ir a la plaza e ir a un mercado moderno estriba en que en Ventas pides un kilo de tomates y medio de boquerones tras interesarte por el precio, mientras que en el mercado gourmet de San Miguel o en el de Lavapiés solicitas unos tomatitos y unos boqueroncitos y no pides precio porque resulta de mal gusto.

Los mercados españoles se han reciclado en gastromercados, que venden frutas, carnes y pescados, pero más caros y bien envueltos, y también te los preparan en bares muy cucos, que te cobran un pico porque es la moda, porque es lo 'cool', porque ya no son mercados, son gastromercados y hasta tienen un hashtag en Twitter llamado #gastrospain.

Mercado de San Miguel en Madrid, junto a la plaza Mayor, con su blog y sus vídeos en youtube, con su queso manchego, su vino de Valdepeñas, perdón, su quesito, su vinito, su carrito de caviar, y sus cosméticos del Mar Muerto. Mercado de San Antón, en Chueca, con un ambiente para puestos delicatessen, otro para el show cooking y el tercero con restaurantes terraza. Como ven, se trata de lo de siempre, pero con envoltorio. Analicemos las delicatessen. La pluma ibérica, por ejemplo, no es otra cosa que carne de cerdo en La Chanclona de Acehúche a 10 euros el kilo (cuatro kilos me compré el sábado), pero en un gastromercado es plumita de cerdito, o sea, delicatessen y sale a 22 el kilo. Veamos ahora en qué consiste lo del show cooking. Para que lo entiendan, es lo que hace mi suegra todos los días, que voy a llevarle el pan y me quedo con ella en la cocina, viendo cómo limpia y adereza unas anchoas o prepara a fuego lento un sopicaldino.

En Madrid, en Colón, está el gastromercado Platea, llamado así porque imita un teatro; en Fuencarral, el mercado de San Ildefonso y en Lavapiés, el de San Fernando. No me extraña que para entrevistar a Pedro Sánchez tuvieran que rebuscar y alejarse del centro.

La moda del show cooking y las delicatessen se extiende a los mercados de la Boquería, Santa Caterina y Princesa de Barcelona, a las cinco plantas del mercado de San Agustín en Toledo, al mercado Victoria de Córdoba, a la Lonja del Barranco de Sevilla, con vistas a Triana, arquitectura diseñada por Eiffel y otro punto guay de estos gastroespacios: los talleres culinarios, que es lo que hizo mi madre este fin de semana en Ceclavín, cuando me explicó sus particulares recetas de la sopa de hierbas y de los huevos con bechamel, aunque ella no lo llama taller, sino darme unas recetas.

Estación Gourmet de Valladolid, con exhibiciones de cocina creativa, que es lo que hizo mi madre este domingo en Ceclavín, gratis, mezclando fresas de su huerto con mango, aguacate, piña, salsa rosa, huevo cocido, dulce de membrillo, nueces y otras exhibiciones. Mercado Central de Valencia, Mercado del Puerto en Las Palmas, San Agustín Gourmet de Granada, El Muelle en Huelva, Colón en Valencia, La Ribera en Bilbao, Del Este en Santander, Central en Cádiz o el nuevo gastromercado de la estación de ferrocarril gaditana, que se abre en 2016 y será el más grande de España con 5.500 metros cuadrados (2.500, La Boquería y 1.200, San Miguel).

A esta moda, se unirá Extremadura pronto con sus gastromercados de Almendralejo y de Ronda del Carmen en Cáceres. A ver si convenzo a mi suegra para que monte un show cooking y nos forramos.

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