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J. R. Alonso de la Torre
Sábado, 11 de octubre 2014, 09:00
Tras un tortuoso viaje de hora y media desde Peneda-Gerês, acabo de llegar a Soutelinho da Raia. La carretera tenía tantas curvas que me he mareado conduciendo. Excuso decirles cómo está la fotógrafa, que venía de copiloto y lleva 20 minutos en el baño haciendo unos ruidos que amedrentan. Si les suelto esta confesión escatológica, es para que entiendan dónde está Soutelinho: en lo alto de un monte perdido, a cerca de mil metros de altura, entre Chaves (Portugal) y Verín (Ourense) y, como su apellido indica, tan en La Raya que durante siglos la frontera pasaba por sus casas y sus calles hasta el punto de que casi todas las viviendas tenían dos puertas, una a España y otra a Portugal, lo cual hacía las delicias de los contrabandistas, que le cogieron tanto gusto al cachondeo de las puertas que la autoridad tuvo que poner orden y acabar con la indefinición de este enclave fronterizo tan particular que recibía el nombre de pueblo promiscuo.
Eso sucedió en 1864 y desde entonces ya no hay pueblos promiscuos en España ni en Portugal. Porque el caso de Soutelinho no es único. Promiscuos fueron también Olivenza o Campo Mayor, porque han sido españoles y portugueses y viceversa a lo largo de la historia. Pero los casos de Soutelinho da Raia, Cambedo (hoy Vilarelho da Raia) y Lama d'Arcos son singulares porque estaban situados justo en la línea fronteriza, que pasaba por las calles, los muros y las habitaciones de las tres aldeas.
La vida era dura en los tres pueblos promiscuos. De las 1.000 hectáreas portuguesas y 900 españolas que abarcaba su territorio, solo 15 eran aptas para el cultivo. Los pueblos no podían vivir del campo y recurrían al contrabando. No tenían privilegios ni estaban libres de impuestos como sucedía en el vecino Couto Mixto. En el fondo, no eran diferentes a los llamados pueblos dobles (El Marco, La Rabaza y Rihonor) de los que escribíamos días atrás. ¿Por qué razón, entonces, pasaron a integrarse en Portugal? La causa hay que buscarla en que se convirtieron en moneda de cambio diplomática: España quería hacerse con el privilegiado Couto Mixto, zona más rica y poblada, y jugó con estos tres pueblos gallegos como podría haberlo hecho con los dos pueblos dobles de La Codosera o con el zamorano Rihonor.
Cuando la Comisión de Límites visitó la zona en 1856, se abrió una negociación diplomática para compensar con estos tres pueblos a Portugal por quedarse sin el Couto Mixto. En 1864, Lama d'Arcos, Soutelinho da Raia y Cambedo pasaban a Portugal y se trazaba una nueva línea fronteriza. La actividad contrabandista se vio entorpecida y comenzó la emigración.
Cuando hemos llegado esta mañana a Soutelinho, nos ha llamado la atención que en sus calles se vean más coches franceses que portugueses. En la puerta de la iglesia, tres folios recogen los donativos para arreglar el templo: 16.000 euros y 4.475 dólares en total, con generosos donativos de emigrantes como Elvis, que aporta 1.000 euros, o Sandra, que contribuye con 2.000 dólares.
En Soutelinho, que llegó a tener 600 habitantes, hoy viven solo 150. Se ven decenas de casas derruidas, todas ellas con un montón de puertas, reminiscencia de los tiempos gloriosos en que entraban por un país y salían por el otro. En el bar del pueblo, '5 Chaves', están orgullosos de que la nueva carretera hacia España sea mejor que la que conduce a la capital de la provincia: Chaves. A los muertos los entierra una funeraria española de Verín, el pan lo trae una furgoneta portuguesa desde Montalegre y todo, en fin, mantiene un aroma promiscuo y doble que la Comisión de Límites no fue capaz de borrar hace 150 años.
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