A. GONZÁLEZ EGAÑA
Domingo, 30 de noviembre 2014, 08:22
El 15 de diciembre de hace 20 años, el sargento de la Guardia Municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo (Badajoz, 1956) fue asesinado por ETA en plena calle junto a su casa en Lasarte-Oria. Un disparo en la cabeza le dejó tendido en la acera en medio de un charco de sangre. Todavía con vida fue trasladado al hospital, pero no pudieron hacer nada por salvarle. Su viuda, Caty Romero, también extremeña, se quedaba sola en Euskadi, pero renunció a volver a su pueblo, Medellín, por mantener viva la memoria de su marido. Hoy planea su regreso sin una fecha concreta. «He tenido una condena de 20 años. Necesito recuperar todo o parte de lo que ETA me arrebató» aquel jueves de diciembre de 1994. Caty todavía recuerda el mensaje que Alfonso dejó grabado la víspera en el contestador de su casa y que no llegó a escuchar hasta su regresó de Extremadura semanas después del entierro. «Cariño, hoy llego diez minutos más tarde», decía aquella voz de Alfonso, siempre tan «detallista», como ella le recuerda.
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Usted tomó la decisión de quedarse en Euskadi en memoria de Alfonso, pese a que su marido era lo único que le unía a esta tierra.
Se lo prometí. Recuerdo que en la capilla ardiente, en el salón de plenos del Ayuntamiento, le dije: Vendrán mentiras, difamarán, dirán cosas terribles, pero yo estaré aquí para recordar lo buena persona y lo buen profesional que fuiste en la Guardia Municipal y en tu vida. Sabía, de años atrás, que cada vez que asesinaban a alguien luego se le difamaba. Y yo no estaba dispuesta a que eso ocurriera con Alfonso. Ahora, veinte años después he tomado la decisión de volver a mi tierra, a Medellín. Me voy. No tengo una fecha fijada, igual en un año. Me quedan por resolver flecos del trabajo en Covite, en el que he estado hasta el pasado septiembre. Necesito vender mi casa. Pero la decisión de marcharme está tomada. He tenido una condena de 20 años y necesito volver a recuperar todo o parte de aquello que perdí y que ETA me arrebató aquel 15 de diciembre de 1994. A él no le voy a poder recuperar, pero le tendré allí porque su sepultura está en Medellín.
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