Víctor del Moral, a la derecha, inaugurando el pasado 9 de enero la ITV privada de Logrosán. :: j. s.

«Me sentí engañado desde el inicio», dice un alumno de los cursos de la ITV

Se presentaron 900 personas pero solo se pudieron inscribir 205 en una formación casi obligatoria para trabajar en las nuevas estaciones

Celestino J. Vinagre

Martes, 3 de febrero 2015, 00:23

«Nos han tomado el pelo». La frase es de Juan Carlos Ciriero, pacense de 41 años, una de las 205 personas que se inscribieron finalmente (aunque había peticiones de novecientas) a los cursos para poder trabajar en las ITV privadas sacadas por la Junta para completar la red de estaciones autonómicas. Su formación arrancó el 3 de octubre de 2013, terminó en abril de 2014 y le costó 1.200 euros (incluyendo los 150 euros que había que pagar por el título). «Todos los que nos apuntamos estábamos en situación casi desesperada por falta de trabajo. En 2013 era autónomo pero tuve que dejarlo porque no tenía beneficios. Para los cursos de la ITV tuve que pedir prestados a amigos y familiares los 1.200 euros. Todavía no he devuelto ni un céntimo y no se cuándo podré devolverlo», relató ayer a HOY este hombre, casado y con dos hijas. Su mujer cuenta con una ayuda de 270 euros al mes como único ingreso familiar.

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Como viene informando este periódico desde el domingo, cinco empleados públicos se han embolsado más de 62.000 euros por cuatro cursos que realizaron 205 personas, casi todas desempleadas. Esta formación abría un carril laboral hasta estas estaciones. La titulación, de 350 horas, fue organizada por la Universidad de Extremadura después de que Fomento publicase el decreto que establecía los requisitos para acceder a la empresa. Asistir a estos cursos era la vía principal para ello.

A la empresa valenciana Itevebasa, adjudicataria de las nuevas ITV privadas de la región desde octubre de 2013, no le costó nada. UEx y Junta, además de ponerles en bandeja mano de obra para las ITV privadas (diez en total, ocho de nueva construcción), puso a su disposición instalaciones. Los funcionarios que impartían las clases lo hacían de forma paralela a su empleo público.

El 95% de la plantilla de Itevebasa, según la concesionaria, procede de estos cursos específicos que finalizaron en diciembre pasado. Cada alumno, incluidos parados, pagaron entre 800 y 1.200 euros.

Sistema y trabajo

En España, sólo Extremadura ha organizado de este modo su salto al modelo privado de estaciones de ITV. Aquí la Administración participó primero publicando un decreto marco, adjudicando luego el concurso y cediendo a la Universidad regional sus instalaciones de ITV públicas para cursos específicos de los candidatos. Sus propios técnicos han sido los profesores, entre ellos varios responsables de Fomento de la red pública de ITV.

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En el resto de las comunidades españolas son las empresas adjudicatarias las que se encargan de formar a las personas que contratan.

Ciriero pone voz a las personas que se consideran afectadas por cómo se han desarrollado esos cursos y lo que denominan «beneficio evidente» para unos cuantos. «Nos hemos sentido engañados. Se vio desde el primer momento que los cursos eran una forma sencilla de sacar suculentos beneficios. Nunca nos dijeron que íbamos a tener empleo seguro en las ITV que se iban a abrir, pero sí que teníamos muchas posibilidades de trabajar allí. La realidad es que de los 80 que se presentaron para directores solo trabajan siete. Es mentira que estén trabajando cien personas. Son muchísimas menos», relata. La próxima ITV que se abre es la de Jerez de los Caballeros. Será mañana miércoles. Las dos últimas han sido las de Don Benito y Logrosán.

«Me sentí engañado desde la primera semana pero seguí porque había pagado. Y todo se ha debido hacer con el consentimiento de la Administración, del consejero de Fomento», dice visiblemente molesto. Ciriero cuenta que inicialmente sacaron dos cursos, uno para directores y otro para inspectores. «Como vieron que podían obtener más beneficio, sacaron cuatro más, uno de directores y tres de inspectores. Nos han tomado el pelo. Así me siento yo y mucha gente más que gracias al HOY ven ahora lo que ha pasado», agrega. «Me gustaría que alguien saliese y explicara por qué han actuado de esta forma. Visto lo visto, igual lo han hecho de manera legal, aunque no lo sé, pero éticamente dejan mucho que desear. Así no se juega con nuestras expectativas laborales», finaliza.

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