¿Qué ha pasado hoy, 23 de febrero, en Extremadura?
Bajo la lona, reunión de Vara y Jaén junto a otros miembros de PSOE y Podemos el miércoles en la Corrala Dignidad de Mérida. brígido

El sí de Podemos

Vara se equivocaría si permite que Podemos se arrogue la potestad de dar o quitar el título de honrado a un político como la Unesco da el de patrimonio de la humanidad a los monumentos históricos

Manuela Martín

Domingo, 14 de junio 2015, 08:23

LA nueva legislatura ha traído nuevas formas de hacer política. Ahí tenemos a PSOE y Podemos dando un curso acelerado de transparencia al grabar, e incluso retransmitir en directo, sus negociaciones sobre la investidura de Guillermo Fernández Vara como presidente de la Junta. Los ciudadanos que tengan tiempo y curiosidad suficiente pueden ver en Internet las grabaciones de las dos reuniones que han mantenido hasta ahora.

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A mí de esos encuentros me han llamado la atención algunas cosas. En primer lugar, la paciencia infinita de Fernández Vara explicando a los diputados y dirigentes de Podemos qué se puede hacer y qué no se puede hacer desde la Junta y cómo funciona la administración regional. Es comprensible que personas muy jóvenes que no han ocupado nunca un cargo público estén verdes en muchas materias. Probablemente necesiten unos meses y muchas horas de estudio para ponerse al día en cultura parlamentaria.

Otro aspecto de esas charlas que resulta interesante es la disposición de Fernández Vara a cederle cuotas de poder a Podemos a cambio (en teoría) de nada; el líder socialista prometió en el encuentro del miércoles que su grupo votará al candidato de Podemos en la Mesa de la Asamblea para que este partido tenga presencia en el órgano de gobierno del Parlamento. Y lo hará gratis. No pidió que en correspondencia a su generosidad, que le supone perder un puesto en la Mesa, le voten 'sí' o se abstengan en la investidura. Vara explicó que lo hace porque quiere que todos los grupos estén representados en la Mesa, independientemente del número de diputados que tengan. De hecho, va a promover un cambio en el reglamento para que también entre Ciudadanos, que solo tiene una diputada. La filosofía de esta medida es promover la participación de todos los partidos, no solo de los mayoritarios, en la gestión del parlamento. Desde ahora, los pequeños también 'mandan'.

El tribunal de la Inquisición

Pero quizá lo más notable de esos inéditos encuentros PSOE-Podemos es la actitud de este partido ante la 'casta socialista'. Los miembros del partido de Iglesias dicen que no se fían del PSOE y se erigen en una especie de Tribunal de la Santa Inquisición anti-corrupción. Enarbolan ante Vara presuntos casos de corrupción no acreditados y le exigen que acredite su 'limpieza de sangre'. Los diputados de Podemos se autoinvisten como los únicos políticos honrados, dan por sentado que todos los demás están contaminados y montan la 'oficina de expedición de certificados de honorabilidad'.

Fernández Vara se equivocaría si, movido por su afán de elevar las cotas de transparencia y la calidad democrática de la política extremeña, permite que Podemos se arrogue la potestad de dar o quitar el título de honrado a un político como la Unesco da el de 'patrimonio de la humanidad' a los monumentos históricos. El error sería todavía mayor si, llevado por un loable deseo de sumar apoyos a su investidura, asumiera el programa y las prioridades de Podemos.

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En estas reuniones PSOE-Podemos se ha hablado mucho de cómo abordar los desahucios, uno de los ejes del programa del partido de Pablo Iglesias. Un asunto sin duda dramático y al que hay que poner soluciones. Pero sería un error creer que los desahucios son 'EL PROBLEMA', con mayúsculas, del millón largo de extremeños, en lugar del desempleo, la sanidad, la educación, la dependencia o el desarrollo económico, unos temas de los que se ha hablado menos en esos encuentros transparentes.

Podemos consiguió el 24-M seis diputados en Extremadura. Ni dos, ni veinte. Seis. Tan honrados y tan dispuestos, a priori, a trabajar por la mejora de las condiciones de vida de los extremeños como los 59 restantes. Ninguno de ellos tiene el don de saber interpretar en exclusiva los deseos del 'pueblo extremeño', como a veces se atribuye a sí mismo Podemos por encima de los demás.

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Es cierto que ningún partido tiene la mayoría absoluta, lo que obligará a los gobernantes a hacer concesiones para llegar a pactos. Pero conceder a Podemos de antemano un plus de 'legitimidad popular' sobre los 28 diputados del PP, los 30 del PSOE y el único de Ciudadanos es un error. Y probablemente un suicidio político. El 'sí' de Podemos no vale tanto.

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