Rubén Bonilla
Jueves, 23 de julio 2015, 00:29
Ángel Sastre Canelas, de 35 años y natural de Don Benito, es un periodista de acción de los que no entienden su profesión «sin meterse en el barro», como le gusta decir a él. El reportero extremeño es una persona extrovertida, cercana y de gustos sencillos. Cuando HOY le preguntó en febrero en una entrevista qué echaba de menos de Badajoz donde vivió varios años lo primero que nombraba era tomar unas cañas en alguna terraza con los amigos.
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Además de estar casado con la información la vocación le lleva a utilizar sus vacaciones para cubrir conflictos bélicos su otra gran pasión es el judo, un deporte que ha practicado en todos los lugares en los que ha vivido.
El extremeño está desaparecido desde el pasado día 12 de julio, junto a Antonio Pampliega y José Manuel López, cuando trabajaban en Alepo como freelance (periodista independiente que vende su trabajo a distintos medios).
Sastre es un periodista con experiencia en conflictos bélicos (Israel, Irak o Ucrania) y conoce muy bien los peligros a los que se enfrenta cuando cruza la frontera a Siria y, sobre todo, entra en Alepo. «No se me ocurre un lugar más peligroso para trabajar en zona de conflicto a nivel de secuestros, frontline primera línea de fuego y bombardeos que Siria» decía hace unos meses.
Esta era la segunda vez que estaba en Siria. Hace dos años, también junto a sus amigos Pampliega y López, vivió uno de los momentos más difíciles en sus viajes. «Fue una experiencia personalmente muy dura. Acabábamos de entrar en el país desde Turquía en dirección a Alepo y nos enteramos de los secuestros del periodista Marc Marginedas, enviado especial de El Periódico de Catalunya; Javier Espinosa, corresponsal de El Mundo, y el fotógrafo Ricardo García Vilanova», contó con cara seria. Un secuestro que tuvo final feliz seis meses después.
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El incremento de los secuestros y ejecuciones a reporteros en esta zona no le pasaba desapercibido y reconocía que «hace que te pienses, aún más, el viajar a estos lugares».
Grandes perdedores
Ángel es una persona comprometida con muchas causas y con una gran atracción «por los grandes perdedores», le gusta poner la lupa en las desgracias e injusticias y mostrarlo al mundo.
No es capaz de estar sentado en una redacción y esperar un breaking news noticia de última hora o ser un mero contador de historias. «En el periodismo hay que ir a buscar la historia, meterse en el barro. La base está en el periodismo incómodo y mostrar lo que no quieren que se vea», repite cuando se le pregunta cómo ve su profesión.
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Y con todos estos peligros a los que sabe que se expone cargado con sus cámaras, solo cabe hacerle una pregunta: ¿Por qué volver a sitios como Siria? «Lo que yo he visto en la guerra es el mayor exponente de dolor, de muerte, de desgracia... Y paradójicamente es el sitio donde más cómodo me siento, donde creo que tengo que estar porque siento que es importante mi trabajo, que es un poco para lo que yo estudié. El periodista hace falta en muchos sitios para ser el testigo incómodo a los ojos de la sociedad. Aunque no falta el factor adrenalina, la aventura y, siendo justos, el ego», aseveró convencido.
Solo falta que vuelva y nos cuente, como solo él sabe, qué ha pasado en Alepo.
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