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El verdadero nombre de Teresita Zazá era Teresa Juliana Lucía Maraval Torres.
Teresita, la del 'Alirón'

Teresita, la del 'Alirón'

El Centro Extremeño de Bilbao rinde homenaje a la placentina que lanzó el grito de ánimo de la afición de San Mamés

LUIS GÓMEZ

Lunes, 19 de diciembre 2016, 08:15

El Centro Extremeño de Bilbao ha celebrado sus 41 jornadas reivindicando la figura de la cupletista Teresita Zazá (Plasencia 1893-Barcelona 1980). Aparte de recordar a su paisana, la comunidad extremeña de la capital vizcaína rinde homenaje a la introductora de la expresión 'alirón' para celebrar los triunfos del Athletic Club. Teresa Juliana Lucía Maraval Torres, su verdadero nombre, fue íntima de Carlos Gardel, que le abrió de par en par las puertas de Argentina. Llenó grandes coliseos en Buenos Aires e hizo una impresionante carrera en los escenarios de toda Sudamérica, pero su fama (y gloria) nunca habría sido la misma de no terciar por medio Bilbao y el Athletic. O, más concretamente, la afición del Salón Vizcaya, ubicado en los números 40 y 42 de la calle San Francisco. Durante años fue el local donde se coció lo mejor de la noche bilbaína. Era el más alegre y se le conocía popularmente como la 'catedral de las varietés'. Por allí desfilaban las estrellas de la época que pisaban la capital vizcaína. Y Teresita bien que lo era.

Guapa como pocas, tenía una voz de ensueño. Y un cuerpo escultural. Lo tenía todo, en realidad. También suerte. Con letra de Álvaro Retana y música de Gaspar Aquino, 'Alirón' no se compuso pensando en ella. De hecho, la estrenó Marietina en el Romea madrileño. Sin embargo, como recuerda el periodista y escritor Alberto López Echevarrieta, la interpretó en el momento y lugar oportuno. En concreto el 29 de diciembre de 1913. Y triunfó, como el histórico 'Pichichi' en los campos, de forma apoteósica en todos los rincones de España. La fortuna le acompañó desde el patio de butacas.

La letra original de la coplilla decía: 'En Madrid se ha puesto en moda la canción del 'Alirón',/y no hay nadie en los madriles que no sepa esta canción,/y las niñas ya no entregan a un galán su corazón,/si no sabe enamorarlas al compás del alirón. Alirón, alirón, alirón pom, pom, pom...'. Así acababa la canción hasta que, para sorpresa de 'la Zazá', el público -nadie sabe si uno, varios espectadores o toda la sala, pero sí todos muy forofos- se levantó de sus asientos y, dejándose llevar por la euforia 'leonina', le rectificó la última estrofa. No sólo eso. Le obligó, además, a entonarla esa misma noche con el '¡Alirón, alirón, el Athletic campeón!'.

Lo cuenta Julián Echevarría 'Camarón', testigo de lo que aconteció en aquella mítica función, en su 'Cancionero Bilbaíno'. Los asistentes salieron encantados del cabaré y coreando por San Francisco un estribillo que, sin saberlo, iba a hacer época e historia.

Adiós al 'Pom, pom, pom...'

De esta manera se hiló para siempre la ligazón entre el Athletic y el viejo cuplé. Pronto se reescribió al gusto de la afición. Y quedó como la conoce hoy todo el mundo hasta el punto de convertirse en el histórico grito de ánimo de la parroquia de San Mamés. Desde aquel día el original 'Pom, pom, pom...' pasó a mejor vida. Nunca más se supo de él. Desapareció de los labios de Teresita. Para la cupletista no supuso ninguna pena. Al contrario. La tonadillera de los ojos verdes y piel trigueña, que también meritó como actriz, forzó a los autores de la coplilla a reescribirla.

Los compositores anduvieron listos e inventaron una nueva letra. Con la fuerza de su garganta, Teresita llevó al Athletic por el mundo entero.

Con su nuevo '¡Alirón!, el tema saltó del mundo del espectáculo al universo futbolístico. Tras aquel arrollador éxito, ¿qué fue de Teresita, la acomodada hija del notario Pío? Siguió triunfando por todo lo alto. La prensa de la época ensalzó su arte «único», no para cantar cuplés, sino para «decirlos con admirable distinción y gusto exquisito». Gracias al 'Alirón' consiguió jugosos contratos artísticos y permaneció en Sudamérica hasta 1926, antes de regresar a España.

Los compositores se la rifaron y 'la Zazá' enamoró interpretando también tangos. Para Marino Montero, uno de los personajes más populares de la villa y que participa de forma activa en las Jornadas Extremeñas, la historia de Bilbao siempre se ha construido con el «pequeñas grandes historias como esta». «Muchas surgen de la forma más espontánea y casi siempre de la participación popular. Este es un ejemplo», expone.

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