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¿Qué ha pasado hoy, 13 de febrero, en Extremadura?

Qué le importa a Pedro

Ángel Ortiz

Domingo, 26 de febrero 2017, 10:05

El lunes pasado, Pedro Sánchez hizo público en Madrid el programa que defiende como candidato a las primarias para la Secretaría General del PSOE. Es un documento de 33 páginas y 168 puntos que resume sus ideas para mejorar este país y el partido. Lo ha titulado Somos socialistas. Por una nueva socialdemocracia. Me cuesta creer que muchos militantes extremeños vayan a darle su apoyo. Quizás se salva o tiene un pase el alcalde de Don Benito, José Luis Quintana, en calidad de amigo personal. Veamos por qué.

Primero, uno debe frotarse los ojos y recordar permanentemente que está ante un texto escrito por un líder de la socialdemocracia, no de los movimientos anticapitalistas o de la izquierda radical. Sánchez insiste además en lo que, a mi modo de ver, representa un error de principiante: le concede al PP demasiado protagonismo como causante de toda suerte de calamidades y desastres. Tanto que lo convierte, al Partido Popular, en uno de los ejes de su programa, en una especie de obsesión. Y ya sabemos cómo acaban las obsesiones de Pedro Sánchez: con una nueva victoria de Rajoy. Paradójicamente, para Sánchez el PSOE debe ahora contagiarse del asambleísmo de Podemos. Justo cuando Podemos ha apoyado las tesis pablistas y se ha decidido a reforzar y endurecer la capacidad de acción y decisión de su aparato. Sánchez también propone eliminar la Religión del horario escolar o sea, que ni como asignatura optativa ni como calificable ni como nada: fuera , denunciar los acuerdos con la Santa Sede y secularizar «las ceremonias y signos y la neutralidad de todas las instituciones, servicios y servidores públicos respecto a las convicciones ideológicas y religiosas de los ciudadanos». Quiere ello decir que en Extremadura se acabaría lo de festejar el Día de Extremadura vinculándolo a la Virgen de Guadalupe, que la aspiración por incorporar su monasterio a las diócesis extremeñas sería desterrada del debate público por improcedente y que a ningún político en el ejercicio de sus funciones públicas se le permitiría cargar con la Virgen de la Montaña, por ejemplo, ni procesionar en un paso de Semana Santa. Ya me veo a la Administración obligada, por decreto, a retirar la condición de fiesta de interés turístico regional a cualquier acontecimiento popular de carácter piadoso, como la Carrerita de Villanueva o la Romería de Piedraescrita en Campanario.

Pero lo más importante, lo definitivo, es la particular visión que Pedro Sánchez tiene de nuestro país. Solo habla de una comunidad, de Catalunya. De ninguna otra. Como si no hubiese otras 16 realidades españolas. Luego explica que hay que cargarse el artículo 2 de la Constitución. «Una reforma constitucional federal, manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, debe perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución» y apuesta por «una España federal que asegure un mayor autogobierno, la garantía del respeto a las competencias en materia de lengua, educación y cultura, la mejora de la financiación en el marco de la renovación del sistema de financiación autonómica y el reequilibrio de la dimensión territorial de la inversión pública». ¿Alguien duda de cuáles son las prioridades de Pedro Sánchez y qué tipo de concesiones estaría dispuesto a hacer, y a costa de quiénes, para tratar de resolver conflictos como el de la independencia de Cataluña? ¿Con qué cara va el PSOE a pedir el voto de los extremeños en unas elecciones si acaba dirigido por alguien que no duda en expresar a las claras que catalanes y extremeños no son iguales; ni parecidos siquiera? Por eso me atrevo a decir que, si él gana las primarias, en Extremadura el PSOE tendrá menos opciones de conservar su actual peso institucional.

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