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La pequeña con su maleta en la entrada del centro de menores. Jorge Rey

La 'abuela coraje' se niega entre lágrimas a dejar a su nieta en el centro de menores

«La niña y yo nunca nos hemos separado y me la quiere quitar la Junta», afirma Santa Gándara, que se la llevó de nuevo a Cabezuela tras acudir al Jardín del Sauce de Cáceres

Domingo, 30 de septiembre 2018, 08:49

La pequeña Raquel jugaba ayer por el Nuevo Cáceres con su maleta roja a las cinco de la tarde. Acera arriba y abajo, a sus cuatro años parecía totalmente ajena al drama que se cierne a su alrededor. Su abuela paterna, Santa Gándara, cogía con su mano derecha una infusión que le prepararon para calmar los nervios. Había recorrido los 108 kilómetros que separan Cabezuela del Valle de la capital cacereña junto a varios amigos y familiares.

Fue el viaje más triste, el que la administración le obligaba a hacer en una resolución de la Consejería de Sanidad del pasado día 26. En ella se declara «el cese del permiso de convivencia» de la niña con la abuela y se ordena su ingreso en el centro de acogida El Jardín del Sauce, de Cáceres, junto a su hermano. A las puertas del mismo, en la calle Juan Solano Pedrero, se multiplicaban las lágrimas.

Sin embargo, después de más de cuatro horas de disquisiciones, de nervios, y hasta con la Policía presente a requerimiento de la familia, Santa optó por llevarse a la menor de vuelta. Ahora espera la respuesta de la Junta a un escrito que redactó asesorada por su abogado y en el que, a mano, pide que se suspenda la entrega «hasta que exista una sentencia firme».

«No hay derecho. Raquel y yo siempre hemos estado juntas y ahora la Junta de Extremadura me la quiere quitar. No hay explicación para que nos hagan esto». Santa Gándara trataba de hilar la conversación pero apenas lograba mantenerse entera, en medio de la tragedia que para elle supone perder a la nieta. Se fija un régimen de visitas y comienza un contencioso que acabará en los tribunales.

La abuela con unos amigos, pendiente de entregar a la niña. Jorge Rey

Como ya informó HOY el pasado viernes, los problemas de los padres de Raquel con las drogas provocaron que fuese la abuela quien se ocupase de ella desde muy pequeña. Santa Gándara relataba cómo ha tenido que llevarla hasta en tres ocasiones al centro de desintoxicación para que viese a la madre. El padre de la niña está en otro centro de rehabilitación de Zamora, confirmó ayer la abuela.

La madre de la pequeña tiene otro hijo de una relación anterior. En este caso está a cargo de familiares de ella. La Junta opta por unir a ambos hermanos en el centro de menores. La familia de la niña cuestiona esa decisión. Cree que supone sacar a Raquel de su entorno, de sus hábitos diarios, tener que dejar el colegio del pueblo, en definitiva, romper todos los esquemas y lazos afectivos que tiene. «Fui yo quien se fue de Jerte a Cabezuela a vivir para que Raquel no se separase de sus compañeros y de su día a día, y ahora, con un margen de tres días, nos obligan a entregarla aquí. Es muy duro», explicaba entre sollozos Santa Gándara. Para los vecinos del Valle es una 'abuela coraje'. La apoyan incondicionalmente. Ayer dio las gracias a los alcaldes de Jerte y Cabezuela y a todos aquellas personas que han comenzado a firmar un escrito para que la niña no sea separada de ella y de su familia. «Por Raquel da la vida. Esta abuela quiere a su nieta, quiere cuidarla. Nadie tiene derecho a quitársela. Es un castigo para una persona que se preocupa». El relato es de Flora García, una amiga que ayer acompañó a Santa junto a dos sobrinas.

«Solo hay que ver a la niña para saber que está bien. La Junta está cometiendo un error. Es una nieta feliz con su abuela», insistía Ángel Redondo, otro amigo que dio la cara por Santa y por Raquel. El caso está lleno de matices, entre ellos que la abuela no tiene ninguna vinculación con el hermano de su nieta y no puede hacerse cargo del mismo, como se le plantea. Además, Raquel sufre crisis epilépticas «y nadie se ha preocupado por el tratamiento que debe tener», lamentaban ayer sus familiares.

Santa Gándara anuncia que seguirá luchando hasta el final. «Lucho por ella y por mi hijo», clama. El jueves presentó un recurso ante la Junta de Extremadura que ni siquiera ha tenido respuesta. Pide que se deje sin efecto la decisión adoptada y que se busquen «medidas alternativas para la integración familiar y fortalecimiento de lazos fraternales» entre Raquel y su hermano. También solicita que se suspenda el internamiento en el centro de menores mientras resuelve el caso un «tribunal competente».

Ayer hizo un nuevo recurso, manuscrito esta vez. Luego pretendió que alguna persona autorizada del centro firmase que se responsabilizaba de lo que le sucediese a la niña. Ningún funcionario quiso hacerlo, ya que el asunto sobrepasaba sus competencias. La Policía acudió a petición de la interesada y a primera hora de la noche se tomó la decisión. Habría viaje de vuelta con la niña a casa. «Si nadie se responsabiliza de lo que le pase, aquí no se queda», concluyó Santa Gándara. Estaba dispuesta a pasar toda la noche en la puerta, lo más cerca posible de su nieta. No fue necesario.

El caso tendrá continuidad. Mañana está previsto el ingreso del hermano de la niña. El de Raquel, que seguía jugando con su maleta y con las cámaras, queda a expensas de lo que decida su familia.

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