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El pasado 15 de octubre comenzaron las obras de soterramiento del tramo urbano de la autovía A-5 en Madrid para construir encima un bulevar ( ... bautizado como Paseo verde del suroeste), un proyecto que la ciudad llevaba años esperando y que durante los próximos 25 meses afectará a los viajes entre Extremadura y la capital española. La incidencia será menor o mayor según lo vaya requiriendo el avance de los trabajos, pero el ayuntamiento que dirige el popular José Luis Martínez-Almeida ya ha diseñado un plan de movilidad en colaboración con el Gobierno de la Comunidad que lidera Isabel Díaz Ayuso (PP). Ese plan tiene dos bases principales: refuerzo del transporte urbano y diseño de itinerarios alternativos.
La reforma incluye un nuevo túnel de un kilómetro y medio y tres carriles por sentido en el tramo de autovía comprendido entre El Batán y la avenida de Portugal, según informa Acciona, que ejecuta esta parte del proyecto (el llamado lote dos) junto a Dragados. Y para construir ese paso subterráneo es necesario que máquinas y operarios ocupen la actual calzada de la A-5, algo que irá ocurriendo a lo largo de al menos los próximos dos años, siempre que se cumplan los plazos de ejecución previstos.
Para intentar minimizar los inconvenientes a los conductores (80.000 vehículos usan cada día la A-5 en este punto), el plan de movilidad elaborado por el Consistorio madrileño y el Gobierno de la Comunidad aconseja como primera alternativa para entrar a la ciudad utilizar la R-5 en vez de la A-5, aunque esa vía radial seguirá siendo de pago. El Ayuntamiento y la Comunidad pidieron al Gobierno central la gratuidad de esta vía mientras duran las obras, pero no ha habido acuerdo y los conductores tendrán que pagar si quieren circular por ella.
La R-5 permite enlazar con la M-40, y esta a su vez con la M-30. En su vertiente norte, a través de la M-503, y a la M-30 sur por la autovía A-42, detalla el Ayuntamiento en su web.
En cuanto a la salida desde Madrid, el consejo es hacerlo «a través de la autovía A-42 o la Vía Lusitana, y de ahí a la M-40, o incluso a través de la salida de General Ricardos para alcanzar la avenida de los Poblados». «Para los vehículos procedentes del norte de la M-30 -propone el plan de movilidad-, el itinerario alternativo preferente sería a través de la conexión con la A-6, que permite conectar con la M-40, y de ahí con la A-5 sentido salida a la altura de Cuatro Vientos».
El proyecto que acaba de empezar a ejecutarse obligará soterrar 2,8 kilómetros de la autovía A-5 en su tramo urbano, y tiene un plazo de ejecución de 25 meses. Está dividido en tres lotes, con presupuestos de 176, 171 y 58 millones de euros respectivamente, es decir, una inversión total que supera los 400 millones.
Según avanza el Ayuntamiento de Madrid, en ningún momento se llegará a cerrar al tráfico la autovía A-5, que en los momentos de mayor afectación conservará abiertos dos de sus cuatro carriles. El plan de movilidad incluye también un refuerzo de la señalización e itinerarios alternativos para la movilidad interior, esto es, en la propia ciudad, dentro de los barrios que se verán afectados por los trabajos.
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