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Día de Extremadura
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Día de Extremadura
Ana B. Hernández
Domingo, 1 de septiembre 2024, 08:06
La congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad recibirá el próximo 7 de septiembre, en el Teatro Romano de Mérida, el máximo galardón ... que concede la región, la Medalla de Extremadura. «Un reconocimiento que nos ilusiona y que agradecemos sobre todo porque premia la labor que venimos realizando a lo largo de 138 años de historia ya en favor de la promoción de la mujer», valora Sor María Antonia García Cornejo, consejera general de la congregación y directora de la Escuela Hogar Placentina, uno de los tres centros que las Josefinas gestionan en Plasencia.
Fue en esta ciudad extremeña en la que Eladio Mozas Santamera fundó la comunidad el 18 de febrero de 1886 de la mano de las 14 hermanas que tomaron su hábito ese día. «Ahí empieza la congregación y poco después la acción pastoral y el primer colegio», recuerda Sor Antonia. Una casa madre con la que echó a andar entonces el instituto religioso inspirado en el misterio de la Santísima Trinidad.
«Suma gloria a Dios uno y trino en Jesucristo con María y San José es nuestro lema». Lo que significa, sobre el terreno, «llevar una vida sencilla siguiendo el ejemplo de la sagrada familia de Nazaret», guiada por los valores del Evangelio que promueven la acogida a todos, el respeto a la diversidad, «porque cada uno de nosotros es único e irrepetible», y la promoción de la mujer «para que tenga los recursos precisos con los que adquirir una formación que le permita vivir su vida con dignidad».
No es casualidad por ello que el primer colegio que la congregación puso en marcha abriera sus puertas con internado. Un centenar de niñas con dificultad para acceder a un centro educativo, en un territorio entonces más que ahora caracterizado por una población diseminada, pudo llegar a las aulas.
138 años después, las 14 religiosas que se sumaron al proyecto de Eladio Mozas Santamera son más de 150 y miles las niñas a las que han acogido y formado dentro y fuera de Plasencia, de Extremadura y de España.
Aunque posiblemente el fundador de las Josefinas no llegara a pensar que su proyecto iba a trascender las fronteras de las comarcas del norte de la región, lo cierto es que casi siglo y medio más tarde, la congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad se ha convertido en la 'empresa' más internacional de cuantas hayan germinado en Plasencia.
En la ciudad continúa la casa madre, hoy convertida en el centro en el que residen «las hermanas mayores que ya han desempeñado su labor y que, por amor a Plasencia y a nuestras raíces, quieren permanecer aquí», el conocido como colegio de arriba, que comenzó en el año 1967, cuando la demanda superó al de abajo, y la Escuela Hogar Placentina. «Cuando abrió el de arriba, el de abajo se quedó vacío y solicitamos abrir una escuela hogar, con el objetivo de continuar con la labor de promoción de la mujer, la misión que desempeñamos de acuerdo a nuestro carisma josefino-trinitario».
Una veintena de niñas estarán en su internado este nuevo curso escolar, para que la falta de recursos de sus familias no las lastren, ni tampoco sus lugares de procedencia. «Tenemos muchas inmigrantes, igual que alumnado con necesidades educativas especiales». Todos ellos, deja claro Sor Antonia, «recibirán la educación integral y la formación transformadora por la que apostamos». Una enseñanza que va más allá de contenidos académicos, que persigue formar mujeres y hombres «que sepan establecer prioridades en sus vidas, que no solo se guíen por sentimientos y emociones, y que trabajen desde donde estén por la promoción de la justicia y la paz en el mundo».
El número de mujeres y hombres formados a lo largo de 138 años de historia por las Josefinas Trinitarias es incontable. Probablemente es complicado encontrar a un placentino que no haya tenido de alguna u otra manera un contacto con las Josefinas, con las Pepas, como se las conoce en la ciudad y en cuyos centros se han formado muchas generaciones de muchas familias.
Pero la complicación trasciende a la capital del Jerte. Porque aunque Mozas Santamera no pensara en la expansión de su proyecto, la congregación cuenta hoy con más de 150 religiosas y cerca de una treintena de casas repartidas en varios países.
Solo en centros educativos, las Hermanas Josefinas están representadas en España en ciudades como Plasencia, Cáceres, Salamanca y Santander. Pero su labor educativa y en favor de los más necesitados las ha llevado también a Sudamérica. En Chile y Honduras, como en España, tienen colegios y residencias pastorales.
Las Josefinas Trinitarias tienen centros educativos en Santiago, La Serena e Isla de Maipo (Chile) y Valle de Ángeles (Honduras). En México llevan un centro nutricional para niños sin cuidados parentales y otro de formación inicial para jóvenes. En Perú trabajan con ancianos y niños y en Honduras se han volcado en la atención médica primaria, creando el Consultorio Médico Padre Eladio Mozas.
Su objetivo, en cada una de sus iniciativas, «dar a las personas los recursos que precisan para llevar una vida digna y favorecer una formación transformadora para contribuir a hacer un mundo mejor en el que hoy, como ayer, la mujer tenga las herramientas que requiere para ocupar en la sociedad el puesto que merece», resume Sor Antonia.
En definitiva, continuar extendiendo a través de su labor educativa y pastoral el carisma josefino trinitario que el Ayuntamiento de Plasencia pidió que se reconociera y que la Junta hará otorgando a las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad su máximo galardón, la Medalla de Extremadura.
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