Fueron unos segundos, pero las decisiones que tomó José Sáchez Abad le salvaron la vida. «Me di cuenta que el agua arrastraba el coche de forma lateral, iba a volcar. Aceleré y me choqué de frente contra la acequia. Luego salí por la ventana ... y me quedé en la acequia hasta que me rescataron».
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Este vecino de Valdebótoa, a sus 64 años, fue capaz de mantener la calma cuando su coche fue arrastrado por la riada y luego aguantó más de una hora entre la corriente hasta que los bomberos le recogieron en una zodiac. Es consciente de que pudo morir, pero «yo estuve tranquilo en todo momento. Hasta me aburría esperando en la acequia, cogí un palo, a ver si pescaba algo», bromea Sáchez Abad entre risas.
Un día después de ser rescatado por los bomberos, prefiere afrontar con humor el mayor susto que se ha llevado en su vida. Ayer por la mañana pudo volver a su casa, en el centro de Valdebótoa, tras pasar una noche en un hotel de Badajoz, ya que tras el rescate no pudo regresar a esta pedanía. Un vecino se le acercó y, tras comprobar que estaba bien, le preguntó por su coche. «¿El coche? Lo que hice (meterse en el cauce) fue ponerlo a lavar. El agua le ha llegado hasta arriba, así que está muy limpio», contaba entre carcajadas.
La aventura de este vecino comenzó el martes por la mañana cuando, como casi todos los días, cogió su coche para ir al campo que tiene cerca de la pedanía en la que reside, en una zona llamada Casas Aisladas de Valdebótoa. Estaba lloviendo y notó que el río Gévora iba alto «pero como otras veces».
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«Solo estuve media hora en el campo con los animales y fue a la vuelta cuando me atrapó el agua».
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Por la carretera que une las casa Aisladas de Valdebótoa con la pedanía en sí, iban varios coches cuando José Sáchez volvía de su campo. Él era el primero. «El agua pasó de las ruedas del coche a subir a medio coche en nada, fue como una ola», recordaba ayer señalando con sus brazos la velocidad a la que subió la altura del río Gévora.
Enseguida notó que el coche patinaba sobre la carretera. «Los que iban detrás me hacían gestos para que me fuese a la derecha, pero no podía. Noté que el coche se lo llevaba lateral, iba darme la vuelta».
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En solo unos segundos este vecino entendió que, si volcaba, podía quedarse atrapado y ahogarse, así que maniobró y giró el coche. «Decidí irme de frente contra la acequia, yo mismo tiré el coche al hueco y se quedó parado».
Entonces comenzó otro rato de angustia, aunque él asegura que se mantuvo tranquilo en todo momento. Bajó la ventana del conductor y el agua comenzó a entrar en el interior de su coche. «Pero pude salir rápido, casi no me mojé», dice sonriendo.
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A sus 64 años fue capaz de trepar por la ventana y subirse sobre su coche. De ahí pasó a la acequia y se mantuvo a la espera. Asegura que no se preocupó, sabía que llegarían a buscarle y, afortunadamente, la corriente no le hizo caer. Eso le salvó. Mientras estaba en la acequia, con gestos, impidió que otros coches siguiesen el mismo camino y fuesen arrastrados.
Finalmente llegaron los servicios de emergencias y le lanzaron un chaleco salvavidas con una cuerda para asegurarle y cogerlo si lo arrastraba la corriente. Con los pies en la acequia y apoyado en su coche, resistió más de una hora hasta que una zodiac pasó a recogerle.
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«Pero yo estaba bien, me dijeron que si me llevaban para atrás o si íbamos a recoger a otros y les dije que mejor pasar a por los vecinos y ya nos sacaron a todos».
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redacción
José fue trasladado a Badajoz y ya no pudo volver a Valdebótoa porque las carreteras estaban cortadas. Fue alojado en el hotel Center, aunque reconoce que no durmió muy bien. «Me acordaba todo el rato del agua y de la carretera, pero estoy bien», insiste.
Ayer miércoles volvió a su casa, mucho más animado, aunque no pudo ir a su parcela porque la zona permanecía completamente anegada. Quiere saber qué tal están sus animales.
En todos sus años viviendo cerca del Gévora este extremeño no recuerda una riada similar. «Alguna vez ha subido el río, pero no como eso».
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El susto, sin embargo, no le ha quitado el sentido del humor porque asegura que su coche ha quedado destrozado «pero muy lavado».
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