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La donación de sangre es un gesto altruista que permite atender las necesidades de los hospitales de la región. Pero también supone un ahorro para la sanidad extremeña, ya que el plasma sobrante se emplea para elaborar unos medicamentos que, de acudir al mercado, supondrían un gasto adicional de 4 millones de euros al año.
El Servicio Extremeño de Salud (SES) ha adjudicado a la multinacional española Instituto Grifols el suministro de medicamentos obtenidos del fraccionamiento de plasma humano procedente de las donaciones gestionadas por el Banco de Sangre de Extremadura.
La empresa cobrará 4 millones de euros por los dos años de contrato con posibilidad de otros dos de prórroga. Pero el ahorro en esos 24 meses ascenderá a 8 millones de euros, según estima José María Brull, director del Banco de Sangre.
Como explica, la sangre tiene distintos componentes. Por un lado, están los hematíes, que se emplean fundamentalmente en quirófanos y postoperatorios. Por otro, las plaquetas, que se destinan a tratamientos de cáncer como apoyo a la radioterapia y quimioterapia. Y en tercer lugar está el plasma, que se utiliza principalmente para aumentar el volumen sanguíneo y en pacientes con enfermedades hepáticas.
El plasma obtenido en el Banco de Sangre excede de las necesidades de los hospitales extremeños, por lo que habría que tirarlo. Pero contiene una serie de factores que son necesarios para tratar infecciones, hemofilia, problemas de anticoagulación y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Para separar y extraer esos factores es necesario aplicar una tecnología que no está al alcance del SES, por lo que hay que recurrir a un laboratorio autorizado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.
En España hay dos laboratorios acreditados. De ellos uno tiene permiso solo para fabricar (no comercializa) y además no produce todos los compuestos que quiere adquirir el SES ni en el formato requerido por los hospitales extremeños. Por ese motivo, se ha tramitado un contrato de adjudicación directa con Grifols, que es la única firma autorizada para obtener todos los medicamentos que pueden obtenerse del fraccionamiento del plasma.
Según recoge el concurso, el SES tiene unos excedentes estimados de 10.000 litros de plasma al año, aunque el número final depende de las donaciones que se produzcan, de su utilización en hospitales, etc. El aprovechamiento de ese material sobrante es una de las ventajas que ofrece contar con un banco de sangre centralizado, como destaca Brull.
El director del centro señala que la gestión de este contrato tiene un valor añadido, que consiste en que los medicamentos que se obtienen proceden de plasma tratado a partir de donaciones realizadas en la región. Como explica, esto ofrece una garantía sobre su calidad.
Brull señala que este procedimiento se lleva a cabo desde que se puso en marcha el Banco de Sangre, a comienzos de este siglo. Estima que el ahorro generado oscila entre 3,5 y 5 millones de euros al año. El coste de los medicamentos ha subido en estos años, por lo que el impacto económico cambia, pero también han aumentado los costes del fraccionamiento. Además, la incorporación de nuevos servicios, como los trasplantes hepáticos, que requieren plasma, produjo una caída en los excedentes. Pero actualmente el volumen se ha estabilizado.
Para ello también es importante la capacidad de obtención de plasma a partir de las donaciones de la región. Brull estima que se puede utilizar hasta un 70% de lo que se recibe, mientras que el resto hay que desecharlo por falta de calidad. La mejora de los procesos y una mayor sensibilización de la población han permitido elevar ese porcentaje.
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