![El 'alcalde' extremeño de Vicálvaro](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/10/05/Valentn%20Gonzlez-%20fot%20Jos%20Ramn%20Ladra%20(7)-RZuQiHrzc5Ck0znDFIWTNmI-1200x840@Hoy.jpg)
![El 'alcalde' extremeño de Vicálvaro](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/10/05/Valentn%20Gonzlez-%20fot%20Jos%20Ramn%20Ladra%20(7)-RZuQiHrzc5Ck0znDFIWTNmI-1200x840@Hoy.jpg)
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En el estado de WhatsApp, ahí donde se pone una frase de un libro de autoayuda, algo amoroso, un chiste, un emoticono, un mensaje críptico, ' ... Disponible', 'I am using WhatsApp' o nada, Valentín González tiene puesto 'El alcalde de Vicálvaro'. No lo es, porque si hubiera que designar uno, ese sería José Luis Martínez Almeida, que lo es de todo Madrid. Pero que ese distrito de la capital no fuera un distrito sino un municipio, con su ayuntamiento y por tanto su alcalde, eso es el sueño de González, apodado 'El alcalde de Vicálvaro' gracias al ingenio de alguno de sus colegas de la Policía Municipal de Madrid, de la que se jubiló hace cinco años. «Me lo pusieron porque no dejaba de hablar de Vicálvaro», explica él por teléfono desde el sitio en el que pasa más horas: el museo de... Vicálvaro, claro.
«Cuando llegué a Madrid a trabajar de camarero –recuerda– tenía 15 años, y los que iban allí a la tertulia me decían que si me movían, caían bellotas». Bellotas extremeñas, porque él es de Bienvenida (Badajoz, 2.031 habitantes), donde pasó su infancia y adonde regresa al menos un par de veces al año. Como y no tiene casa en el pueblo, suele hospedarse en el hotel La fábrica de Fuente de Cantos, y hace lo de todo buen emigrante: «comer 'jeringos' (churros), caldillo o tostadas de cachuela, visitar la iglesia, el cementerio, la ermita, ver a los amigos e ir a los bares».
Valentín González Gálvez (68 años) es uno de los tres hijos de 'El capullo', como llamaban en el pueblo a su padre, que regentaba una peluquería en la calle Calvario, donde vivían. «Mis años en Bienvenida –evoca– fueron buenísimos. Tengo los mejores recuerdos. Allí fui al colegio, y al dejar de estudiar, me puse a trabajar de aprendiz en una carpintería. Al año, mi padre decidió que nos viniéramos a Madrid, donde ya vivía un hermano mío que trabajaba de cartero y vivía en una pensión. A mí me consiguió mi padre un trabajo como camarero en un bar de la calle Alcalá, cerca de Las Ventas. Yo no había trabajado de camarero en mi vida. Trabajaba en el bar y vivía en un piso que había encima de él. Era junio de 1971. Hasta septiembre estuve yo solo ahí, porque mi padre se volvió a Extremadura a por mi otro hermano, que trabajaba en el pueblo en una fragua. A los dos meses de haberme dejado en Madrid, mi padre volvió y nos llevó a un piso de alquiler en Vicálvaro».
Y ahí sigue viviendo medio siglo después. «La llegada a Vicálvaro –rememora Valentín– fue aún más dura que el aterrizaje en Madrid desde el pueblo. Los amigos del barrio me vacilaban todo lo que querían. Era insoportable. Y sin embargo, mantengo a esos mismos amigos, y todavía nos juntamos 14 ó 15 de ellos para comer». Además de difícil, fue también impactante. «Me acuerdo que entonces, a Vicálvaro venías cogiendo el autobús P6. Te bajabas de él y lo que pisabas era barro. Me desilusioné bastante, porque eso comparado con la calle Alcalá...».
En 1979, Valentín González se casó y se mudó a un piso sin salir del distrito. Y al año siguiente, aprobó la oposición a Policía Municipal, donde ha permanecido 38 años como motorista en la unidad de escolta. Ya siendo agente conoció en 1982 a Conchi y Lourdes, que acabarían resultando piezas claves en la historia de su vínculo con Vicálvaro.
«Eran dos estudiantes de Magisterio que tenían que preparar el trabajo de fin de carrera y querían que fuera sobre el urbanismo en Vicálvaro. Pensaron que como yo trabajaba para el ayuntamiento y vivía allí, les podría ayudar. Y bueno, pues dije que sí igual que podía haber dicho que no. A partir de entonces empecé a investigar sobre Vicálvaro y así sigo a día de hoy. Las chicas terminaron su trabajo y yo me dije 'Y qué hago yo ahora con todo esto'. Y seguí. Es una pasión desmesurada que arrastro desde hace 41 años. Estoy deseando llegar cada mañana al museo para seguir trabajando en él. Mi pasión es meterme aquí. Cada día, llevo a mi mujer, que es de Logrosán (Cáceres) a trabajar a las seis de la mañana, y a las 7 me meto en el museo y no salgo hasta la una. Y por la tarde, vengo a las cuatro y me voy a las siete y media o las ocho».
De archivo en archivo, de museo en museo (Simancas, Salamanca, Sevilla, Toledo...), de testimonio en testimonio... Todo lo que Valentín González ha ido recopilando sobre el barrio de su vida está en el Museo de Vicálvaro, habilitado en un espacio cedido por el Ayuntamiento. «Tenemos 274 cajas con documentos, el más antiguo del año 1532 –detalla–. Tenemos más de 90.000 imágenes. La foto más antigua es de 1893, y en ella se ve al hijo del alcalde subido a un buey en la plaza del pueblo. Es impresionante lo que tenemos aquí. La gente que viene a verlo se queda pasmada. Es el único distrito de Madrid con su propio museo. Tenemos tantas cosas que aquí ya no cabemos».
Fundador y presidente de Vicus Albus, la asociación vecinal de Vicálvaro (230 socios), a González no le resultó sencillo empezar a investigar. «Le tuve que pedir al alcalde Tierno Galván una recomendación para poder investigar en la Real Academia de la Historia, porque sin titulación no se podía», recuerda el extremeño, que añora el tiempo en el que Vicálvaro era un municipio.
En 1951, pasó a ser un distrito de Madrid, y él tiene grabado ese año como el del oprobio. «En 1984 organizamos la primera exposición, en el 86 sacamos el primer libro, en el 89 el segundo, he dado charlas sobre la historia de Vicálvaro en colegios e institutos, y ahora guío los recorridos históricos que patrocina la Junta municipal».
«Cuando Franco, con su idea de 'El gran Madrid', convirtió trece pueblos en distritos de la capital, lo que hizo fue cargárselos –afirma–. A Vicálvaro le hubiera ido mucho mejor siendo municipio. Vas a los que lo siguen siendo, como Coslada, San Fernando, Rivas, Leganés o Alcobendas, y están mucho mejor. Si mañana se plantea una votación para que Vicálvaro vuelva a ser municipio, yo sé que la perdería, pero el sentimiento que yo tengo no me lo quita nadie ni nada».
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