«Hemos subido una burrada los precios». La frase de Juan Roig, presidente de Mercadona, sigue estando muy vigentes tres meses después de ser ... pronunciada. La alimentación continúa tirando hacia arriba del IPC (Índice de Precios de Consumo), tanto en Extremadura como a nivel nacional.
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Un 12,8% se ha encarecido la cesta de la compra en la región durante el último año, según el dato referente al mes de mayo del INE (Instituto Nacional de Estadística). Una tasa que, aunque elevada, se modera por segundo mes consecutivo después de marcar máximos superiores al 19% en los primeros meses del año.
A pesar de esa reciente moderación, a lo largo de 2023 la alimentación ha repuntado otro 4,1%, lo que eleva por encima del 22% la subida de precios acumulada desde enero de 2022.
12,8% Tasa interanual
ha aumentado el precio en la alimentación en Extremadura durante el último año, según el ICP de mayo; se trata de un incremento ocho décimas superior al registrado para la media nacional con lo que son ya 14 meses consecutivos en los que se constata un encarecimiento mayor en la tasa extremeña que en la española
De esta forma, el grupo formado por 'alimentos y bebidas no alcohólicas' es, con mucha diferencia, el que más ha notado la inflación en el último año y medio en Extremadura. Casi triplica el incremento del índice general, que se queda en el 8,2% en el mismo periodo.
El aumento de los costes de producción y de transporte, con los carburantes marcando máximos en determinadas fechas, están entre las causas del encarecimiento de la alimentación. «Hay que hacer sostenible toda la cadena de producción; si no lo hubiéramos hecho (subir los precios) habría sido un desastre», justificó Roig la evolución de los precios tras reconocer su subida.
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Ese encarecimiento se comprueba de manera muy acusada en algunos alimentos concretos: el aceite, los huevos, la leche, el azúcar y las patatas son, por este orden, en los que ha habido unas mayores subidas de precio. Productos básicos en la lista de la compra de las familias extremeñas, que llevan ya más de dos años teniendo que hacer frente a desembolsos cada vez mayores.
Ni siquiera la rebaja del IVA aplicada desde principios de año, y que seguirá vigente al menos durante lo que queda de legislatura, ha servido para reducir los precios en la alimentación. En un primer momento, la eliminación del IVA a los productos de primera necesidad (aquellos que tienen un tipo hiperreducido del 4%) y la reducción de 10% al 5% de aceites y pastas se vinculó al control de la inflación. Si la tasa interanual de la subyacente (la que no tiene en cuenta los precios de la energía ni de los alimentos no elaborados) se situaba por debajo del 5,5% en marzo, la medida acabaría el 1 de mayo.
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Ni siquiera en el dato de mayo se ha conseguido reducir la inflación subyacente a ese 5,5%. Es cierto que la tasa, al igual que sucede con el índice general, está cayendo de manera paulatina y en Extremadura ya roza esa barrera marcada por el Gobierno. Un 5,7% para la región y un 6,1% en la media nacional arroja la última actualización del INE.
41,9% se han encarecido en Extremadura
35,9%
35,7%
30,1%
28,5%
28,2%
23,5%
23,1%
20,8%
17,5%
16,7%
5,9%
Es decir, la inflación subyacente extremeña es inferior a la española. Lo mismo se comprueba con el índice general (2,9% frente a 3,2%) por cuarto mes consecutivo. Un cambio reciente porque desde el inicio en 2021 de la escalada inflacionista, los precios se fueron encareciendo en la región por encima de lo que lo hacían en el conjunto del país.
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Al contrario, la alimentación se encarece más en Extremadura que en el resto de España. Así ha sido de manera constante a partir del primer trimestre de 2022. Eso no quiere decir que la alimentación sea más cara en la región que en, por ejemplo, Madrid. Pero sí que el precio de la cesta de la compra de las familias extremeñas ha subido más.
La región con los salarios más bajos del país es donde más se ha encarecido la alimentación: únicamente Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha presentan subidas que rondan el 21% en el acumulado desde enero de 2022, muy lejos del 22,7% que se constata para Extremadura.
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Al contrario, comunidades como Cataluña (17,4%), País Vasco (18,4%) o Aragón (18,8%) presentan tasas por debajo de la media nacional que se fija en el 19,6%.
Puede parecer una paradoja pero los salarios más reducidos que se pagan en Extremadura están entre los motivos para el mayor encarecimiento de la alimentación. Los expertos detallan que las rentas más bajas recurren a más productos básicos, en los que las variaciones de precio se notan más y que son, precisamente, los que más se han encarecido.
La cultura gastronómica extremeña y las preferencias de los consumidores de la región, donde productos como el aceite de oliva tienen un gran peso en la cesta de la compra, también contribuyen a que el INE detecte unos mayores incrementos de precio en Extremadura. Lo mismo sucede, según los economistas, por el cambio en el modelo de consumo de las familias extremeñas, que cada vez recurren más a las grandes superficies en detrimento de las tiendas de barrio, donde se encuentran más asiduamente productos de cercanía y de temporada que suelen ser más baratos.
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