M. A. M.
Viernes, 20 de diciembre 2024, 22:42
El calendario que marca el final de la vida útil de la central nuclear de Almaraz, en el otoño del 2027 la Unidad I y al año siguiente la Unidad II, sigue avanzando a paso firme, sin que, por el momento, sirvan de nada los llamamientos y las movilizaciones que se vienen haciendo para evitarlo, ya sea desde el sector nuclear o desde fuera del mismo, especialmente político y económico.
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Los argumentos que esgrimen unos y otros son casi siempre los mismos. A nivel general, que el cierre de la CNA supondrá la pérdida del equivalente al 7% de la demanda de electricidad en España y la destrucción de 2.900 empleos directos, indirectos e inducidos en la comarca en la que se ubica. A nivel local y comarcal, que el cese de su actividad puede suponer una caída del 60% en los ingresos de los ayuntamientos de la zona de influencia y un descenso del 36% de la población activa.
«El cierre sería un inmenso error, con incalculables consecuencias negativas, que no tiene justificación ni de carácter económico, ni técnico, ni científico, ni medioambiental», dijo semanas atrás el presidente de la Cámara de Comercio de Cáceres, Gabriel Álvarez, en las II Jornadas de la Sociedad Civil que organizó la asociación Pensando Extremadura con la colaboración del Club Senior.
Y lo ha repetido recientemente tras conocerse que la Asociación Mundial de Operadores de Centrales Nucleares (WANO) situaba a la planta almaraceña en el grupo de centrales con 'desempeño excelente', al cumplir ya con los objetivos de la industria nuclear fijados para 2030.
De ahí que reivindicara la prolongación de su actividad por su «contribución a la lucha contra el cambio climático y por ser un incentivo esencial para atraer nueva industria y fijar población en el medio rural».
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En términos similares se expresaba días después el presidente de la Diputación de Cáceres, Miguel Ángel Morales, tras reunirse con el presidente de la Asociación de Municipios en Área de Centrales Nucleares (AMAC), Juan Pedro Sánchez, y con alcaldes o concejales de los doce municipios incluidos en el área de influencia de la CNA.
Estos últimn los principales afectados si se mantiene el calendario establecido, por lo que sus representantes le trasladaron su preocupación por el cierre de la central al «causar un perjuicio muy importante en el empleo y desarrollo económico, especialmente, de la zona del Campo Arañuelo pero extensible a toda Extremadura».
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Morales les recordó que el pleno de la Diputación se ha pronunciado en varias ocasiones, y en diferentes legislaturas, sobre esta cuestión, mostrando el apoyo de la institución a la continuidad de Almaraz y a mantener su actividad hasta que la comarca disponga de proyectos alternativos.
«La central es determinante para la provincia, para la economía, el trabajo, el empleo o la cantidad de familias que viven allí. Ojalá se cumpla cuanto antes el proyecto de Envision, pero mientras no haya una alternativa difícilmente esta provincia puede perder industrias tan importantes como Almaraz», afirmó.
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Asimismo apuntó que «nadie del Gobierno de España me ha trasladado sobre un proceso de cierre, pero si me lo comunicaran estaría en contra, hoy por hoy, de que la central de Almaraz se cerrara». En ese sentido hay que recordar que el calendario de cierre está pactado entre el Gobierno y las empresas propietarias desde el año 2019.
Aunque también hay quien piensa que, además de reuniones, declaraciones, fotografías y manifiestos institucionales, se podría hacer algo más, dada su condición de secretario general del PSOE en la provincia. El mismo partido que desde el Gobierno central ha apostado por el cierre paulatino de las plantas nucleares en España.
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Antes de esas manifestaciones, un profundo conocedor del sector, Ignacio Araluce, director durante más de una década de la CNA y en los últimos tiempos presidente del Foro Nuclear, se atrevió a abrir una vía que, por el momento, no ha tenido continuidad, pero que tampoco se descarta.
«Es probable que se consiga el permiso para que la central de Almaraz siga operando», dijo en un foro celebrado en Navalmoral de la Mata, añadiendo que llegado ese caso serían las empresas propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy) las que se plantearían continuar operando en las actuales circunstancias fiscales.
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«En España, seguramente va a haber un cambio, un giro, y con el apoyo de todo el mundo. Nadia Calviño ha llegado al Banco Europeo de Inversiones y ha pasado de ser antinuclear a financiar los proyectos nucleares en Europa. Y Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea, tiene que lidiar ahora con todos los países de Europa y todos se han declarado nucleares. El único país con nucleares en funcionamiento y que tiene un programa de cierre es España. Ribera va a tener que fomentar la nuclear», vaticinó.
Ahora bien, Araluce advirtió que esa hipotética moratoria no equivaldría a que la central vaya a seguir operativa.
«Porque lo más importante ahora no es la prórroga, dijo. Lo más difícil es el tema fiscal, ya que las administraciones de todos los partidos llevan años crujiéndonos a impuestos, y ninguna empresa aguanta años y años trabajando a pérdidas. En España pagamos 18 euros de impuestos por megavatio y hora, cuando en Francia se pagan tres ó cuatro, y así no se puede seguir funcionando».
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Y ahí ofreció datos: ahora mismo la CNA aporta anualmente en impuestos unos 450 millones de euros, tras la reciente subida del 30% de la tasa de Enresa, «de los que alrededor de 100 millones corresponden a Extremadura, lo que supera a todos sus costes operativos juntos y asfixian la actividad económica de la central», por lo que añadió que aunque obtuvieran el permiso para seguir operando «igual las empresas dicen que no quieren seguir».
Sin embargo, la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible, Mercedes Morán, aseguró en la clausura de esas jornadas que la intención que los propietarios de la central han trasladado a la presidenta de la Junta de Extremadura es la de «continuar. Pero continuar como quiere toda empresa, o sea, con un negocio que sea rentable».
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Ignacio Araluce aprovechó para animar a la sociedad civil extremeña a «alzar la voz» contra el cierre de la industria «más importante de la comunidad autónoma. Debería haber gente protestando a diario», señaló, para insistir que no se entiende la decisión de desmantelar una instalación «renovada en sus principales equipos, que produce una energía limpia, segura y constante y que genera riqueza y empleo sin verter CO2 a la atmósfera».
Al apoyo a la continuidad de la CNA se sumó la directora general de Industria, Energía y Minas, Raquel Pastor, en una visita que realizó a la central junto con la presidenta de Women in Nuclear (WiN) España, Amparo Soler.
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De hecho Soler reconoció haber elegido Almaraz para la primera visita de WiN a una central para demostrar su apoyo a la campaña #salvemosAlmaraz en la que, desde la Sociedad Nuclear Española, se pide la continuidad de esta central nuclear «referente internacional en seguridad y operación».
Raquel Pastor, por su parte, manifestó que cerrar Almaraz es un «grave error, como así lo ha afirmado nuestra presidenta, María Guardiola (que ha pedido a Pedro Sánchez que siga abierta) y todos los que formamos parte de este Gobierno. Nadie puede negar la importancia económica de la central nuclear como generadora de empleo, como garante de la soberanía energética de nuestro país y para el desarrollo de la comarca y de Extremadura y de España. Cerrar Almaraz es gobernar de espaldas a todos los españoles y en concreto a los extremeños. Es ir en contra de las políticas europeas», concluyó.
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Más tarde, en la primera semana de diciembre, se conoció que la Asociación Mundial de Operadores de Centrales Nucleares (WANO) ha incluido a Almaraz en el grupo de plantas con 'desempeño excelente' al cumplir ya los objetivos de la industria nuclear para 2030. Fue en la XVII Reunión General Bienal de WANO celebrada en Abu Dhabi.
La central de Almaraz es considerada por este organismo una «referencia» por su excelente desempeño al cumplir con los objetivos fijados, al no registrar ningún suceso significativo ni ninguna degradación o declive no esperado en su desempeño y se mantiene en un WANO Index superior al 80 % (que incluye indicadores como paradas no programadas, disponibilidad, tasa de dosis o accidentabilidad).
El penúltimo movimiento lo han hecho una treintena de alcaldes de distintas comarcas de la provincia concentrándose a las puertas de la central para decir no al cierre de Almaraz, ya que según señalaban los organizadores «el año 2024 llega a su fin y el reloj avanza implacablemente hacia la fecha límite para revertir el cese de operaciones»
Por ese motivo, alertaban que «de no actuar con urgencia, el impacto económico y social en esta comarca y en Extremadura será devastador, irreversible y marcará un antes y un después en la vida de miles de familias».
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Por ello los alcaldes y otros cargos políticos han decidido actuar en contra del cierre con una primera concentración, donde se leyó un manifiesto. En el mismo se asegura que la CNA es el principal motor socioeconómico de la comarca y que su cierre tendría efectos «devastadores para sus habitantes, provocando su empobrecimiento, pérdida de calidad de vida y la despoblación de la zona».
Asimismo apuntan que la central es «segura y fiable» y que todos los países con nucleares van a extender su operación. «Y muchos tienen planes para construir nuevas centrales. Hay más de 400 reactores en 33 países. Y otros 60 en construcción o proyecto. La mayoría de los reactores en operación tienen autorización para operar durante 60 años, y algunos hasta 80 años. Mientras que en el caso de Almaraz se pretende cerrar con solo 46 años», afirman los alcaldes.
El manifiesto añade que en Extremadura la «abrumadora mayoría de la ciudadanía, así como de las instituciones públicas y privadas encabezadas por la Junta y ambas diputaciones, han mostrado su apoyo a la continuidad de la central como polo de desarrollo insustituible en nuestra región, como generadora de empleo y como garante de la soberanía energética». Por todo ello creen que no debe cerrarse.
Tras ese primer acto reivindicativo, el 18 de enero tendrá lugar una nueva concentración, en este caso de los alcaldes junto con la población de sus municipios y representantes de la Junta y de las diputaciones, así como los trabajadores, el Comité de Empresa y los sindicatos.
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También hay opiniones contrarias a que Almaraz siga funcionando, aunque minoritarias, al menos públicamente. Sí se han expresado en ese sentido Unidas por Extremadura y Adenex. Éste considera que cerrar Almaraz supone «recuperar iniciativas laborales alimentarias y de transformación ancladas al territorio, apagar el espejismo de un contrato mensual intermitente para muchos jóvenes de la zona y que los distintos alcaldes y alcaldesas de los municipios acoplados a un puesto de trabajo agradecido para los suyos por fin se ocupen en un desarrollo económico justo para la comarca».
No obstante recuerdan que el cierre de Almaraz implica aún seguir 15 años más con su desmantelamiento y una larga gestión de sus residuos durante «un millón de años para los de alta radiactividad», al tiempo que exigen el cumplimiento de todas las garantías técnicas, sociales, ambientales, sanitarias y de transparencia informativa, tanto con las poblaciones vecinas como con Portugal.
Por último, en la tarde del jueves se presentó en Navalmoral de la Mata una nueva plataforma que defiende la continuidad de la CNA, promovida por Manuel Carreño Suárez y Fernando Sánchez Castilla, alcalde de Belvís de Monroy. La han llamado 'Sí Almaraz, sí al futuro'.
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