a. gilgado
Jueves, 21 de mayo 2020, 21:08
El inicio de las campañas agrícolas de primavera y verano traerá cuadrillas de temporeros a las explotaciones agrarias y la dirección general de Salud Pública ha elaborado un protocolo de trabajo para reducir el riesgo de contagio en el campo.
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El objetivo, explican desde el SES, es que la propagación del virus no afecte a los que trabajan en la recolección de frutas o verduras y garantizan el abastecimiento de alimentos básicos.
En muchos casos los temporeros alquilan casas, viviendas o cortijos cercanos a las fincas por las que se van moviendo. Salud Pública recuerda que además de las condiciones básicas de higiene en los alojamientos no pueden faltar geles hidroalcohólicos para todos los alojados y una dependencia libre por si es necesario un eventual aislamiento de algún inquilino sin poner en riesgo a los demás.
También llama a evitar el transporte colectivo a las zonas de trabajo y facilitar el desplazamiento individual. En coche compartido no se podrá ocupar más de un tercio de las plazas disponibles y los ocupantes deben llevar puestas las mascarillas durante el trayecto.
Ya sobre el terreno, las cuadrillas reforzarán la limpieza y la desinfección de las herramientas con lejía comercial en una proporción de 30 mililitros por cada litro de agua aproximadamente, alcohol de 70 grados como mínimo o cualquier otro virucida autorizado.
En la recolección mantendrán en todo momento dos metros de distancia entre compañeros y los turnos se organizarán para evitar el contacto entre cuadrillas distintas en una misma explotación.
La lluvia ha retrasado campañas tempranas como la cereza y la fruta de hueso, pero las organizaciones agrarias calculan que los propietarios necesitarán reclutar a unos 40.000 temporeros durante el verano y este año no podrán importar de fuera.
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Uno de los objetivos de esta campaña pasa por contratar a personal de los pueblos cercanos para evitar desplazamientos largos o viviendas compartidas por semanas.
Para facilitar la contratación cercana, se permite de forma excepcional durante estos meses compaginar un contrato en el campo y cobrar la prestación por desempleo o cualquier otro subsidio social.
Las organizaciones de propietarios agrarios esperan que esta medida, el parón de la hostelería o el comercio y el aumento del jornal por la aplicación del salario mínimo conviertan de nuevo al sector primario en un refugio para muchas familias de la región durante el verano.
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Algo parecido ocurrió cuando se produjo la crisis de la construcción a partir de 2008. En UPA recuerdan que entonces disminuyó la contratación de temporeros extranjeros porque muchos operarios de la construcción se pasaron al campo.
En APAG Asaja Extremadura también temen que haya dificultades. Las campañas agrarias concentran mucha demanda en pocas semanas y en este caso la capacidad de respuesta se ha reducido. Para facilitar los contactos, han puesto en marcha una plataforma entre empresarios que necesitan mano de obra y demandantes de empleos.
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La idea, explican desde la organización, pasa por ajustar las necesidades reales de cada zona y de cada cultivo.
Insisten en Asaja que lo más seguro pasa por desplazamientos cortos, al poder ser individuales y siempre respetando los dos metros de distancia en el campo.
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