

Secciones
Servicios
Destacamos
Ana, nombre ficticio, empezó a recibir malos tratos ocho meses después de empezar la relación con el hombre que terminó casándose y viviendo 12 años ... en Badajoz. «Al principio todo era estupendo, me trataba bien, pero un día, comiendo, le cogí un trozo de pan y me la lio, me ridiculizó, empezó a darme voces delante de familiares, me metí en una habitación y me eché a llorar», explica esta mujer, una de las 514 que viven con medidas de protección por ser víctimas de violencia de género en la región. Hoy es el día internacional de la lucha contra esta lacra.
Esa comida familiar marcó el kilómetro cero de la historia de maltrato de esta mujer que ahora tiene 41 años. El inicio de un bucle que parecía infinito. Hasta que el pasado mes de marzo decidió romper la relación e interponer una denuncia, tras la que el juez decretó una orden de alejamiento, esta mujer sufrió violencia física, psicológica y económica. Tenía el dinero controlado y cuando anunciaba las intenciones de trabajar a su pareja éste se negaba. «Me decía que no tenía necesidad, que con su sueldo vivíamos muy bien y que si yo trabajaba no podría atender a nuestros hijos, que él no se iba a pedir una reducción de jornada». Al mismo tiempo él le echaba en cara que le pagaba «hasta el tabaco».
Noticia Relacionada
Al pedirle que relate cómo fue el maltrato físico responde que «no sabe» si una bofetada puede tener esa consideración y que durante mucho tiempo no se consideraba víctima porque «no podía enseñar moratones».
El primer golpe físico lo recibió estando de vacaciones en un camping. «Durante una discusión me dio con la mano del revés, dice que sin darse cuenta». La segunda agresión física tuvo lugar estando embarazada de tres meses. «Volvíamos de una cena con sus compañeros de trabajo, estaba todo borracho, había estado toda la noche sin hacerme ni caso y se lo recriminé, me insultaba, amenazó con estrellar el coche en el río y luego ya en casa, forcejeando en el baño, me dio un puñetazo en la mandíbula». Ana, que no se atreve a dar la cara por tener un proceso judicial abierto, cuenta su experiencia en el centro de empleo de Cruz Roja en Badajoz, una de las palancas fundamentales para su cambio de vida.
Las situaciones dolorosas se le agolpan, ya que no cesaron durante los 12 años de convivencia en los que todo parecía un 'dejavú', un volver a empezar. «Me decía que iba a cambiar, que yo era el amor de su vida, que iba a ir al psicólogo, y sí que iba, pero para decirle que yo estaba loca», apunta.
Le empezó a ver las orejas al lobo antes de casarse y reconoce que sí, que ese mismo día tuvo ganas de echarse para atrás. «Me sentía obligada porque ya estaba todo preparado, pero el día de la boda, en casa de mi madre, no tenía ganas de ir, y cuando llegué quería salir corriendo para atrás». Pese a ello dice que «sí que quería estar con él, quería formar mi familia con él, que él cambiara, si no hubiera querido esto no hubiera estado tantos años con él y acompañándole al psicólogo», explica. «No me podía alejar de él, los maltratadores te llevan a un extremo en el que no te puedes alejar de ellos, yo no vivía por mí, me rompió emocionalmente, él sabía que mi debilidad era una familia y ha jugado con eso».
Dice que era el carácter de su ex marido el que le llevaba al maltrato y también experiencias de violencia que él vivió en su infancia. Pero ya no le justifica. «En su mano estaba no volver a reproducir ciertas cosas, la vida le ha dado una mujer y unos hijos que estaban a tu lado y que no le iban a dejan en los peores momentos, debería haberlo valorado». Tampoco explica los maltratos el hecho de que su marido se excediera con el alcohol. «Con alcohol se envalentonaba, pero sin alcohol también maltrataba». No era un bebedor diario, pero «cuando empezaba no tenía fin y se ponía agresivo». Ana indica sin dudarlo que su ex marido es machista. «En su casa lo son, su padre manda callar»
El maltrato psicológico fue prácticamente diario. «Siempre tenía que buscar una excusa para no estar bien, ya podías tener la casa lista, la comida preparada, todo hecho, que él miraba con lupa si había algún fallo para liarla». Esta mujer requirió asistencia psicológica. «Empecé a ir al psicólogo de la Seguridad Social y lo primero que le dije es que estaba loca, que mi marido decía que estaba loca, lo había asumido».
¿Temió alguna vez por su vida? Dice que en ocasiones ha sentido miedo. Recuerda una larga noche en la que su marido salió a comer con sus amigos después de una semana fuera de casa por trabajo. «Dijo que llegaría a las siete de la tarde, que no iba a beber y volvió a las siete de la mañana, le había estado llamando toda la noche y tenía el móvil apagado, volvió borracho, le eché en cara su comportamiento, me empezó a llamar puta e hija de la gran puta, que me odiaba, que no me pegaba porque tenía mucho que perder, se metió en la cama vestido y con la mascarilla puesta, de los gritos la niña se despertó y la metió con él en la cama, tuve que forcejear con él para quitársela de los brazos».
La última Nochevieja el conflicto se desencadenó por haber comprado Ana unas uvas que no les gustaban. «Me tiró hasta el cuenco, mi insultó, me dijo que me largara, pero a los pocos minutos vino a darme un beso tan campante».
A principios del mes de marzo ella le pidió dinero para suscribirse a un canal on-line de cine familiar de pago, él se negó y se generó una discusión. Al día siguiente, un sábado, a la vuelta de trabajar él le anunció que se iba de casa y lo hizo. «Estuve todo el fin de semana llorando, al domingo siguiente volvió y volvió tan normal, como si nada hubiera pasado, esos episodios eran habituales y yo me planteaba si me estaba volviendo loca». Su ex pareja volvió a irse pero al día siguiente regresó al domicilio familiar. «Empezó a decirme que me iba a quitar la custodia de los niños. En ese momento colapsó. Ana sufrió un ataque de ansiedad y tuvo que ser ingresada por un parón intestinal. Pasó más de un mes hasta que denunció, tiempo en el que él volvía a casa. «El día que venía me la liaba, me insultaba, me amenazaba con no darme dinero, a la semana siguiente me quería besar, tocar...».
De momento siguen casados legalmente, a la espera de que se resuelva judicialmente el asunto de los malos tratos. Hay una orden de alejamiento que impide a su ex marido acercarse a ella, y otra a sus hijos, Se le imputan tres delitos: violencia de género, violencia doméstica continuada y violencia contra un niño. En este último caso Ana prefiere no dar detalles. En su decisión de romper con la situación tuvo que ver mucho su madre. «Al principio también le ayudó a él pero él no quería ayudarse, entonces mi madre se centró en mí y en sus nietos». Ella fue la que le hizo ver que las cosas que le estaban sucediendo no eran normales. «Me abrió los ojos».
Ana está encaminada actualmente hacia una vida diferente, en la que ha influido en gran manera acercarse a los cursos del Plan Empleo de Cruz Roja, del programa 'Puentes hacia el empleo, itinerarios para la igualdad', que trabaja con mujeres en situación vulnerable. Hizo la solicitud cuando aún vivía con su marido. «Echando la solicitud tuve que responder algunas preguntas a las técnicos y ellas me decían: 'eso es maltrato' y yo me quedaba callada». Desde Cruz Roja se indica que para acceder a estos cursos hay que rellenar un cuestionario para detectar posibles nuevos casos de mujeres maltratadas, aunque no haya denuncia.
Tras hacer el curso on-line de atención al cliente esta mujer ha empezado a trabajar en una superficie comercial. «Hice el curso de madrugada, estaba medicada y mal». Su situación psicológica aún no es óptima, tiene varios trastornos diagnosticados como dependencia emocional a su ex marido y ansiedad por estrés post traumático. Consiguió hacer las prácticas de un mes en un momento muy difícil, recién dictada su orden de protección y cumplió. La han contratado y hay firmes posibilidades de continuidad.
Ana mira para atrás y da por buena la decisión que ha tomado. «Es otra vida distinta, tengo un puesto de trabajo, soy lista, sirvo y puedo alimentar a mis hijos», concluye satisfecha.
Teléfono: 016 Atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 52 idiomas diferentes.
WhatsApp y correo electrónico: las consultas online pueden realizarse a través del email 016-online@igualdad.gob.es, el canal del WhatsApp en el número 600.000.016 y el chat online, accesible desde la página web: https://violenciagenero.igualdad.gob.es.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.