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Ana B. Hernández
Domingo, 2 de junio 2024, 21:00
La nueva ley educativa, la Lomloe, comenzó a aplicarse hace tres cursos y las consecuencias para la asignatura de Religión que se vaticinaban, se están ... cumpliendo. La matriculación en esta materia se ha reducido de forma notable y los obispos extremeños buscan, por eso, cómo recuperarla.
Si casi el 100% de los escolares cursaban esta asignatura a comienzos de siglo y antes de la entrada en vigor de la también llamada Ley Celaá, en el curso 2019-2020, optaron por ella un 83% de los alumnos, la situación hoy nada tiene que ver. En el curso actual son un 53,19% los estudiantes extremeños que han elegido Religión, según los datos facilitados por la provincia eclesiástica de Extremadura o, lo que es lo mismo, por las tres diócesis de la región.
En concreto, son 78.204 alumnos de los 147.029 matriculados desde Infantil hasta Bachillerato los que este curso estudian Religión, aunque su presencia es muy distinta en las diferentes etapas educativas, en las diócesis y en función de la tipología de los centros educativos.
El interés por la materia va decayendo a medida que se avanza en los cursos. La matrícula alcanza el 60% en Infantil y Primaria, donde la cursan 53.050 de los 88.538 que hay en estas etapas en centros públicos y concertados. El porcentaje baja diez puntos y se sitúa en un 50% en la Educación Secundaria Obligatoria, con 22.131 de 44.184, y se desploma hasta el 21% en Bachillerato. Este curso solo se han matriculado en la materia 3.023 alumnos de 14.307.
Pero el tirón de la materia no solo no tiene nada que ver si se comparan centros públicos con privados y concertados, sino que las diferencias son importantes según la diócesis en la que se sitúe el centro educativo.
El porcentaje de matriculación es alto en las tres diócesis extremeñas, supera en casi todos los casos el 90% en los concertados, pero es dispar en cuanto a los centros públicos se refiere. Mientras la diócesis de Mérida-Badajoz presenta unas cifras altas en todas las etapas educativas, por encima de un 60%, la de Coria-Cáceres y la de Plasencia han visto reducida de forma notable la matrícula. Especialmente en Bachillerato, donde en los centros públicos ronda en ambas el 25%.
El descenso paulatino en el número de alumnos a medida que se avanza en las etapas educativas está directamente relacionado con la regulación de la asignatura en la Lomloe y su consideración dentro del currículum escolar. La asignatura es de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos. «Pero mientras en las etapas inferiores los estudiantes tienen que cursarla o elegir una alternativa, en Bachillerato no existe esta opción tras la entrada en vigor de la nueva ley», explica Francisco Maya, vicario general de la archidiócesis Mérida-Badajoz y secretario de la provincia eclesiástica de Extremadura.
Religión no tiene por tanto 'asignatura espejo' en Bachillerato, de tal modo que los estudiantes eligen entre la materia o tener una hora libre, y su calificación no cuenta para la nota media del alumno ni para solicitar becas ni para entrar en la Universidad. «Si además tenemos en cuenta que, en el horario lectivo, la materia se imparte a primera o última hora de la jornada, es de extrañar menos que la matrícula baje», afirma Francisco Maya.
Francisco Maya
Secretario de la provincia eclesiástica
La situación de Religión en la región ha sido por eso uno de los asuntos tratados por los tres obispos extremeños en la última reunión que han celebrado, el pasado 24 de mayo, y en la que han acordado llevar a cabo una campaña para mejorar los datos.
«Una campaña de concienciación dirigida tanto a los padres como a los centros educativos con la que promocionar la asignatura, dado el valor que tiene desde el diálogo fe-cultura», detalla el secretario de la provincia eclesiástica.
Francisco Maya defiende la necesidad de acercarse a una materia que, a lo largo de las diferentes etapas, muestra la figura de Jesús y la trayectoria de la Iglesia desde un punto de vista histórico y teológico, «porque no se puede entender la cultura sin el cristianismo», y también enseña los valores de la ética cristiana.
«En una sociedad marcada por la ausencia de valores, en los que muchos menores y jóvenes pierden el sentido de su vida, creemos necesario trabajar en la cultura de los valores, y nosotros planteamos los que emanan del Evangelio». Valores universales, añade Francisco Maya, «como son la fraternidad, la reconciliación, la solidaridad y la paz, todos precisos para la convivencia de la humanidad».
De su enseñanza en las aulas se ocupan este curso 317 docentes en Mérida-Badajoz, 170 en Coria-Cáceres y 223 en la diócesis de Plasencia. «Y queremos plantear también un plan de formación permanente para estos profesores», adelanta el secretario de la provincia eclesiástica extremeña.
«Tanto la campaña de promoción como el plan formativo lo presentaremos a la Consejería de Educación, que es la que se encarga de contratar a los docentes». A profesores, no obstante que proponen las diócesis para los centros educativos. En el caso de Infantil y Primaria, con la titulación universitaria, «tienen que ser maestros de Infantil y Primaria». En ESO y Bachillerato, se exige tener también la diplomatura en Teología y la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA). Una formación extra que se estudia en el Instituto de Teología de la provincia eclesiástica y que concede la Conferencia Episcopal.
Además de una campaña para promocionar la asignatura de Religión y elevar la matrícula, y un plan de formación permanente para los docentes que la imparten, los obispos extremeños adoptaron otros acuerdos en la última reunión que han mantenido para analizar el curso en marcha. «Creemos preciso que la Iglesia esté presente en los medios de comunicación de la región y, por eso, vamos a plantear a la Junta la posibilidad de que en Canal Extremadura se emita un programa de contenido religioso y cultural como hay en otras cadenas televisivas de titularidad pública», avanza Francisco Maya, vicario general de la archidiócesis Mérida-Badajoz y secretario de la provincia eclesiástica de Extremadura. Los obispos también han acordado plantear al SEPAD la asistencia religiosa a los centros de mayores de la comunidad autónoma, en el marco de la relación institucional que mantienen con la Junta y que califican de «positiva», y enviar una carta de agradecimiento al arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chávez, por aceptar que la eucaristía del día de la Virgen de Guadalupe sea presidida por el arzobispo de Mérida-Badajoz o alguno de los obispos de la provincia eclesiástica. Hasta ahora ha sido Francisco Cerro quien ha presidido la misa por el día de la patrona de Extremadura, «pero consideramos, así lo hemos transmitido y se ha aceptado, que esa celebración debe estar presidida por un obispo de la provincia eclesiástica», corrobora Francisco Maya. Una manera de acercar a la patrona a su región, porque se sigue dando la circunstancia de que Guadalupe y su monasterio continúan perteneciendo a la Archidiócesis de Toledo.
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