![«Aprobar la oposición de jueza con 26 años ha sido duro»](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2025/02/07/PHOTO-2025-02-05-13-54-53_1-kzmF-REcFjJZvz42rmaQjjGpOxMP-1200x840@Hoy-Hoy.jpg)
«Aprobar la oposición de jueza con 26 años ha sido duro»
Justicia en Extremadura ·
Cuatro años estudiando ocho horas diarias, gastos en libros y el preparador y ningún ingreso. Dos extremeñas recién nombradas juezas relatan su experienciaSecciones
Servicios
Destacamos
Justicia en Extremadura ·
Cuatro años estudiando ocho horas diarias, gastos en libros y el preparador y ningún ingreso. Dos extremeñas recién nombradas juezas relatan su experienciaMiércoles 5 de febrero de 2025, Cáceres. Probablemente, esta fecha y este sitio no se borrarán de la memoria de seis mujeres y un hombre, todos jóvenes. Porque llegar a este día les obligó a renunciar durante años a una parte de su juventud ... y de su vida, a la familia, la pareja, los amigos, el ocio, la fiesta. Los siete juraron o prometieron sus cargos el pasado día 5 en el salón de plenos del TSJEx (Tribunal Superior de Justicia de Extremadura). Son, ahora sí que sí, jueces titulares.
«El último año de opositora fue muy duro», reconoce Isabel Soriano Martínez (28 años, de Fregenal de la Sierra), que acaba de empezar su carrera profesional en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Badajoz como jueza en expectativa de destino, lo que significa que seguramente, la enviarán por periodos de varios meses a distintos juzgados según las necesidades de la demarcación.
«Mi idea –recuerda la joven– era hacer un máster en Derecho Deportivo, pero ese máster al final no salió adelante y me encontré sin saber muy bien qué hacer, porque no me gustaba la abogacía. Yo siempre había tenido espíritu de opositora, porque soy muy constante en los estudios, y la judicatura sí que me llamaba. Por aquello de poder echar una mano a los demás, de tener la oportunidad de ayudar a personas que no son capaces de resolver sus conflictos por sí mismas. Y me decidí a dar el paso de prepararme la oposición, con la idea de no parar hasta que la aprobara».
Esa decisión fue de tal calado que recuerda con detalle el primer día de su vida como opositora. «Fue el 5 de noviembre de 2018 –rememora–. Me estoy viendo sentada a la mesa, por la tarde, subrayando el primer tema y pensando 'Se acabó la vida social'». Y así fue. No se equivocó. «Me levantaba a las ocho menos cuarto y me ponía a estudiar sobre las ocho y media. Hasta las dos y media. Y por la tarde, de cuatro y media a ocho y media. Así, de lunes a sábado, durante tres años. Y durante el cuarto, en vez de estudiar siete u ocho horas diarias, eran diez o doce, porque empezaba a las siete de la mañana y lo dejaba a las nueve de la noche. Descansaba para comer y poco más».
Durante esos cuatro años de dedicación casi exclusiva a los estudios, se marcó dos rutinas: no acabar más tarde de las nueve y cuarto de la noche, y al terminar, salir a caminar o correr con su perra. «Ella ha sido mi válvula de escape», apunta Soriano, que no tiene antecedentes familiares relacionados con el ejercicio profesional de la justicia (su madre estudió Derecho pero no ha ejercido).
Quizás la recuerde algún docente del colegio público Arias Montano, en el que estudió antes de entrar en el IES Eugenio Hermoso, los dos en su pueblo. La carrera la cursó en la Universidad de Sevilla, entre otros motivos porque las comunicaciones desde Fregenal de la Sierra son más fáciles y cómodas con la capital andaluza que con Cáceres, donde está la facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura.
Carmen Lancho Agúndez
Nueva jueza en Almendralejo
Ya con el título bajo el brazo, se centró en la oposición, que aprobó el 11 de noviembre de 2022. Entre estas dos fechas que tan bien recuerda, hay 328 temas memorizados (94 temas de Derecho civil, 64 de penal, 59 de procesal civil, 40 de procesal penal, 28 de administrativo y laboral, 27 de constitucional y 16 de mercantil). «Los más difíciles quizás hayan sido algunos de Derecho Penal, en concreto los que tratan sobre delitos contra la propiedad industrial e intelectual», explica la nueva togada, que en su periodo formativo una vez aprobada la oposición, coincidió con Carmen Lancho Agúndez (28 años, de Malpartida de Cáceres), que también tomó posesión de su plaza el pasado día 5.
Las dos son extremeñas, y ambas aprobaron la oposición con 26 años, lo que quiere decir que han necesitado menos tiempo que la media, ya que según la estadística del Consejo General del Poder Judicial, lo normal es tardar un lustro. Más coincidencias: ninguna tiene padres o hermanos o abuelos o tíos o primos que ejerzan o hayan ejercido como jueces, fiscales o abogados. Y las dos vivirán en Extremadura su primera experiencia como juezas titulares. Más aún: ambas estarían encantadas de desarrollar toda su carrera en la comunidad.
Isabel Soriano Martínez
Nueva jueza en la Audiencia Provincial de Badajoz
«He vivido en Sevilla, Barcelona y Madrid, y en ningún sitio he tenido tanta tranquilidad como en Fregenal», resume Isabel Soriano. «Me encanta mi pueblo y me encanta Extremadura, y me encantaría trabajar siempre cerca de Fregenal. No soy ambiciosa en esto. Sería la más feliz del mundo trabajando en la Audiencia Provincial de Badajoz». Y si pudiera elegir, que fuera dedicándose a la jurisdicción penal, y más en concreto a los asuntos relacionados con menores, «un ámbito al que es difícil acceder pero que es el que más me gusta», admite la nueva jueza.
«A casi todos los nuevos jueces, penal es lo que más nos gusta», coincide Carmen Lancho, que también tiene claro que prefiere su tierra a cualquier otro sitio del país. «Yo me veo en Extremadura de por vida –asegura–. Por arraigo, por mi familia y mi pareja, y porque aquí se vive y se trabaja muy bien».
Cita la joven «la calidad humana y profesional de los jueces y demás compañeros» constatada durante la formación que ha completado antes de jurar su cargo. Tras aprobar la oposición, los futuros jueces pasan once meses en la Escuela Judicial de Barcelona (ya cobrando un sueldo). Después, medio año de prácticas tuteladas, un periodo en el que ya toman declaraciones, dirigen vistas y redactan borradores de resoluciones, autos, providencias o sentencias, todo ello bajo la supervisión de un juez tutor, que es quien firmará los documentos. El último paso son cuatro meses como jueces sustitutos o de refuerzo.
«Yo no siempre tuve claro que quería ser jueza», se sincera Carmen Lancho, que estudió Primaria y Secundaria en Malpartida de Cáceres, y el Bachillerato en el IES Hernández Pacheco de Cáceres. Se graduó en Derecho por la UEx. «La idea me rondaba estando en el instituto –recuerda–. Me llamaba la atención la figura del juez, y la carrera me lo ratificó. Tenía claro que quería estudiar Derecho y después opositar, y entre las oposiciones posibles, me decidí por la de judicatura».
«Los años estudiando sí que han sido duros en parte», hace balance Lancho. «Cuando empiezas a opositar, la vida te cambia por completo. El tiempo que antes pasabas con la familia, la pareja o los amigos, ahora es para estudiar. Tienes que mentalizarte bien, ser consciente de dónde te estás metiendo, porque sabes cuando empiezas pero no cuándo se acabará. No sabes si van a ser dos años o cuatro u ocho. Es un periodo que exige fortaleza mental y sacrificio personal, y seguridad en una misma».
Ella se marcó una rutina para cumplir a rajatabla: estudio de 9 a 15 horas y de 16 a 19 ó 20, clase con el preparador los lunes y jueves por la tarde, y descanso el sábado o domingo. «Lo más complicado no ha sido el temario, sino el aspecto psicológico, porque vives una montaña rusa emocional, con periodos en los que estás muy motivada y otros de desmotivación. Y sientes miedo, frustración, incertidumbre... Hay que aprender a convivir con todo eso, asumir que es normal, que forma parte del proceso».
Y luego hay un momento concreto que es tan difícil como especial: el primer examen oral en el Tribunal Supremo, frente a un tribunal formado por magistrados, fiscales o abogados del Estado, todos mirando al aspirante. «Impone muchísimo, no hay sensación que pueda describirlo, es un momento de alegría, pero la solemnidad del sitio y del examen en sí aterra», cuenta la nueva jueza de Almendralejo. Ese trance hay que pasarlo dos veces, y antes, un examen tipo test.
Al hacer balance, las dos coinciden en que opositar a juez tiene también un coste económico. «Son cuatro años –apunta Lancho– en los que te dedicas solo a estudiar, no puedes trabajar, así que necesitas un respaldo, por eso me gusta que la reforma en trámite del acceso a la carrera judicial incluya las becas, aunque es una novedad relativa, porque ya hay asociaciones y gobiernos autonómicos que las conceden». «La oposición –completa Soriano– exige unos libros que comprar y en la mayoría de los casos, un preparados al que pagar, pero ya hay becas, que vienen muy bien a mucha gente».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.